Macron afronta una huelga por la reforma de las pensiones
Se prev¨¦ que paren los transportes y las escuelas, entre otros sectores que, sin ser mayoritarios, poseen la llave de la actividad econ¨®mica
Un a?o despu¨¦s del estallido de la revuelta de los chalecos amarillos, la calle vuelve a desafiar a Emmanuel Macron. Francia puede quedar paralizada este jueves por las protestas en contra de la reforma de las pensiones, proyecto prioritario del presidente de la Rep¨²blica. No es una huelga general, pero sus efectos ser¨¢n parecidos. Se prev¨¦ que paren los transportes y las escuelas, entre otros sectores que, sin ser mayoritarios, poseen la llave de la actividad econ¨®mica. Macron se muestra abierto a discutir detalles de la reforma, pero no a retirarla. Los sindicatos amenazan con prolongar el pulso durante d¨ªas o semanas.
Tarde o temprano, los Gobiernos franceses tropiezan con las pensiones. Otros lo han intentado y, o bien han acabado dando marcha atr¨¢s, o han reformado solo a medias. El precedente m¨¢s conocido es el de 1995, cuando tres semanas de movilizaciones acabaron forzando a Alain Jupp¨¦, primer ministro de Jacques Chirac, a retirar una reforma parecida a la de Macron. Aquella derrota marc¨® al Gobierno de Jupp¨¦, mentor del actual primer ministro, ?douard Philippe.
Laurent Djebali entr¨® a trabajar como conductor de metro en la RATP, la empresa p¨²blica de transportes parisina, en 1995. Ten¨ªa 25 a?os. Hoy es uno de los l¨ªderes de la protesta. ¡°Fui yo quien propuso la fecha del 5 de diciembre¡±, afirma Djebali en la sede del sindicato UNSA en Bagnolet, en las afueras de Par¨ªs. La fecha obedece a varios motivos. El 5 de diciembre es el d¨ªa de una de las manifestaciones masivas en 1995. Y en diciembre los trabajadores de la RATP ya han cobrado la paga doble de fin de a?o: van a una huelga, tal vez larga, con un colch¨®n de ingresos en la reserva.
Djebali niega que el objetivo sea mantener los privilegios de profesiones como la suya, que tienen un sistema particular de pensiones que se remontan al final de la Segunda Guerra Mundial, o antes. Se trata de los llamados ¡°reg¨ªmenes especiales¡±, 42 actualmente. Macron quiere suprimirlos para crear un sistema ¨²nico en el que todos los trabajadores disfruten de los mismos derechos en su jubilaci¨®n por las mismas contribuciones.
¡°No peleamos por los reg¨ªmenes especiales, sino por una pensi¨®n digna¡±, replica el sindicalista, que se declara dispuesto a prolongar la huelga hasta Navidad si Macron y Philippe no imitan a Jupp¨¦ y ceden.
Este jueves est¨¢n convocadas cerca de 300 manifestaciones en toda Francia. Nueve de cada diez ferrocarriles dejar¨¢n de funcionar, as¨ª como 11 l¨ªneas de metro en Par¨ªs. En los transportes p¨²blicos la huelga es ilimitada. La movilizaci¨®n afectar¨¢ al transporte por carretera y a¨¦reo: se prev¨¦ la anulaci¨®n de un 20% de vuelos. Cuatro de cada diez profesores de escuela se sumar¨¢n al paro. Tambi¨¦n abogados y polic¨ªas. Algunos sindicatos han llamado a la huelga en el transporte por carretera, en las refiner¨ªas y en los hospitales, adem¨¢s de en empresas p¨²blicas como la el¨¦ctrica EDF y Correos.
La huelga es preventiva: ni siquiera se conoce el texto de la ley, solo sus l¨ªneas maestras. Si se aprobase, ser¨ªa la ¨²ltima reforma de peso en el quinquenio presidencial, que arranc¨® en 2017 y termina en 2022.
Al contrario que en el caso de la reforma laboral, o la de la compa?¨ªa de ferrocarriles p¨²blicos, la SNCF, el presidente ha evitado la pol¨ªtica de los hechos consumados. En vez de presentar un texto ya decidido al Parlamento, ha abierto un di¨¢logo con los agentes sociales. El problema es que este m¨¦todo, menos autoritario y m¨¢s conciliador, ha sembrado la confusi¨®n sobre su contenido.
La reforma plantea, adem¨¢s de la supresi¨®n de los 42 reg¨ªmenes especiales, un nuevo modo de c¨¢lculo del montante, que perjudicar¨ªa a los asalariados del sector p¨²blico y privado. En cambio, saldr¨ªan ganando, seg¨²n el c¨¢lculo del diario progresista Lib¨¦ration, los agricultores, los comerciantes y las madres solteras. Parece descartada la opci¨®n de aumentar a los 64 a?os la edad de jubilaci¨®n, hoy en 62 a?os (o hasta 52 a?os en algunos "reg¨ªmenes especiales"), inferior a la de Espa?a o Alemania. Entre las concesiones que ha insinuado el Gobierno figura un aplazamiento de la entrada en vigor de la reforma para que no se aplique hasta la generaci¨®n nacida en 1975. Pero nada est¨¢ decidido.
Otro problema es el financiero. El d¨¦ficit de las pensiones superar¨¢ los 10.000 millones de euros en 2025 y los 20.000 en 2030. La poblaci¨®n envejece y la vida se alarga: cada vez hay menos activos para sostener a los jubilados.
¡°En 1945 hab¨ªa cuatro activos por un jubilado. Hoy hay 1,7 activos por cada jubilado. Y ma?ana las previsiones son de 1,4 por jubilado¡±, declar¨® hace unas semanas a EL PA?S Geoffroy Roux de B¨¦zieux, presidente del Medef, la patronal francesa. ¡°No hay 36 soluciones. O bien se suben las cotizaciones, o se bajan las pensiones o se logran m¨¢s ingresos aumentando la duraci¨®n de la vida laboral¡±.
Un sondeo publicado por el Journal du dimanche refleja la confusi¨®n reinante. Un 76% de franceses est¨¢ a favor de fusionar los 42 sistemas. Pero el 64% no conf¨ªa en Macron para lograrlo. Un 46% apoya la movilizaci¨®n en contra de la reforma, mientras que un 33% est¨¢ en contra.
La batalla se librar¨¢ en la opini¨®n p¨²blica, que dictaminar¨¢, por medio de los sondeos y de sus int¨¦rpretes, si culpa de los bloqueos a los sindicatos y a los manifestantes, o al Gobierno. Macron ha delegado el pilotaje de la crisis en el primer ministro Philippe.
La polarizaci¨®n de la pol¨ªtica francesa entre Macron y Marine Le Pen, l¨ªder del Reagrupamiento Nacional (RN), se escenificar¨¢ de nuevo en esta ocasi¨®n. Las reivindicaciones sociales ya no son bandera exclusiva de la izquierda y los sindicatos, sino tambi¨¦n de la extrema derecha.
¡°Le Pen habla el lenguaje del etnosocialismo¡±, dice Dominique Reyni¨¦, director del laboratorio de ideas Fondapol. Es decir, el socialismo para los de casa, no para los extranjeros. ¡°El 5 de diciembre no es solo el problema de Macron, sino de la Rep¨²blica. Lo que ocurra en las elecciones de 2022 depender¨¢ en parte de lo que ocurra el 5 de diciembre¡±, a?ade Reyni¨¦.
El Gobierno, que podr¨ªa presentar una propuesta m¨¢s detallada a mediados de mes, teme que la protesta se convierta en un concentrado de todos los malestares, m¨¢s all¨¢ de las pensiones. En la calle estar¨¢n, adem¨¢s del RN, la oposici¨®n de izquierdas y los sindicatos, excepto el primero de Francia, el reformista CFDT, que mantiene un apoyo cr¨ªtico a los planes del presidente.
La debilidad de los sindicatos es de doble filo para Macron. 2019 no es 1995, cuando todav¨ªa eran fuertes. Pero en 1995 no exist¨ªan movimientos espont¨¢neos como los chalecos amarillos, que desbordan a los sindicatos y son imprevisibles, incluso en la violencia.
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