Macron pone a prueba su impulso transformador con la reforma de las pensiones
El Gobierno franc¨¦s desaf¨ªa a la izquierda, la ultraderecha y los sindicatos al proponer elevar la edad de jubilaci¨®n a los 64 a?os. Convocada una jornada de huelga y manifestaciones el 19 de enero
Es el momento de la verdad para el presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, que en 2017 lleg¨® al poder con la bandera del reformismo econ¨®mico y social, pero que, hasta ahora, hab¨ªa tropezado con la m¨¢s ambiciosa y complicada de sus reformas: la de las pensiones.
La primera ministra, ?lisabeth Borne, present¨® este martes una controvertida propuesta para aumentar en 2030 la edad legal de jubilaci¨®n de los 62 a los 64 a?os. La segunda medida clave es la puesta en marcha en 2027, ocho a?os antes de lo previsto, de la exigencia de 43 a?os de cotizaciones para cobrar la pensi¨®n completa.
La propuesta deber¨¢ debatirse en las pr¨®ximas semanas en la Asamblea Nacional, donde los partidos que apoyan a Macron perdieron la mayor¨ªa absoluta en las legislativas de junio, y en el Senado, dominado por Los Republicanos (LR), la derecha tradicional. Con LR, que ha mostrado su disposici¨®n a apoyarle, Macron puede sacar adelante la reforma en el Parlamento.
El problema est¨¢ en otro lugar: la calle. Los sindicatos, divididos en la ¨²ltima d¨¦cada ante las reformas de sucesivos Gobiernos, se han unido esta vez para oponerse a una reforma que consideran injusta, innecesaria y da?ina para las clases populares y las personas que empezaron a trabajar muy j¨®venes. La izquierda y la ultraderecha tambi¨¦n se oponen.
El Gobierno defiende la reforma ¨Dque deber¨ªa entrar en vigor el pr¨®ximo 1 de septiembre para su aplicaci¨®n progresiva¨D por la necesidad de equilibrar las cuentas a partir de 2030 y preservar la viabilidad del modelo franc¨¦s de protecci¨®n social. Sus detractores responden que no existe riesgo de quiebra del sistema y que, en todo caso, la reforma pone en peligro el Estado del bienestar.
En su discurso de fin de a?o, Macron resumi¨® el sentido de fondo de la reforma: ¡°Debemos trabajar m¨¢s¡±. Francia es hoy uno de los pa¨ªses de su entorno con una edad legal de jubilaci¨®n m¨¢s baja, aunque la edad real ¨Dmuchos franceses trabajan m¨¢s all¨¢ de los 62 para cobrar la jubilaci¨®n plena¨D es mayor.
Un 70% de franceses est¨¢ en contra de la reforma. Sumado a la inflaci¨®n y a las incertidumbres econ¨®micas, el riesgo para el presidente es que la iniciativa alimente el malestar social. Los sindicatos llamaron a una jornada de huelga y manifestaciones el 19 de enero.
¡°Regresi¨®n social¡±
¡°La reforma Macron-Borne es una grave regresi¨®n social¡±, reaccion¨® Jean-Luc M¨¦lenchon, l¨ªder de La Francia Insumisa, el primer partido de la izquierda. Marine Le Pen, l¨ªder del partido de extrema derecha Reagrupamiento Nacional, dijo: ¡°Es un imperativo moral oponerse a esta terrible regresi¨®n social¡±.
Es m¨¢s preocupante, para el Gobierno, la oposici¨®n de Laurent Berger, secretario general de la CFDT, el primer sindicato de Francia y el m¨¢s reformista, habitualmente proclive al di¨¢logo. ¡°Le digo a ?lisabeth Borne: hoy hay mucha tensi¨®n social, muchas dificultades sociales, angustias, muchos sufrimientos en la poblaci¨®n¡±, declar¨® este fin de semana Berger a Le Parisien.
Para la CFDT, el aumento de la jubilaci¨®n a los 64 a?os es una l¨ªnea roja. Solo han aplaudido la iniciativa la derecha de LR y la patronal Medef, para la que se trata de ¡°una reforma indispensable para salvaguardar el sistema de pensiones¡±.
Hay algunas medidas para dulcificar el trago del aumento de los a?os de trabajo antes de jubilarse. Una es el aumento de la pensi¨®n m¨ªnima a 1.200 euros mensuales, que beneficiar¨¢ a unos dos millones de jubilados con pagas bajas. Otra es que quienes ya hayan trabajado 44 a?os podr¨¢n jubilarse antes de los 64. As¨ª, quien haya empezado a trabajar antes de los 16 se podr¨¢ jubilar a los 58; entre los 16 y los 18, a los 60; y entre los 18 y los 20, a los 62. Quienes hayan tenido empleos que comportan un desgaste f¨ªsico podr¨¢n jubilarse a los 62 tambi¨¦n, pero solo con un examen m¨¦dico que les reconozca no aptos para el trabajo.
Las compensaciones son insuficientes, seg¨²n la oposici¨®n y los sindicatos. Seg¨²n Berger, ¡°el aplazamiento de la edad legal de jubilaci¨®n afectar¨¢ a los trabajadores que, durante la covid, calificamos de segunda l¨ªnea, como los trabajadores de mantenimiento a domicilio, en el sector agroalimentario, en el reparto, en el comercio¡±.
La esperanza de la oposici¨®n y los sindicatos es que Macron acabe dando marcha atr¨¢s si los franceses salen a la calle para expresar su descontento. El espectro de los chalecos amarillos ¨Dla revuelta de 2018 contra el aumento del precio del carburante y contra las ¨¦lites de Par¨ªs¨D persigue al El¨ªseo desde entonces. El c¨¢lculo del Gobierno es que, aunque la reforma sea impopular, los franceses no est¨¢n de humor para grandes movilizaciones. Y esta reforma puede marcar el legado del presidente.
No es la primera vez que Macron quiere reformar las pensiones. Lo intent¨® entre finales de 2019 y 2020 y, de hecho, lleg¨® a adoptarse en la Asamblea Nacional al inicio del proceso legislativo. Pero ya entonces pudo comprobar el rechazo que provocaba. Manifestaciones y huelgas multitudinarias paralizaron durante semanas los transportes. El presidente acab¨® guardando el proyecto en un caj¨®n cuando la covid-19 asol¨® Francia y Europa. No era momento de agitar m¨¢s el pa¨ªs. Hab¨ªa fatiga de reformas en Francia, tras un primer quinquenio con reformas de la SNCF, la compa?¨ªa de ferrocarriles p¨²blicos, del mercado laboral o del impuesto sobre las fortunas.
El reformismo europe¨ªsta y liberal hab¨ªa sido la se?a de identidad de Macron. La pandemia detuvo este impulso: con el prop¨®sito de proteger a la econom¨ªa y la sociedad del virus y la recesi¨®n, el presidente sac¨® la chequera y aparc¨® las reformas. La pregunta era entonces si el Macron-reformista hab¨ªa desaparecido para siempre y hab¨ªa dejado paso al Macron-estatista, en la mejor tradici¨®n intervencionista francesa.
Pero volvi¨® a la carga la pasada primavera en la campa?a para las ¨²ltimas elecciones presidenciales. Una de las promesas era aumentar la edad de jubilaci¨®n a los 64 o 65 a?os. Ahora este es uno de los argumentos del Gobierno para defender la legitimidad de la reforma: los franceses sab¨ªan lo que votaban. La izquierda replica que el razonamiento es tramposo. Alega que, si votaron por Macron, no fue para cambiar las pensiones, sino para impedir que la ultraderechista Marine Le Pen llegase a la presidencia.
Macron sali¨® reelegido en las presidenciales, pero en las legislativas, unas semanas despu¨¦s, perdi¨® la mayor¨ªa absoluta, aunque los macronistas siguen formando el primer bloque en n¨²mero de diputados. Para aprobar cualquier ley, necesitan aliarse con alg¨²n partido de oposici¨®n o imponer la medida por la impopular v¨ªa del decreto. El margen para las reformas audaces se ha reducido. La de las pensiones, repetidamente aplazada, podr¨ªa ser la ¨²ltima de su segundo y ¨²ltimo mandato. Si lo logra, podr¨¢ decir que, a pesar de todo, s¨ª queda algo del gran reformador que un d¨ªa quiso ser.
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