La salida de Merkel acent¨²a la p¨¦rdida de poder de los populares en la Uni¨®n Europea
Los conservadores gobiernan en ocho pa¨ªses que solo representan el 11% de la poblaci¨®n del club, frente al 36% de los miembros con un Ejecutivo liderado por socialistas
La formidable maquinaria del Partido Popular Europeo, que domina Bruselas desde hace m¨¢s de 20 a?os, comienza a perder fuerza y corre el riesgo de griparse. La salida de la canciller Angela Merkel deja a los conservadores sin cabeza visible y con solo ocho sillas de 27 en el Consejo Europeo. La mengua es de tal magnitud que desde este mi¨¦rcoles, con el relevo en Berl¨ªn, el mayor pa¨ªs con gobierno de los populares ya no es Alemania, sino Rumania. Las principales potencias de la Uni¨®n est¨¢n en manos de socialistas, liberales o ultraconservadores, lo que empuja al PPE hacia una traves¨ªa del desierto de incierto recorrido y final.
Con la salida de Merkel, el PPE no solo pierde a su l¨ªder de mayor envergadura, sino que los conservadores tambi¨¦n dejan de estar al frente del pa¨ªs m¨¢s poblado de la UE y su principal econom¨ªa. Los l¨ªderes restantes de la formaci¨®n representan a ocho pa¨ªses (Rumania, Grecia, Austria, Croacia, Eslovenia, Lituania, Letonia y Chipre) que solo suman el 11,3% de la poblaci¨®n europea. Los socialistas, con siete jefaturas de Gobierno, suponen el 36,3% de la poblaci¨®n, gracias, sobre todo, al peso que les da la Alemania de Olaf Scholz y la Espa?a de Pedro S¨¢nchez.
El primer ministro conservador con m¨¢s fuste es el croata Andrej Plenkovic. Un caso de corrupci¨®n ha borrado del mapa al austriaco Sebastian Kurz, uno de los aspirantes a tomar el relevo de Merkel. Y la ¨²nica fuerza conservadora emergente en el poder tras la ca¨ªda de Kurz es el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis. El resto de l¨ªderes conservadores significativos, como Pablo Casado, se encuentran en la oposici¨®n o como miembros secundarios de alguna coalici¨®n.
El secretario general del PPE, el eurodiputado Antonio L¨®pez-Ist¨²riz, reconoce que la formaci¨®n se encuentra ¡°en un momento delicado¡±. Pero se muestra optimista sobre las posibilidades de recuperar el terreno perdido. ¡°No quiero amargarle la fiesta a nadie, pero todos los sondeos que manejamos vuelven a dar la victoria al PPE en las elecciones para el Parlamento Europeo en 2024¡å. Los populares han ganado los comicios europeos cinco veces consecutivas desde 1999.
Fuentes socialistas, en cambio, celebran que ¡°despu¨¦s de tantos a?os hablando de crisis de la socialdemocracia¡± han recuperado gobiernos tan importantes como el de Alemania. Las mismas fuentes perciben vientos electorales m¨¢s favorables, ¡°tal vez porque la pandemia ha puesto de relieve la importancia de lo p¨²blico¡±.
Durante a?os, los conservadores observaban de reojo los batacazos electorales de la socialdemocracia, entre la satisfacci¨®n por la debilidad de un rival y la sospecha de que el mismo mal acabar¨ªa corroyendo su base electoral. Esos temores empiezan a materializarse y el todopoderoso PPE, tras el fin este mi¨¦rcoles de la era Merkel, ya no gobierna en ninguna de las cinco principales econom¨ªas de la zona euro (Alemania, Francia, Italia, Espa?a y Pa¨ªses Bajos) ni en ninguno de los pa¨ªses fundadores de la UE (los tres del Benelux tienen primeros ministros liberales).
El PPE tambi¨¦n ha perdido en Europa central, un basti¨®n del voto conservador, donde opciones m¨¢s extremas copan el favor de los votantes, sobre todo en Polonia y Hungr¨ªa. La escena internacional tampoco es favorable y los posibles aliados, como los conservadores brit¨¢nicos o estadounidenses, se encuentran en una deriva populista poco compatible con la democracia-cristiana m¨¢s tradicional.
El PPE se ve as¨ª abocado a una imprescindible renovaci¨®n tras 16 a?os de liderazgo casi incontestado de Merkel. Pero la formaci¨®n carece de momento de un relevo claro en el liderazgo y de unidad suficiente sobre el camino a seguir, con algunas delegaciones nacionales apegadas a las esencias democristianas y otras dispuestas a ensayar posiciones cercanas a la extrema derecha o incluso el populismo. L¨®pez-Ist¨²riz se muestra convencido de que finalmente ¡°se impondr¨¢n las tesis de centro, porque el populismo y sus tentaciones de gran repercusi¨®n medi¨¢tica solo es para pol¨ªticos de tercera¡±.
La primera etapa consistir¨¢ en dirimir el relevo de Merkel en la CDU. El liderazgo del principal partido del PPE qued¨® en el aire tras la derrota de Armin Laschet en las elecciones de septiembre frente a los socialistas liderados por Scholz. Los conservadores alemanes esperan contar con nuevo l¨ªder en enero de 2022, lo que marcar¨ªa la cuenta atr¨¢s para intentar relanzar el PPE.
El PPE tiene previsto celebrar un congreso el 31 de mayo y el 1 de junio del a?o que viene para pactar su nuevo programa y su nuevo liderazgo. La convocatoria buscar¨¢ sellar la cohesi¨®n necesaria para afrontar el final de la legislatura europea y la cita con las urnas europeas a mediados de 2024. Pero con una presencia menguante en muchos Estados miembros y un ala del partido reclamando un endurecimiento de posiciones para competir con la extrema derecha, el congreso corre el riego de ahondar m¨¢s que sellar las fisuras.
Batalla por el liderazgo
La disputa por el liderazgo puede acentuar las diferencias. El actual presidente del grupo popular en el Parlamento Europeo, Manfred Weber, aspira a hacerse tambi¨¦n con la presidencia del partido, puesto ocupado ahora por el polaco Donald Tusk. Weber parece querer reforzar su posici¨®n con vistas a una posible candidatura a la Comisi¨®n Europea, cargo que acarici¨® en 2019, pero que finalmente fue para su compa?era de partido, Ursula von der Leyen. Sin embargo, la doble presidencia de Weber ¡ªen el Parlamento y en el partido¡ª no convence a algunas delegaciones, dado que ni a nivel europeo ni a nivel nacional se suelen compatibilizar ambos puestos.
La batalla, por tanto, podr¨ªa ser cruenta. Y Weber, que este a?o tambi¨¦n ha renunciado a la presidencia del Parlamento Europeo, podr¨ªa acabar fuera de juego al multiplicar sus apuestas y dejar al partido en una situaci¨®n a¨²n m¨¢s delicada.
De momento, el PPE vive del r¨¦dito electoral de los ¨²ltimos a?os. Los populares conforman el mayor grupo del Parlamento Europeo, ocupan la presidencia de la Comisi¨®n Europea, con Ursula von der Leyen, la presidencia del Eurogrupo, con Paschal Donohoe, y aspiran a hacerse con la del Parlamento el pr¨®ximo enero. Pero la realidad es que la democracia cristiana ¡ªpilar central del PPE¡ª se ha contagiado del declive que minaba desde hace a?os a Socialistas & Dem¨®cratas (S&D), la segunda formaci¨®n m¨¢s poderosa en Bruselas.
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