Diez a?os de v¨¦rtigo en Brasil: de la masiva protesta antipol¨ªtica hasta volver (casi) al punto de partida
Un c¨®ctel de indignaci¨®n con la corrupci¨®n, odio al PT y redes sociales llev¨® al pa¨ªs en un agitado viaje en c¨ªrculo que incluye un impeachment, un presidente de ultraderecha y el regreso de Lula al poder
Los brasile?os han hecho durante la ¨²ltima d¨¦cada un viaje en c¨ªrculo a bordo de una monta?a rusa. La ola de indignaci¨®n contra la pol¨ªtica de toda la vida que sac¨® a la calle a m¨¢s ciudadanos que nunca desde el fin de la dictadura empez¨® por un asunto, en perspectiva, insignificante: una subida de 0,2 reales en el billete de metro y autob¨²s en S?o Paulo. Las primeras protestas populares por aquellos cuatro c¨¦ntimos de d¨®lar ganaron inesperadamente tracci¨®n en medio de la crisis econ¨®mica hasta alumbrar un movimiento gigantesco que capitaliz¨® la indignaci¨®n de millones. La clase media y alta se echaron a la calle; se implicaron en pol¨ªtica convencidos de que pod¨ªan modificar el rumbo de su patria. Las ans¨ªas de cambio que prendieron antes en T¨²nez, Egipto, Espa?a, EEUU o Bangladesh incendiaban la primera potencia sudamericana.
Brasil emprend¨ªa un viaje acelerado a lomos de la antipol¨ªtica que culmin¨® en el triunfo de un diputado raso de extrema derecha, Jair Bolsonaro. Tras fuertes convulsiones y con una polarizaci¨®n extrema, regres¨® (casi) al punto de partida. Con la victoria de Luiz In¨¢cio Lula da Silva y un Congreso escorado a la derecha como nunca que cobra car¨ªsimo cualquier apoyo, ha vuelto al poder la pol¨ªtica m¨¢s tradicional.
Del precio del bus, al futbol y la corrupci¨®n
Tampoco aqu¨ª nadie vio venir aquel junio de 2013, que dej¨® boquiabiertos a pol¨ªticos, periodistas y analistas. Tambi¨¦n en Brasil las redes sociales jugaron un papel crucial para traducir el extendido malestar de buena parte de la sociedad con la corrupci¨®n y el cansancio tras tres mandatos del Partido de los Trabajadores (PT) en una sucesi¨®n de protestas callejeras y caceroladas. Brasile?os que jam¨¢s se hab¨ªan movilizado cortaban avenidas. Quien ten¨ªa cocinera y nunca tocaba un puchero pod¨ªa bajarse una aplicaci¨®n con el sonido de las cacerolas para sumarse a las manifestaciones.
La presidenta Rousseff, que subestim¨® el poder de los memes que galvanizaron el malestar que flotaba en el ambiente, recibi¨® a los activistas que reclamaban transporte gratuito en un intento de frenar el vendaval. ¡°Nos dijo: ?Vosotros cre¨¦is que yo consigo convencer al personal que incorporamos a la clase media de que deje el coche en casa?¡±, ha contado diez a?os despu¨¦s la activista Mayara Vivian, del Movimento Passe Livre, al diario Estad?o.
En un abrir y cerrar de ojos, la reivindicaci¨®n de los manifestantes que sal¨ªan a las calles en cientos de ciudades por todo el pa¨ªs puso el foco en el f¨²tbol. La queja por los 20 c¨¦ntimos deriv¨® en protesta contra el dineral para los nuevos estadios del Mundial de 2014.
Impeachment, odio y polarizaci¨®n
Con el tiempo y tras unas elecciones en las que Rousseff fue reelegida por los pelos despu¨¦s de que un candidato fuerte, Eduardo Santos, muriera en un accidente de avioneta, la movilizaci¨®n mut¨® en un clamor resumido en tres palabras: ?Impeachment! ?Fuera Dilma!
La presidenta cay¨® en 2016, destituida por el Congreso. Catorce a?os de Gobiernos del PT y pol¨ªticas p¨²blicas progresistas conclu¨ªan de manera abrupta y traum¨¢tica para la izquierda, que a¨²n lo considera un golpe parlamentario. La sustituy¨® un pol¨ªtico anodino de la derecha cl¨¢sica, Michel Temer. ¡°Nossa bandeira jamais ser¨¢ vermelha¡± (¡°Nuestra bandera jam¨¢s ser¨¢ roja¡±), por la ense?a del PT, se convirti¨® en un grito de guerra. El rojo desapareci¨® de las calles.
Lava Jato: los poderosos entran en prisi¨®n
Otro ingrediente esencial del c¨®ctel, las incesantes revelaciones de saqueo de dinero p¨²blico por parte de miembros del PT a trav¨¦s de la petrolera estatal Petrobras que monopolizaban los titulares informativos. La lucha contra la corrupci¨®n y S¨¦rgio Moro, el juez que lider¨® la investigaci¨®n del megacaso Lava Jato, fueron catapultados al olimpo. En formato de telenovela, con h¨¦roes, villanos y sorpresas constantes, como les gusta a los brasile?os, el pa¨ªs asisti¨® a la entrada en prisi¨®n de decenas de poderosos que hasta aquel instante eran intocables. Parec¨ªa el fin de la impunidad.
Entre los condenados por corrupci¨®n que cumplieron penas de prisi¨®n, destaca un tr¨ªo de hombres: la principal figura pol¨ªtica de las ¨²ltimas d¨¦cadas, el actual presidente Luiz In¨¢cio Lula da Silva; el entonces presidente de la C¨¢mara de Diputados, Eduardo Cunha, que nunca cumpli¨® su amenaza de contarlo todo en lo que los medios bautizaron como ¡°la delaci¨®n del fin del mundo¡±; y el presidente de la principal constructora brasile?a, la multinacional Odebrecht, Marcelo Odebrecht. Millones de personas pensaron que la justicia por fin era independiente e iba a acabar con el expolio que, cre¨ªan, lastra al pa¨ªs y le impiden desarrollar su inmenso potencial.
La descontenta clase media
Sostiene el periodista Bruno Altman, coeditor del libro Junho de 2012, a rebeli?o fantasma, que esta ¡°fue una rebeli¨®n de las clases medias¡±, como explic¨® en una reciente entrevista con un medio digital. Una rebeli¨®n fruto ¡°de una d¨¦cada en la que los muy pobres mejoraron espectacularmente pero no a costa de los muy ricos, cuyo patrimonio no se vio afectado por las pol¨ªticas de Lula y de Dilma,¡± sino a costa de las clases medias. En los gobiernos del PT ¡°hubo una distribuci¨®n de renta, no de riqueza¡±, concluye.
La expulsi¨®n del poder del PT, el partido m¨¢s organizado de Brasil y de Am¨¦rica Latina, allan¨® el camino a un candidato extravagante que, pese a su zafiedad, revanchismo y sue?os golpistas, supo conectar con el Brasil m¨¢s consevador con un discurso antisistema de fin de ciclo. La derecha sali¨® del armario y pase¨® con orgullo su cara m¨¢s reaccionaria. Las ¨¦lites quisieron creer que una vez en la Presidencia se moderar¨ªa. No fue as¨ª.
El Supremo mueve ficha
Al calor de las protestas y la Lava Jato, los 11 jueces del Tribunal Supremo se hac¨ªan tan populares como los futbolistas de la Canarinha. La m¨¢xima corte adquiri¨® un protagonismo extraordinario en pol¨ªtica gracias al enorme alcance de algunas de sus decisiones. Sus magistrados facilitaron, mediante fallos judiciales, la entrada de Lula en prisi¨®n ¡ªde modo que qued¨® excluido de las inminentes elecciones que gan¨® el ultra Bolsonaro¡ª, su excarcelaci¨®n y la anulaci¨®n de las condenas por corrupci¨®n que cambiaron radicalmente escenario pol¨ªtico. Lula volv¨ªa al ruedo.
El rojo y las camisetas con la estrella del PT empezaron asomar de nuevo en las calles. Parte de la clase media, espantada por la inacci¨®n e inhumanidad mostrada por Bolsonaro durante la pandemia, empez¨® a ver con mejores ojos a Lula. Dej¨® de ser un monstruo. Ya no encarnaba la esperanza del cambio, como dos d¨¦cadas atr¨¢s, pero s¨ª estabilidad, tranquilidad. Y era un dem¨®crata en toda regla. Al frente de una amplia coalici¨®n que abarca a la derecha cl¨¢sica, Lula gan¨® a Bolsonaro en la victoria m¨¢s re?ida de la historia de Brasil.
Mismos protagonistas en papeles distintos
Diez a?os despu¨¦s de las protestas masivas de junio de 2013, muchos de los protagonistas de esta d¨¦cada dram¨¢tica siguen en primera l¨ªnea pero en papeles bien distintos. Lula es presidente de la Rep¨²blica, pero con un Congreso y una oposici¨®n mas fuertes que hace dos d¨¦cadas. Rousseff est¨¢ al otro lado del planeta, en Shangh¨¢i, al frente del banco de los BRICS. El ultraderechista Bolsonaro en el punto de mira de los jueces: corre el riesgo de ser inhabilitado y apartado de la pr¨®xima elecci¨®n; est¨¢ casi mudo en Twitter y Telegram. Un tribunal consider¨® a Moro parcial al juzgar a Lula y ha conseguido refugio en la inmunidad parlamentaria como senador; el fiscal que lo acompa?¨® en la cruzada anticorrupci¨®n acaba de perder su esca?o; buena parte de las condenas de la Lava Jato, incluidas las de Lula, han sido anuladas por motivos diversos. La multinacional Odebrecht fue rebautizada como Novonor mientras el esc¨¢ndalo que lleva su nombre causa maremotos pol¨ªticos en varios pa¨ªses m¨¢s de Am¨¦rica Latina.
Asalto a la democracia
Cuando Lula cumpl¨ªa su primera semana en la Presidencia y Brasil pensaba que el peligro de golpe de Estado hab¨ªa pasado, el bolsonarismo asalt¨® violentamente el coraz¨®n de la democracia. Alentados por el discurso de Bolsonaro, ciudadanos de a pie bregados durante una d¨¦cada en protestas callejeras de la derecha m¨¢s extrema daban un paso m¨¢s en el intento de instaurar por la fuerza su modelo de pa¨ªs. Las instituciones aguantaron el embate. M¨¢s de mil personas est¨¢n pendientes de juicio.
Ni el guionista m¨¢s osado apostar¨ªa su sueldo a delinear cu¨¢l ser¨¢ el panorama pol¨ªtico dentro de una d¨¦cada, en 2033.
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