Rodrigo Uprimny: ¡°Colombia est¨¢ viviendo una primavera democr¨¢tica¡±
El jurista e investigador colombiano propone medidas y mecanismos para superar la crisis provocada por las protestas contra el Gobierno y la represi¨®n policial
El constitucionalista Rodrigo Uprimny (Bogot¨¢, 62 a?os) es una voz respetada en el debate p¨²blico colombiano. Profesor y catedr¨¢tico em¨¦rito de la Universidad Nacional de Colombia dirigi¨® durante una d¨¦cada el Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad, Dejusticia, al que sigue estrechamente vinculado. Con una maestr¨ªa en sociolog¨ªa del desarrollo en Par¨ªs y un doctorado en Econom¨ªa en Amiens, en Francia, sus columnas en El Espectador y La Silla Vac¨ªa son de las m¨¢s le¨ªdas y comentadas en Colombia. Cuenta desde su apartamento en Bogot¨¢ que ha estado ¡°muy guardado¡± durante la pandemia para cuidar su salud. En medio de la oleada de protestas contra el Ejecutivo de Iv¨¢n Duque, que ya cumple m¨¢s de dos semanas y se ha estrellado contra la represi¨®n policial, propone en esta entrevista virtual con EL PA?S posibles salidas para la crisis.
Pregunta. ?C¨®mo definir¨ªa el momento que atraviesa Colombia?
Respuesta. Colombia est¨¢ viviendo una crisis que admite lecturas y salidas diversas, incluso dos opuestas. La primera es que, por el efecto democratizador del acuerdo de paz, hace que salga el tema del conflicto armado que ha dominado la pol¨ªtica colombiana durante los ¨²ltimos 30 a?os, han surgido otras reivindicaciones, otros problemas. Colombia estar¨ªa viviendo, especialmente desde 2019, una especie de primavera democr¨¢tica. La gente se est¨¢ movilizando, hay nuevos actores en las calles, como los estudiantes ¨Co m¨¢s que los estudiantes incluso los j¨®venes, pues algunos ni siquiera son estudiantes¨C, haciendo reclamos para que una cantidad de problemas acumulados sean enfrentados. Los problemas de la desigualdad, de la falta de futuro, de la implementaci¨®n del acuerdo de paz, del asesinato de l¨ªderes sociales, reivindicaciones ambientales, de los pueblos ind¨ªgenas. Entonces estar¨ªamos en una democracia callejera que Colombia no ha tenido mucho, a diferencia de otros pa¨ªses de Am¨¦rica latina que est¨¢n acostumbrados a manifestaciones y protestas enormes. Eso ser¨ªa un giro muy positivo que va a permitir una democracia m¨¢s profunda y m¨¢s s¨®lida. Esa es la lectura optimista.
P. ?Y la pesimista?
R. Que tal vez tambi¨¦n como consecuencia del acuerdo de paz lo que estamos viendo es una sociedad polarizada, dividida, una sociedad desarticulada e ingobernable con falta de liderazgos claros y l¨²cidos por todos lados, tanto presidencial como de los promotores del paro. Las protestas, la crisis, las manifestaciones en plena pandemia, los bloqueos que afectan derechos de otros, las violencias inaceptables de algunos manifestantes y las graves violaciones de derechos humanos en la represi¨®n policial, todo eso muestra una sociedad polarizada. Entonces, la persistencia indefinida del paro y los bloqueos va a incrementar las violencias. Y dada la precariedad de los organismos de control y de la Fiscal¨ªa por su excesiva cercan¨ªa al Gobierno, los riesgos de una salida autoritaria y un debilitamiento de la ya d¨¦bil democracia colombiana son grandes.
P. ?Por cu¨¢l se inclina?
Estamos en una situaci¨®n ambigua en la que ambas lecturas tienen elementos reales. Yo quisiera que la interpretaci¨®n correcta sea la primera, pero reconozco elementos de verdad en la lectura pesimista. Estamos en una crisis compleja que puede encaminarse a cualquier de los dos lados, sin una salida clara.
P. ?C¨®mo valora el liderazgo del presidente Duque en esta coyuntura? ?Es comparable con otros momentos hist¨®ricos del pa¨ªs?
R. Colombia ha vivido crisis muy graves, lo que no recuerdo es una crisis grave con una movilizaci¨®n ciudadana tan intensa. Es esa combinaci¨®n la que es nueva. Antes vivimos crisis por violencias, atentados terroristas, conflicto armado, pero una crisis que est¨¦ originada por una movilizaci¨®n social persistente durante m¨¢s de dos semanas es nueva en la historia colombiana de los ¨²ltimos 50 a?os. El Gobierno desencaden¨® la crisis por varias razones. En las marchas de 2019, que ya hab¨ªan sido muy intensas, trat¨® de desactivarlas con la llamada conversaci¨®n nacional, esos di¨¢logos en Palacio o en Bogot¨¢ que realmente no condujeron a nada. Lo ¨²nico que se acept¨® fue defender la aprobaci¨®n del acuerdo de Escaz¨² [el tratado regional sobre asuntos ambientales que puede frenar los asesinatos de ecologistas], pero ni siquiera fue capaz de hacerlo pasar en el Congreso, entonces queda ese acumulado de que frente a las movilizaciones masivas este Gobierno va a responder con t¨¢cticas dilatorias. Y luego desencaden¨® la crisis planteando una reforma tributaria que ten¨ªa unos elementos positivos, pero que de todos modos le pegaba con nuevos impuestos a sectores populares y de clase media en plena pandemia. Ha faltado liderazgo.
P. ?El Gobierno estigmatiza la movilizaci¨®n social?
R. S¨ª, la estigmatiza. A pesar de que el discurso del Gobierno siempre comienza por decir que reconoce el derecho a la protesta pac¨ªfica, lo cual est¨¢ bien, porque en Colombia no siempre fue as¨ª. No llega a los extremos del expresidente ?lvaro Uribe de hablar de revoluci¨®n molecular disipada [el concepto de un te¨®rico chileno que los analistas consideran un instrumento para justificar la violencia policial], pero da la misma impresi¨®n en ciertos momentos. Ha sido una movilizaci¨®n masiva esencialmente pac¨ªfica, aunque ha habido hechos de violencia totalmente inaceptables, como la tentativa de quemar polic¨ªas en una de las noches m¨¢s duras en Bogot¨¢. En muchos momentos el presidente y sus funcionarios s¨ª han tenido lecturas estigmatizadoras de la crisis.
P. La clave generacional ha estado muy marcada
R. Es muy fuerte el tema generacional y la participaci¨®n de los j¨®venes. Con muchos estudiantes, pero tampoco es mayo del 68, no es un movimiento estudiantil que genera una crisis sino una participaci¨®n protag¨®nica de la juventud en las protestas. Es algo que no es tan f¨¢cil de interpretar, salvo que es una juventud que no ve un futuro claro. Una parte tiene rabias acumuladas. A pesar de que quienes salen a las calles son esencialmente j¨®venes, como en muchos casos en el mundo, creo que tambi¨¦n pesa la pandemia. Muchos adultos mayores se abstienen de salir debido a que estamos en el peor pico de la pandemia, con 500 muertos diarios, contagios alt¨ªsimos y el sistema de salud al borde del colapso. Eso inhibe a alguna gente de salir. Pero con esos matices, la brecha generacional es real. Lo cual podr¨ªa darles a las universidades un protagonismo importante.
P. ?Cu¨¢les son las salidas? ?Qu¨¦ podemos esperar llegados a este punto?
R. No hay una f¨®rmula m¨¢gica, y no va a haber algo convocante y suficiente como la constituyente en Chile. Eso no lo hay. Pero s¨ª hay una serie de medidas y mecanismos que deben ayudar primero a distensionar lo m¨¢s r¨¢pidamente en el corto plazo, para desescalar la violencia, y al mismo tiempo generar unas negociaciones que permitan mantener una ciudadan¨ªa movilizada pero no con paros y bloqueos permanentes y prolongados. Para desescalar, hay que escalar los derechos humanos y ponerlos en el centro del manejo de la crisis. Eso puede sonar ret¨®rico, pero quiere decir cosas concretas. El presidente, que ya hizo una declaraci¨®n muy d¨¦bil, debe decir que no se van a tolerar abusos de la fuerza p¨²blica ¨Cque deben ser investigados y sancionados¨C. A su vez, los promotores del paro deben decir que est¨¢n en contra de los actos de vandalismo ¨Cque debe ser investigado y sancionado¨C.
P. ?Y que debe hacer la Fiscal¨ªa?
R. La Fiscal¨ªa debe realmente investigar todos esos hechos en lugar de decir bobadas como que se va a quedar con los camiones del paro. Debido a la desconfianza frente a la Fiscal¨ªa y los organismos de control, especialmente de quienes protestan, se puede crear una especie de comisi¨®n de la verdad para estos hechos. Una comisi¨®n internacional como se ha hecho en otros pa¨ªses que, bajo el amparo de la CIDH o la alta comisionada de Derechos Humanos de Naciones Unidas, pudiera en pocos meses sacar un informe que no va a tener valor judicial, pero permitir¨ªa esclarecer con mayor imparcialidad los hechos. Que eso permita a quienes promueven el paro aceptar levantarlo sin que eso signifique hablar de la impunidad de esos cr¨ªmenes. Esos mecanismos de desescalada son muy importantes. Tambi¨¦n la necesidad de que haya unas negociaciones y deliberaciones en el ¨¢mbito local. Es decir, que todo no se juegue a una mesa nacional ¨²nica, sino que dado que las protestas han sido m¨²ltiples y diversas entonces uno pueda revivir instancias de democracia local ¨Ccomo los cabildos abiertos o los consejos territoriales de paz¨C para darle a la ciudadan¨ªa que quiere seguir manteni¨¦ndose movilizada espacios que luego permitan o bien soluciones locales a ciertos temas o escalonar esas demandas a nivel nacional. No hay salida f¨¢cil, en singular, pero s¨ª hay salidas democr¨¢ticas.
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