El bucle del Brexit atrapa a los conservadores y laboristas del Reino Unido
El Gobierno de Sunak teme la ira de los euroesc¨¦pticos ante cualquier acercamiento a Bruselas mientras que la oposici¨®n utiliza la salida de la UE como arma arrojadiza sin plantear alternativas. El 56% de la ciudadan¨ªa admite que abandonar el club europeo fue un error
Cuando se trata del Brexit, conservadores y laboristas se aferran antes a la omert¨¢ siciliana que obliga a silenciar las fechor¨ªas que al pragmatismo del que los brit¨¢nicos han hecho siempre gala. Tanto el primer ministro, Rishi Sunak, como el l¨ªder de la oposici¨®n, el laborista Keir Starmer, son conscientes de que, de todas las causas que han llevado al Reino Unido a la recesi¨®n actual ¨Dpandemia, guerra de Ucrania, inflaci¨®n...¨D, solo una es aut¨®ctona y tendr¨ªa enmienda, pero ni el conservador quiere renunciar a sus creencias o irritar a sus diputados euroesc¨¦pticos, ni el laborista se atreve a remover los rescoldos de un error que cost¨® al partido cientos de miles de votos en las elecciones de 2019.
Desde que el Reino Unido abandon¨® definitivamente la UE el 31 de diciembre de 2020, la empresa de encuestas YouGov ha comprobado regularmente el estado de ¨¢nimo de la ciudadan¨ªa sobre la cuesti¨®n m¨¢s trascendente que ha afrontado el pa¨ªs en las ¨²ltimas d¨¦cadas. A finales del a?o pasado, cuando la escasez de camioneros ¨Dy la imposibilidad de contratarlos en la Europa continental por las nuevas reglas de inmigraci¨®n¨D provoc¨® el cierre de gasolineras, muchos brit¨¢nicos comenzaron a despertar a una realidad que se hab¨ªan negado a aceptar. En medio de la actual crisis del coste de la vida, solo un 32% de los ciudadanos sigue pensando que el Brexit fue una buena decisi¨®n. Un 56% admite que fue un error. El resultado del refer¨¦ndum de 2016 fue de un 52% a favor de la salida de la UE, frente a un 48% que respald¨® la permanencia.
De bruces contra los datos
Si la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR, en sus siglas en ingl¨¦s) lleg¨® a pronosticar un descenso del 4% del PIB despu¨¦s del divorcio con Bruselas, los efectos de la pandemia lograron ocultar, por un tiempo, las consecuencias negativas de la decisi¨®n, para alivio del entonces primer ministro, Boris Johnson. Y eso pese a que las empresas exportadoras no dejaban de exponer las nuevas penurias a las que se enfrentaban. En algunos sectores, los intercambios comerciales con el continente se redujeron en un 50%. Despejada la bruma, los brit¨¢nicos han podido comprobar c¨®mo su cesta de la compra se ha disparado por encima de la de otros pa¨ªses europeos; su Servicio Nacional de Salud (NHS, en sus siglas en ingl¨¦s) necesita casi 150.000 m¨¦dicos y enfermeros que ya no pueden llegar del otro lado del canal de la Mancha; y, sobre todo, los empresarios necesitan desesperadamente m¨¢s de un mill¨®n de personas para rellenar los puestos que durante d¨¦cadas no hubo problema en cubrir gracias a la libertad de movimiento que garantizaba la pertenencia a la UE.
¡°Seamos honestos con los ciudadanos¡±, ha reclamado a los pol¨ªticos brit¨¢nicos Tony Danker, el director general de la principal patronal del Reino Unido, CBI, que esta semana ha celebrado su congreso anual. ¡°Nuestra escasez de trabajadores es enorme. Hemos perdido cientos de miles de ellos, a causa de bajas por la covid. Y quien piense que van a regresar, con la presi¨®n actual que existe en el NHS, se est¨¢ enga?ando. (...) Seamos pragm¨¢ticos. Acordemos un nuevo pacto en inmigraci¨®n para las ¨¢reas donde sabemos que el problema no tiene soluci¨®n a corto plazo. Creemos una ampliaci¨®n del n¨²mero de visados con tiempo limitado de estancia¡±, rogaba Danker tanto a Sunak como a Starmer, invitados ambos al congreso de los empresarios.
Los dos pol¨ªticos saben que la inmigraci¨®n fue la gasolina que aviv¨® las llamas del Brexit en 2016. Y para el primer ministro, acuciado por la crisis del canal de la Mancha ¨Dm¨¢s de 40.000 personas han llegado este a?o de modo irregular a las costas brit¨¢nicas¨D, la idea de aflojar la entrada al pa¨ªs es impensable. ¡°Creo que la prioridad n¨²mero uno del pa¨ªs es acabar con la inmigraci¨®n ilegal. Debemos frenar a todos aquellos que quieren llegar hasta aqu¨ª en peque?as embarcaciones a trav¨¦s del canal. Cuando los ciudadanos observan eso, la confianza en el sistema se quiebra, porque ven c¨®mo aquellos que incumplen la ley se salen con la suya¡±, explicaba Sunak a los empresarios, sin lograr convencerlos.
Y algo parecido ocurr¨ªa con Starmer, que se aferraba curiosamente al mismo argumento que emple¨® en su d¨ªa Johnson para rechazar un mayor n¨²mero de inmigrantes europeos: ¡°Los d¨ªas de salarios bajos y mano de obra barata para ayudar a que la econom¨ªa brit¨¢nica crezca deben terminar de una vez (...); debemos ayudar a que acabe esta dependencia de la inmigraci¨®n y comenzar a invertir m¨¢s en la formaci¨®n de trabajadores que ya residen en el pa¨ªs¡±, aseguraba el l¨ªder laborista, sin detallar el plan para atraer a sectores como la hosteler¨ªa o la construcci¨®n a los millones de personas que son necesarios.
La f¨®rmula suiza
En el seno del Partido Conservador, cualquier desv¨ªo de las esencias ya no es una posible soluci¨®n pr¨¢ctica, sino alta traici¨®n. Cuando The Sunday Times public¨® el pasado domingo que el Gobierno de Sunak contemplaba la posibilidad de forjar con Bruselas, a lo largo de la d¨¦cada, un acuerdo comercial similar al que disfruta Suiza, saltaron todas las alarmas. A cambio de una aportaci¨®n a los presupuestos comunitarios, el alineamiento con las reglas del mercado interior y la libre circulaci¨®n de personas, los suizos disfrutan de un acceso sin fricciones al espacio aduanero de la UE. A algo similar aspiraba la malograda primera ministra Theresa May, que acab¨® derrocada por los euroesc¨¦pticos de su partido.
El ministro de Econom¨ªa, Jeremy Hunt, defendi¨® la permanencia en la UE. Lleg¨® incluso a respaldar la idea de un segundo refer¨¦ndum. La semana pasada, al prometer en la BBC una mejor relaci¨®n comercial con la UE en los a?os venideros, puso en guardia al ala dura del partido. ¡°Tengo una gran confianza en que llegaremos a encontrar, desde fuera del mercado interior, la soluci¨®n para eliminar la gran mayor¨ªa de barreras comerciales que hay hoy entre nosotros. Llevar¨¢ tiempo, porque el Brexit, que fue votado por los ciudadanos, necesita una transici¨®n para lograr que tenga ¨¦xito¡±, dec¨ªa Hunt, que llenaba de cautelas sus palabras.
Aun as¨ª, los euroesc¨¦pticos se pon¨ªan en guardia, y obligaban a Sunak a asegurar, ante el congreso de los empresarios de la CBI, que el Gobierno no contemplaba una opci¨®n ¡°a la suiza¡± ni por asomo: ¡°Perm¨ªtanme expresarlo de un modo inequ¨ªvoco. Bajo mi liderazgo, el Reino Unido nunca buscar¨¢ una relaci¨®n con la UE que suponga un realineamiento con sus reglas y normas. El Brexit puede ofrecer resultados, ya ofrece resultados, as¨ª como grandes beneficios y oportunidades¡±, proclamaba Sunak, casi m¨¢s como un juramento de fidelidad a la causa que como argumento razonado para convencer a las empresas.
No se alejaba mucho de ese planteamiento Starmer, que tampoco quiere acercarse a la que considera la trampa del Brexit, y confirmaba ante la CBI que los laboristas no plantear¨¢n un regreso a las instituciones comunitarias si, como vaticinan las encuestas, conquistan el poder dentro de dos a?os. Con el mantra de lograr ¡°que el Brexit funcione¡±, la oposici¨®n utiliza antes las consecuencias negativas de la salida de la UE como medida de presi¨®n contra el Gobierno que como base para plantear una respuesta econ¨®mica.
Por eso, Sunak ha fijado su prioridad inmediata en resolver el estancado problema del Protocolo de Irlanda del Norte, el acuerdo entre Londres y Bruselas para encajar ese territorio en la era pos-Brexit. Su nuevo Gobierno ha lanzado a la UE se?ales de buena voluntad, para evitar la guerra comercial y llegar a un acuerdo. Son, sin embargo, los mismos gestos que enviaron en su d¨ªa Johnson o su sucesora, Liz Truss, sin que llegaran a nada.
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