Los ataques de las milicias a las fuerzas de EE UU agravan la inestabilidad en Irak
El Gobierno en funciones de Bagdad carece de capacidad para frenar la escalada
Los bombardeos de Estados Unidos no amilanan a las milicias proiran¨ªes de Irak. Empe?adas en su objetivo de expulsar de este pa¨ªs a las tropas de la superpotencia, han vuelto a atacar la base de Taji este fin de semana, por segunda vez en 72 horas. La escalada llega en un momento especialmente dif¨ªcil para Irak, con un Gobierno en funciones, la crisis del coronavirus y el precio del petr¨®leo (su principal fuente de ingresos) en ca¨ªda libre.
A diferencia del jueves, cuando el ataque mat¨® a dos soldados estadounidenses y una brit¨¢nica, la treintena de cohetes Katyusha lanzados a media ma?ana del s¨¢bado alcanzaron las unidades de la defensa a¨¦rea iraqu¨ª en Taji. No est¨¢ claro si por error o como advertencia. Sus instalaciones se encuentran cerca de la zona donde se aloja la coalici¨®n internacional. Dos soldados iraqu¨ªes y tres estadounidenses resultaron heridos de gravedad; tambi¨¦n quedaron da?adas las pistas de la base, que se encuentra a 30 kil¨®metros al norte de Bagdad.
A finales de febrero, un responsable de Kataeb Hezbol¨¢, Abu Ali Askari, hizo un llamamiento a todos los iraqu¨ªes, y en particular a los miembros de las fuerzas de seguridad, para que ¡°dejaran de trabajar con los americanos¡±. Washington acusa a esa milicia, que califica de organizaci¨®n terrorista, de los ataques contra sus intereses. Estados Unidos tiene 5.000 soldados desplegados en Irak en el marco de una coalici¨®n internacional que el Gobierno de Bagdad solicit¨® en 2014 para combatir al Estado Isl¨¢mico y en la que tambi¨¦n participa Espa?a.
Hoshyar Zebari, exministro iraqu¨ª de Exteriores, considera que el nuevo ataque a la base de Taji constituye ¡°otra indicaci¨®n de que [las milicias] pretenden una escalada contra Estados Unidos y las fuerzas de la coalici¨®n internacional que trabajan en Irak¡±. As¨ª lo ha expresado en su cuenta de Twitter donde se muestra convencido de que va a ver ¡°m¨¢s acciones de represalia¡±.
Desde que el presidente Donald Trump sac¨® a su pa¨ªs del acuerdo nuclear en 2018, la Rep¨²blica Isl¨¢mica, que respalda a las milicias chi¨ªes, reanud¨® sus llamamientos a expulsar a las tropas norteamericanas de Irak y el resto de Oriente Pr¨®ximo. Pero esa ret¨®rica ha adquirido vida propia desde el pasado enero, cuando en una operaci¨®n de represalia por un ataque que mat¨® a un estadounidense, Washington asesin¨® al general iran¨ª Qasem Soleimani y a su mano derecha en Irak, Abu Mahdi al Mohandes, fundador de Kataeb Hezbol¨¢.
Ahora, ese ciclo de violencia amenaza con hundir Irak a¨²n m¨¢s en la inestabilidad. A pesar de haber logrado expulsar al Estado Isl¨¢mico de un tercio de su territorio, el pa¨ªs no ha logrado deshacerse de la pol¨ªtica sectaria que arraig¨® tras el derribo de Sadam Husein por EEUU en 2003. Desde octubre del a?o pasado, amplias protestas populares han reclamado el fin de la corrupci¨®n y el reparto de las instituciones entre los distintos grupos comunitarios. La presi¨®n de la calle llev¨® al primer ministro Adel Abdelmahdi a dimitir en diciembre. Sin embargo, los pol¨ªticos han sido incapaces de consensuar un remplazo.
En esa precaria situaci¨®n institucional, el pa¨ªs se ha encontrado con una doble crisis: la epidemia de coronavirus y la ca¨ªda del barril de petr¨®leo. Dado que el crudo constituye su principal fuente de ingresos, la guerra de precios en la que se han enzarzado Arabia Saud¨ª y Rusia constituye un golpe a su l¨ªnea de flotaci¨®n. Con la perspectiva de una disminuci¨®n significativa de los ingresos, el Gobierno dif¨ªcilmente puede responder a la epidemia.
De momento, s¨®lo ha confirmado 110 personas infectadas de las que han muerto nueve en una poblaci¨®n de 38 millones. Pero nadie duda de que son muchos m¨¢s habida cuenta tanto de los contactos comerciales, religiosos y militares con el vecino Ir¨¢n, como de la precariedad de la red sanitaria. Hasta el cierre de fronteras a finales de febrero, decenas de miles de peregrinos llegaban a diario para visitar los lugares santos del islam chi¨ª.
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