¡°No se necesita ning¨²n amparo religioso para que existan los derechos humanos¡±
Elizabeth Odio Benito ser¨¢ la segunda mujer en presidir la Corte Interamericana de Derechos Humanos en sus cuatro d¨¦cadas de existencia. "Hay un retroceso grande en derechos humanos", asegura
Elizabeth Odio Benito (Puntarenas, Costa Rica, 1939) ser¨¢ a partir del 1 de enero la segunda mujer en presidir la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) en sus cuatro d¨¦cadas de existencia. Esta abogada costarricense, ¨²nica juez en la actualidad de este tribunal internacional, tiene 80 a?os y pide decir su edad, orgullosa de su larga carrera como profesora, pol¨ªtica y jurista internacional.
Declarada feminista desde hace a?os, Odio presidir¨¢ la Corte en un momento en el que el rechazo a la violencia contra la mujer saca a las calles a miles de personas en Am¨¦rica Latina. Mira ahora la evoluci¨®n de los derechos de la mujer y recuerda aquellos a?os en los que fue ministra de Justicia (1978-1982 y 1990-1994) o vicepresidenta de la Rep¨²blica y responsable de Ambiente (1998-2002) cuando ni siquiera hab¨ªan salido al debate p¨²blico muchas de las demandas actuales. Tambi¨¦n ha sido juez de la Corte Penal Internacional (2003) y del Tribunal Penal para la antigua Yugoslavia (1993-1998), donde imprimi¨® su pensamiento feminista a favor de mujeres en situaci¨®n de guerra.
Hija de maestros, descendiente de inmigrantes cubanos y espa?oles, y aficionada al f¨²tbol; Odio defiende, sobre las protestas en Chile, que los?modelos econ¨®micos que privilegian a ciertos sectores y deprimen a otros llegan a un momento en el que los m¨¢s castigados protestan.
Pregunta.?Usted es la segunda mujer que preside la Corte IDH en 40 a?os, y solo la quinta juez entre 34 varones que ha tenido este tribunal. ?Qu¨¦ mensaje quiere dar esta instituci¨®n al elegirla presidenta?
Respuesta. Esta Corte tiene como misi¨®n proteger los derechos humanos de todos y todas y luchar por los principios de igualdad y no discriminaci¨®n. Lo ha hecho muy bien, pero los gobiernos son los que proponen a los candidatos para integrar la Corte y casi todos han sido hombres. Ha sido una discriminaci¨®n aberrante, pero es indudable que la Corte da mucha importancia al contexto de lo que ocurre en Am¨¦rica Latina. Hace 40 a?os, cuando naci¨®, hab¨ªa dictaduras militares que violentaban los derechos humanos de manera atroz y la Corte fue sacando la tarea, pero ahora enfrenta un momento delicado. Hay revueltas sociales en muchos pa¨ªses de Am¨¦rica Latina y se nota malestar de las sociedades al no sentir satisfechas las obligaciones de los estados de respetar los derechos civiles y pol¨ªticos, y tambi¨¦n los econ¨®micos, sociales y medioambientales. Este es un continente muy violento y el m¨¢s desigual del planeta, lo que se refleja en cada pa¨ªs, incluida Costa Rica. La gente est¨¢ muy insatisfecha y en ese contexto yo empiezo mi presidencia en la Corte.
P. Tambi¨¦n es un momento diferente para el movimiento feminista.
R. Creo que mi militancia feminista, conocida as¨ª desde hace muchos a?os, influy¨® positivamente en la decisi¨®n de mis colegas. Creo que ellos pensaron que era buen momento para que una mujer que ha dedicado su vida a los derechos humanos de las mujeres, y especialmente de las mujeres en situaci¨®n de pobreza y violencia, asumiera la presidencia. Creo que pes¨® positivamente.
P.??C¨®mo explica que Un violador en tu camino se haya extendido por el mundo?
R. Eso nos dice que la violencia contra las mujeres, especialmente la sexual, se ha convertido en una pandemia, como dijo una vez el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. No es una epidemia, es una pandemia, una situaci¨®n dram¨¢tica que ocurre en todos nuestros pa¨ªses y en nuestros hogares. Cuando ese tipo de protestas se viralizan, es porque hay una sensaci¨®n en las mujeres de todas las edades y en muchos hombres de que hay que denunciarlo y poner un remedio a esta atrocidad.
P. ?C¨®mo explica el impulso que han tomado corrientes pol¨ªticas conservadoras de la mano de organizaciones religiosas?
R. Hay un punto esencial: los derechos humanos no son una religi¨®n ni est¨¢n vinculados a ninguna religi¨®n. Son una ¨¦tica laica y tiene que ver con derechos fundamentales que desde milenios se atribuyen a las personas por ser tales. No se necesita ning¨²n amparo religioso para que existan los derechos humanos ni para el derecho internacional que los protege. Si as¨ª fuera, no se reconocer¨ªan los derechos humanos para las mujeres, como ocurre entre los musulmanes extremistas, aunque no son los ¨²nicos. Confundir derechos humanos con religi¨®n es un error garrafal.
P. Pero muchos cometen esa confusi¨®n.
R. Y la est¨¢n cometiendo a sabiendas. Por eso es tan importante impulsar los derechos humanos en la educaci¨®n formal y en nuestros hogares.
P.?Hay varias tendencias pol¨ªticas que pretenden mezclar religi¨®n y pol¨ªtica. ?Supone un retroceso en derechos humanos?
R. La l¨ªnea de progreso en derechos humanos no va siempre hacia adelante. Hay ¨¦pocas en las que hemos ido para atr¨¢s. Cuando uno ve lo que ha ocurrido con el cambio clim¨¢tico por responder a intereses pol¨ªticos y econ¨®micos de ciertos sectores, se da cuenta de que eso mismo se replica en todos los ¨®rdenes. En los derechos de las mujeres, de la poblaci¨®n afrodescendiente e ind¨ªgenas, la ni?ez¡ ?Por qu¨¦ estamos como estamos con la trata de personas y con la esclavitud? Hay pa¨ªses en nuestro continente en donde hay trabajo esclavo. Tuvimos una sentencia en diciembre de 2016 que comprob¨® c¨®mo se daba esa esclavitud en una serie de regiones de Brasil. Hay trata de mujeres, de ni?os o de migrantes. Hace unos a?os se recib¨ªa a los migrantes y ahora se les cierran las puertas. Hay un retroceso grande en derechos humanos, pero en general en principios como la solidaridad, la empat¨ªa y la equidad en las relaciones humanas.
P. El 66,5% del presupuesto anual de la Corte proviene del fondo regular de la Organizaci¨®n de Estados Americanos, el 7% de aportes de los Estados miembros un y 26%, de cooperaci¨®n externa. Una manera de golpear a la Corte es la presupuestaria. ?Ha podido mejorar su situaci¨®n financiera?
R. La Corte IDH siempre ha sido pobre y nos damos cuenta de que lo econ¨®mico es un mecanismo perverso que usan unos gobiernos que no creen en la globalidad de los derechos humanos para limitar poco a poco a este tribunal. Nosotros seguiremos trabajando con el presupuesto que tengamos, pero hay programas que se pueden ver limitados, como las capacitaciones de autoridades judiciales en los pa¨ªses y las visitas al terreno. Muchos gobiernos s¨ª son generosos y han dado el financiamiento y seguir¨¢n d¨¢ndolo.?
P. Hablaba usted al principio sobre las protestas sociales en este ¨²ltimo trimestre y en algunos casos ha participado el ej¨¦rcito. ?C¨®mo eval¨²a su actuaci¨®n?
R. No cabe la menor duda de que ha habido problemas muy serios por el uso de la fuerza por parte de los ¨®rganos de vigilancia y tambi¨¦n de los ej¨¦rcitos. Eso ha motivado la preocupaci¨®n de la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y de la oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, entre otras organizaciones internacionales. Los informes de estas instituciones deben ser enviados a los Gobiernos para que tomen nota y corrijan lo necesario. Yo frente a esto solo puedo externar preocupaci¨®n; no corresponde a los ej¨¦rcitos gobernar a los pa¨ªses de ninguna manera. Cuando lo han hecho, los resultados han sido muy negativos. Obviamente la circunstancia de que en mi pa¨ªs no haya Ej¨¦rcito demuestra que es posible vivir en democracia y en derechos humanos sin tener fuerzas armadas.
P.?Chile era un pa¨ªs aplaudido por sus logros econ¨®micos y democr¨¢ticos. ?C¨®mo se explica lo que pasa ahora?
R. Mi interpretaci¨®n personal, que no puede ser atribuida a esta Corte, es que estos modelos econ¨®micos que privilegian a ciertos sectores y deprimen a otros llegan a un momento en el que los que tienen m¨¢s carencias protestan. En el caso de Chile fue una explosi¨®n de una situaci¨®n que se ven¨ªa sintiendo tensa desde hac¨ªa tiempo y que reaccion¨® en cadena despu¨¦s de ese aumento en el pasaje del metro. Es una protesta leg¨ªtima que nada tiene que ver con el vandalismo; lo que pasa es que cuando esto ocurre siempre hay v¨¢ndalos que se aprovechan, como pas¨® en Chile, Bolivia y Colombia.
P.??Ve un elemento com¨²n que explique lo que pasa en varios pa¨ªses m¨¢s all¨¢ de la insatisfacci¨®n popular?
R. Cada pa¨ªs tiene factores propios e historias propias. Colombia ha vivido una guerra civil muy larga y prolongada y eso deja muchas marcas y da?os en el tejido social. Eso es muy diferente a lo que pudo pasar en Bolivia o Chile. Casa pa¨ªs tiene sus particularidades y por eso las protestas son diferentes, aunque es indudable que los grupos ven lo que se hace en un pa¨ªs y piensen que en su pa¨ªs tambi¨¦n se puede hacer.
P.??Es realista pensar en un aumento en la cantidad de estados que reconocen la jurisdicci¨®n de la Corte IDH [ahora son 20 de los 25 que suscribieron la Convenci¨®n Interamericana, aunque la OEA tiene 35 miembros]?
R. Yo pertenezco al gremio de las optimistas, porque si no, no hubiera hecho nada de lo que hecho. S¨ª creo que la seriedad con que la Corte enfrenta sus tareas har¨¢ que m¨¢s Estados suscriban el Pacto de San Jos¨¦ [la convenci¨®n americana sobre derechos humanos aprobada en 1969 por al OEA] o que reviertan la decisi¨®n de salirse.
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