El bot¨®n nuclear para abortar la carrera de Trump hacia la Casa Blanca
Gana enteros en EE UU una teor¨ªa legal que sostiene que la clave para frenar al candidato republicano est¨¢ en la decimocuarta enmienda de la Constituci¨®n, que proh¨ªbe a un insurrecto presentarse a la presidencia
Es tal el estado de excepci¨®n al que ha llevado a su pa¨ªs Donald Trump, con sus cuatro imputaciones por un total de 91 cargos, que hasta los debates jur¨ªdicos sirven para titular en los peri¨®dicos. La discusi¨®n, cada d¨ªa m¨¢s intensa, es esta vez sobre si en la decimocuarta enmienda a la Constituci¨®n se esconde la respuesta para quienes consideran que la implicaci¨®n del expresidente en el ataque al Capitolio del 6 de enero de 2021 ¨Dconvocar un mitin y arengar a la masa para que marchase sobre el Congreso e impidiera la transferencia pac¨ªfica del poder a Joe Biden¨D deber¨ªa ser suficiente para no dejarle que se presente a las elecciones del a?o que viene, en las que es el favorito de los republicanos.
El texto fundamental no proh¨ªbe a un investigado por un delito federal ser presidente; tampoco aspirar a ello. Ni siquiera si acaba en la c¨¢rcel. Pero la citada enmienda s¨ª aporta una salvedad en su secci¨®n tercera, conocida como la ¡°cl¨¢usula de descalificaci¨®n¡±, que reza: ¡°Ninguna persona podr¨¢ ser [...] presidente [...] si, habiendo prestado previamente juramento de apoyo a la Constituci¨®n de Estados Unidos, ha participado en una insurrecci¨®n o rebeli¨®n contra la misma, o dado ayuda o consuelo a sus enemigos¡±. El texto tambi¨¦n dice que el Congreso puede levantar ese veto si re¨²ne una mayor¨ªa de dos tercios.
Aprobada en 1868, los m¨¢s trascendentales efectos de la decimocuarta enmienda fueron los de otorgar la ciudadan¨ªa a toda persona ¡°nacida o naturalizada en Estados Unidos¡±, tambi¨¦n las que hab¨ªan sido esclavizadas, y garantizar la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley. La secci¨®n tercera estaba pensada para evitar la reincidencia de los sublevados de la Confederaci¨®n, vencidos en la Guerra Civil (1861-1865). En los a?os que llegaron tras la paz, conocidos como la era de la Reconstrucci¨®n, se aplic¨® en un pu?ado de casos, y despu¨¦s, durante m¨¢s de un siglo, se ech¨® en el olvido.
Crimen organizado
Cuando desde abril empezaron a sucederse las imputaciones de Trump, los expertos consultados por este diario citaban esta alternativa como una lejana opci¨®n, casi imposible de aplicar. Todo parece haber cambiado con la cuarta acusaci¨®n, por el papel del expresidente y de 18 de sus aliados en el ¡°crimen organizado¡± para presionar a los funcionarios electorales de Georgia y alterar el resultado de las elecciones de 2020.
Pero, sobre todo, tras la difusi¨®n previa a su publicaci¨®n de un art¨ªculo cient¨ªfico de 126 p¨¢ginas para la revista jur¨ªdica de la Universidad de Pensilvania. Titulado La extensi¨®n y la fuerza de la secci¨®n tercera, lo firman William Baude y Michael Stokes Paulsen, dos reputados acad¨¦micos conservadores, que argumentan que la cl¨¢usula de descalificaci¨®n est¨¢ lejos de ser un anacronismo decimon¨®nico y que no caben dudas de que los actos de Trump, sobre todo la arenga a la turba y las presiones a su vicepresidente Mike Pence para que interrumpiera la transferencia de poder, encajan en su descripci¨®n.
Un nutrido grupo de juristas y de columnistas de los principales medios se han mostrado desde entonces de acuerdo con ellos. ¡°Los esfuerzos del expresidente por anular las elecciones presidenciales de 2020 y el consiguiente ataque al Capitolio lo colocan directamente dentro del ¨¢mbito de la cl¨¢usula de descalificaci¨®n y, por lo tanto, lo inhabilitan para ocupar el cargo de presidente¡±, escribieron en la revista The Atlantic Laurence Tribe y Michael Luttig.
Esta semana, una organizaci¨®n de Washington llamada Ciudadanos por la Responsabilidad y la ?tica (CREW son sus siglas en ingl¨¦s), con una larga experiencia en buscarle las cosquillas judiciales Trump, decidi¨® ir un paso m¨¢s all¨¢ en la reivindicaci¨®n de la vigencia de la secci¨®n tercera al presentar una demanda en Colorado para pedir al secretario de Estado que no incluya el nombre de Trump en las papeletas. ¡°Hay evidencias abrumadoras de que la cl¨¢usula puede activarse en este caso¡±, explic¨® el viernes en una conversaci¨®n telef¨®nica el vicepresidente de CREW, Donald Sherman, uno de los letrados que firman la demanda. ¡°El concepto es sencillo de entender, aunque la litigaci¨®n no lo vaya a ser. Esperamos que el juez est¨¦ de acuerdo con nosotros y confiamos en convencer a las instancias de apelaci¨®n, incluida el Supremo¡±. Eso tampoco ser¨¢ f¨¢cil: el alto tribunal cuenta con una supermayor¨ªa conservadora de seis magistrados, tres de los cuales fueron designados por Trump.
Los demandantes aspiran a que el asunto quede resuelto antes de las primarias, para que los votantes ¡°no se lleven a enga?o y voten a una persona inelegible¡±, seg¨²n Sherman. A la pregunta de por qu¨¦ la han presentado en el Estado m¨¢s bien dem¨®crata de Colorado, el abogado lo achac¨® a que contaban ¡°con un grupo de denunciantes valientes, cuatro republicanos y dos independientes, entre ellos, Norma Anderson, que fue l¨ªder de la mayor¨ªa conservadora en el Senado estatal¡±. Tambi¨¦n record¨® que no hace falta que Trump sea hallado culpable en los cuatro juicios que tiene abiertos para activar el bot¨®n nuclear de la decimocuarta.
En Nuevo Hampshire, escenario de las primarias m¨¢s tempranas, Nuevo M¨¦xico, Ohio, Florida y Wisconsin se han abierto recientemente procesos de descalificaci¨®n parecida. A CREW le asiste al menos el precedente de haber logrado que se aplicara el a?o pasado la cl¨¢usula para impedir en Nuevo M¨¦xico el desempe?o de un cargo p¨²blico a un tipo llamado Cuoy Griffin, fundador del grupo Cowboys for Trump. ¡°El tribunal entendi¨® que, dado que [Griffin] reclut¨® a gente para el asalto al Capitolio, no pod¨ªa presentarse, aunque no cometiera ning¨²n acto violento, ni llegara a entrar en el edificio¡±, aclar¨® Sherman, que a?adi¨® con orgullo que ¡°era la primera vez desde la Reconstrucci¨®n en la que sal¨ªa adelante en un tribunal la secci¨®n tercera¡±.
M¨¢s all¨¢ de la fe del abogado en su cruzada, es inevitable pensar, conociendo el sistema judicial estadounidense, que tal vez se haya embarcado en uno de esos esfuerzos in¨²tiles que conducen a la melancol¨ªa. El expresidente est¨¢ aplicando en sus cuatro causas pendientes (adem¨¢s de la de Georgia, tiene que responder en Nueva York por el supuesto pago de un dinero en negro a la actriz porno Stormy Daniels para comprar su silencio; en Miami, por los papeles secretos que se llev¨® de la Casa Blanca; y en Washington, tambi¨¦n por el 6 de enero) la misma estrategia de dilaci¨®n que podr¨ªa enfangar las demandas de Colorado o Nuevo Hampshire.
Y luego est¨¢n quienes creen que la teor¨ªa judicial que ha ido tomando fuerza entre dem¨®cratas y republicanos anti-Trump es sencillamente un error. El m¨¢s furioso atacante es el profesor de la Universidad George Washington y colaborador de Fox News Jonathan Turley, que la considera ¡°la teor¨ªa m¨¢s peligrosa de las ¨²ltimas d¨¦cadas¡± y una ¡°leyenda urbana¡± a la altura del ¡°deseo de algunos de mantener vivo a Elvis¡±. ¡°Es un cuento¡±, considera Turley, ¡°que los buenos liberales leer¨¢n a sus hijos por la noche para que puedan dormir tranquilos pensando que Trump no podr¨¢ volver a presentarse. Mejor har¨¢n en no mirar bajo la cama. Por muy aterrador que pueda parecer a algunos, Trump puede asumir el cargo si es elegido... incluso si es condenado. De hecho, puede ejercer como presidente incluso en el improbable escenario de que acabe en la c¨¢rcel¡±.
Otros, como Russell Riley, codirector del centro Miller de historia oral sobre presidentes de la Universidad de Virginia en Charlottesvile, se sit¨²an en un prudente punto intermedio. Riley explic¨® el viernes pasado en un correo electr¨®nico que cree que ¡°hay razones de peso para que se aplique [la secci¨®n tercera], especialmente teniendo en cuenta las sentencias dictadas a los participantes el 6 de enero, incluidos los Proud Boys [a cuyo cabecilla, Enrique Tarrio lo condenaron esta semana a 22 a?os de prisi¨®n, la pena m¨¢s alta hasta ahora]¡±. Pero a¨²n est¨¢ ¡°indeciso¡± sobre la conveniencia de hacerlo. ¡°Principalmente, porque muchos republicanos parecen completamente convencidos de que recurrir a la decimocuarta enmienda supondr¨ªa un uso ileg¨ªtimo de la Constituci¨®n como un arma para desactivar a un contrincante. Si algunos Estados decidieran no incluir a Trump en la papeleta, seguramente sus seguidores usar¨ªan esa misma treta para socavar las opciones de candidatos dem¨®cratas. He ah¨ª una receta para la escalada de la crispaci¨®n pol¨ªtica que, a largo plazo, acabar¨ªa da?ando nuestra democracia. Por lo tanto, puede ser que la opci¨®n m¨¢s inteligente sea no activar ese mecanismo¡±.
Ese escenario dejar¨ªa abierto el camino para que Trump regresara a la Casa Blanca, lo que, visto lo visto, tambi¨¦n podr¨ªa suponer una amenaza para la democracia estadounidense. Con todo, Riley prefiere confiar en el buen entender de los votantes antes que descalificar al candidato. ¡°Es la opci¨®n m¨¢s saludable, pero quiz¨¢s tambi¨¦n la m¨¢s arriesgada¡±.
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