Lula tropieza con el poder del Congreso en su misi¨®n de reconstruir Brasil
El presidente cumple 100 d¨ªas en el cargo concentrado en resucitar programas sociales, crear una mayor¨ªa parlamentaria y marcar perfil propio en pol¨ªtica exterior
El nuevo Gobierno de Brasil completa este lunes sus primeros 100 d¨ªas y el suceso m¨¢s grave ocurrido en este periodo ¡ªel asalto bolsonarista al epicentro de la democracia¡ª aparece desdibujado en el balance. El asunto no acapara el debate pol¨ªtico, ha quedado en manos de los jueces y la polic¨ªa mientras el presidente de la rep¨²blica intenta construir una relaci¨®n sana con las Fuerzas Armadas. Luiz In¨¢cio Lula da Silva, de 77 a?os, se ha concentrado, en el inicio de su tercer mandato, en resucitar los programas sociales para combatir el hambre y la pobreza m¨¢s exitosos de su anterior etapa, colocar la pol¨ªtica medioambiental como prioridad y marcar perfil propio en pol¨ªtica exterior. Poco ha avanzado de todos modos porque las dos C¨¢maras del Congreso est¨¢n inmersas en un pulso de poder que mantiene la agenda legislativa paralizada.
El presidente ha conmemorado la fecha con una reuni¨®n con sus 37 ministros (casi un tercio mujeres) a la que ha asistido su esposa, Janja da Silva. En la reunion, Lula ha recalcado que pretende impulsar una reforma tributaria, acelerar la construcci¨®n de red ferroviaria, ampliar las aulas escolares... Y, sin mencionar a su predecesor, Jair Bolsonaro, ha descrito el asalto a los poderes como ¡°un intento de golpe perpetrado por un grupo de reaccionarios, fascistas de extrema derecha que no quer¨ªan dejar el poder¡±.
El 38% del electorado considera que el desempe?o de su Gobierno es bueno o muy bueno, frente a un 29% que lo califica de malo o muy malo, seg¨²n la encuesta de Datafolha publicada hace unos d¨ªas.
Lula fue elegido por una exigua mayor¨ªa de brasile?os con el encargo de defender la democracia y reconstruir la tierra arrasada que dej¨® el ultraderechista Jair Bolsonaro, de 68 a?os, en cuestiones sociales, medio ambiente, cultura, mujeres o minor¨ªas. El izquierdista relanz¨® v¨ªa decreto presidencial programas como Bolsa Familia (contra la pobreza), Minha Casa Minha Vida (de vivienda) o Mais M¨¦dicos (atenci¨®n sanitaria en ¨¢reas desatendidas), pero esas medidas caducan autom¨¢ticamente a los 120 d¨ªas si el Congreso no las aprueba.
Y ah¨ª est¨¢ uno de los grandes obst¨¢culos que afronta en este arranque, explica la polit¨®loga Beatriz Rey, de la Universidad Federal de R¨ªo de Janeiro. ¡°Ha habido poco movimiento respecto a la agenda prioritaria del Gobierno porque es reh¨¦n del Congreso, no consigue que analice las medidas provisorias (los decretos)¡±. Esta investigadora especializada en el Congreso brasile?o explica, al tel¨¦fono, que la par¨¢lisis obedece m¨¢s a un pulso entre los presidentes de la C¨¢mara alta y la baja por el poder y el control de la agenda legislativa que al dominio que ostenta la mayor¨ªa bolsonarista. ¡°Veo a la oposici¨®n desarticulada¡±, dice, aunque lo atribuye en parte a que el debate legislativo no ha tomado impulso. Pronostica la experta que ¡°la relaci¨®n entre el Ejecutivo y el Legislativo no va a ser f¨¢cil, como no lo fue en 2003¡å.
Lula, un optimista nato que lleva medio siglo en pol¨ªtica, reconoce que tiene ante s¨ª un panorama complicado. ¡°Cuando est¨¢s en la oposici¨®n, dices lo que quieres. Cuando est¨¢s en el Gobierno, haces lo que puedes¡±, admiti¨® este jueves en un desayuno con periodistas en Brasilia.
Ante esa tesitura en casa, el mandatario prefiere lucirse en el extranjero. Con el despliegue de ese encanto que le caracteriza, ha dedicado mucha energ¨ªa a mostrar al mundo que Brasil est¨¢ de vuelta, a restablecer relaciones con los principales l¨ªderes del planeta tras el ostracismo que trajo Bolsonaro.
Pero su empe?o en marcar perfil propio enfada a Occidente en un mundo m¨¢s complejo que el de dos d¨¦cadas atr¨¢s. Lula quiere impulsar una mediaci¨®n en la guerra de Ucrania, pero cuando se niega a armar a la invadida Ucrania o dice que deber¨ªa renunciar a Crimea molesta, como cuando apuesta por dialogar con el r¨¦gimen de Nicaragua o permite atracar a buques de guerra iran¨ªes. La semana pr¨®xima emprende el viaje a China, una visita oficial crucial en t¨¦rminos comerciales y pol¨ªticos que tuvo que aplazar por una neumon¨ªa. Ya visit¨® Washington y a los principales vecinos.
El l¨ªder del Partido de los Trabajadores es un presidente mucho m¨¢s d¨¦bil que en sus dos anteriores mandatos (2003-2010): gan¨® las elecciones por la m¨ªnima; el Congreso es m¨¢s poderoso que entonces, y el derrotado Bolsonaro promete liderar la oposici¨®n. Y luego est¨¢n los militares, envalentonados tras haber ganado poder y visibilidad con Bolsonaro.
La polit¨®loga Rey sostiene que el ¡°otro gran problema del Gobierno de Lula son las relaciones civil-militares¡±. Ah¨ª, el presidente quiere enmendar la Constituci¨®n para obligar a los militares en activo a pasar a la reserva si quieren asumir altos cargos o concurrir a las elecciones. Una situaci¨®n que personifica el general Eduardo Pazuello, que asumi¨® el Ministerio de Sanidad en lo peor de la pandemia y nunca contrari¨® al jefe Bolsonaro; ahora es diputado federal.
De todos modos, la experta apunta: ¡°No creo que esa PEC [propuesta de enmienda constitucional] resuelva el problema estructural de la relaci¨®n entre los civiles y los militares. Desde el fin del r¨¦gimen militar es algo que se barre bajo la alfombra¡±.
Para el electorado lo m¨¢s urgente es comida en la mesa y todo lo que ata?e al bolsillo. Como suele decir Lula, los hambrientos y pobres siempre tienen prisa.
El d¨ªa que Bolsonaro regres¨® de Florida (EE UU), el Gobierno present¨® una de las medidas m¨¢s esperadas en el plano econ¨®mico, una nueva regla fiscal para sanear las cuentas p¨²blicas sin sacrificar la lucha contra el hambre que padecen 33 millones de compatriotas y la pobreza que afecta a muchos. Y en los pr¨®ximos meses pretende proponer una reforma tributaria.
Lula desoy¨® todos los llamamientos a colocar a un tecn¨®crata liberal al frente de la pol¨ªtica econ¨®mica para elegir a uno de los hombres en los que m¨¢s conf¨ªa: Fernando Haddad, que es de su partido y asumi¨® la candidatura presidencial en 2018, cuando ¨¦l estaba encarcelado. Haddad ha sufrido en estos tres meses el fuego amigo del ala izquierda de su propio partido, mientras la ministra Simone Tebet, s¨ªmbolo de los socios de centroderecha, no deja de alabar sus propuestas.
Este lunes, Lula ha alabado p¨²blicamente a Haddad y la regla fiscal: un sistema que ¡°trae soluciones realistas y seguras para el equilibrio de las cuentas p¨²blicas. Pone fin a las restricciones irracionales -y sistem¨¢ticamente ignoradas- del fallido techo de gasto. Eso garantiza la vuelta de los pobres al presupuesto¡±.
El presidente Lula tambi¨¦n se ha pegado algunos tiros en el pie durante estos 100 d¨ªas. Embiste reiterada y p¨²blicamente contra el Banco Central por mantener los tipos de inter¨¦s al 13,75%, pero sobre todo se consider¨® indigno de su cargo y de su trayectoria vital que dijera que el plan descubierto por la polic¨ªa para matar a S¨¦rgio Moro, el juez que lo encarcel¨®, era ¡°un montaje¡±. Moro, que fue brevemente ministro de Bolsonaro, es ahora senador.
El ultraderechista tiene planes de recorrer el pa¨ªs con sus marchas moteras para revigorizar el bolsonarismo ¡ªalica¨ªdo y desconcertado desde que su l¨ªder entr¨® en shock al perder las elecciones¡ª pero no puede obviar que el cerco judicial es cada vez m¨¢s estrecho. Ahora que ya no tiene ning¨²n cargo electo ni inmunidad, la polic¨ªa lo interrog¨® hace unos d¨ªas. Pero, como recuerda la estudiosa del Congreso, no est¨¢ del todo claro que se embarque a fondo en liderar a la derecha conservadora de Brasil: ¡°A Bolsonaro nunca le gust¨® trabajar. Pas¨® 30 a?os en el Congreso sin realizar una labor legislativa significativa¡±.
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