Las protestas nacionalistas se apagan en el S¨¢hara medio siglo despu¨¦s de su cesi¨®n a Marruecos
Simpatizantes del Frente Polisario achacan la desaparici¨®n de las manifestaciones a la represi¨®n econ¨®mica. El conflicto armado de baja intensidad que estall¨® en 2020 se aten¨²a, seg¨²n la ONU
Djimi el Ghalia observa constantemente por el retrovisor mientras conduce en El Aai¨²n su viejo Ford Fiesta al inicio de la carretera de Esmara, un basti¨®n nacionalista. ¡°Nos siguen una moto y un coche, lo de costumbre¡±, explica en un castellano con marcado acento magreb¨ª esta militante saharaui, que pas¨® 16 de sus 63 a?os en una prisi¨®n secreta marroqu¨ª acusada de simpatizar con el Frente Polisario. En varias esquinas permanecen estacionados veh¨ªculos policiales de la Seguridad Nacional y de las Fuerzas Auxiliares. ¡°Ahora resulta muy dif¨ªcil alzar la voz y hay muy pocas protestas en el S¨¢hara Occidental. Algunos j¨®venes participan en peque?as manifestaciones, por corto tiempo y lejos de la presencia policial¡±, explica tras llegar a su casa, ataviada con la tradicional melfa saharaui, mientras sirve t¨¦ con el ritual del desierto. ¡°Agentes de paisano graban en v¨ªdeo a los manifestantes. Luego hacen una ficha personal de cada uno¡±, asegura.
¡°Los partidarios de Tinduf [sede del Frente Polisario en los campamentos de exiliados del suroeste de Argelia] solo han podido organizar concentraciones espor¨¢dicas con un pu?ado de participantes. Aqu¨ª no hay estado de sitio¡±, precisa en un refinado franc¨¦s el wali o gobernador de la regi¨®n de El Aai¨²n, Abdesalem Berkate, quien sostiene que las protestas se han ido apagando en la ¨²ltima d¨¦cada. ¡°Marruecos ha forzado un cambio contra el fatalismo. El Estado ha hecho un esfuerzo excepcional en el S¨¢hara en infraestructuras, creaci¨®n de empleo, subvenciones y exenciones fiscales¡±, explica en su despacho oficial el m¨¢ximo representante del aparato de poder ejecutivo que emana directamente del palacio real de Rabat.
Tras la llegada masiva de nuevos vecinos marroqu¨ªes, El Aai¨²n se aproxima a los 500.000 habitantes, la mitad de la poblaci¨®n estimada del S¨¢hara, seg¨²n las previsiones que se plantean ante el censo de poblaci¨®n de 2024. El Instituto Nacional de Estad¨ªstica espa?ol registr¨® hace ahora 50 a?os la presencia de cerca de 75.000 saharauis, junto a 30.000 espa?oles, antes de abandonar el territorio y de cederlo al a?o siguiente a Marruecos y, por poco tiempo y en parte, a Mauritania.
La acampada pac¨ªfica que deriv¨® en sangrienta revuelta de Agdaym Izik, en la que perdieron la vida en noviembre de 2010 manifestantes saharauis y agentes de las fuerzas de seguridad en las inmediaciones de El Aai¨²n, marcaron el ¨²ltimo gran hito de la tensi¨®n. Militantes nacionalistas como Djimi el Ghalia reconocen que desde mayo de 2013 no han vuelto a producirse actos de protesta masivos.
Represalias econ¨®micas
¡°Desde entonces se aplican represalias econ¨®micas. La mayor¨ªa de la gente teme perder la llamada cartilla de promoci¨®n nacional, que asigna una peque?a ayuda econ¨®mica, si participan las protestas¡±, asegura El Ghalia. Para recuperarla deben firmar un compromiso de no volver a asistir a manifestaciones, seg¨²n sostiene, y los j¨®venes se arriesgan a perder las becas y bonos de transporte, que se conceden generalmente a todos los residentes en el S¨¢hara para estudiar en centros marroqu¨ªes. ¡°Esta es la peor opresi¨®n¡±, advierte, ¡°sin esas ayudas la mayor¨ªa no puede subsistir¡±.
Como el resto de las autoridades, Mulay Hamdi Uld Errachid, alcalde de El Aai¨²n desde 2010 y diputado en el Parlamento por el partido Istiqlal (nacionalista marroqu¨ª), sostiene que la estabilidad del S¨¢hara Occidental se basa en el desarrollo econ¨®mico impulsado por el Gobierno de Rabat en el ¨²ltimo medio siglo. Nacido hace 77 a?os en la capital del territorio, el regidor se apoya en un int¨¦rprete en sus declaraciones, en las que mezcla el castellano con el hasan¨ª, la variedad dialectal del ¨¢rabe hablado por los saharauis, para desgranar las inversiones del Gobierno en la ciudad, como el nuevo hospital universitario, la Facultad de Medicina o las infraestructuras de circunvalaci¨®n. ¡°Esto era la provincia 53? del franquismo espa?ol, pero aparte de algunos edificios p¨²blicos, Espa?a solo dej¨® cuarteles y chabolas cuando sali¨® en 1976¡å, argumenta en una sede municipal que a¨²n lleva el sello de la arquitectura colonial.
En su informe de 2023, Amnist¨ªa Internacional precisa que la polic¨ªa marroqu¨ª dispers¨® varias protestas, coincidiendo con la primera visita al territorio del enviado de la ONU para el S¨¢hara Occidental, Staffan de Mistura, en septiembre del a?o pasado. Dos docenas de manifestantes fueron detenidos en El Aai¨²n y cuatro activistas quedaron retenidos en Dajla para que no pudieran acudir a una entrevista con De Mistura.
La militante en favor de la autodeterminaci¨®n del S¨¢hara El Ghalia s¨ª pudo reunirse con ¨¦l. ¡°Hablamos en la sede de la Minurso [Misi¨®n de Naciones Unidas para el Refer¨¦ndum del S¨¢hara Occidental] en El Aai¨²n, cuando las autoridades le permitieron venir finalmente¡±, recuerda, ¡°y nos pidi¨® que le ayud¨¢ramos a reflexionar sobre c¨®mo solucionar el conflicto¡±. Estar callados no significa que la situaci¨®n sea normal, le dijeron tambi¨¦n al enviado de la ONU. ¡°Si para nosotros, como activistas de la causa saharaui, es dif¨ªcil protestar, para la mayor¨ªa mucho m¨¢s¡±, reconoce El Ghalia.
M¨¢s de 300 desaparecidos, como ella y su marido, fueron liberados en 1991 despu¨¦s de largos a?os de detenci¨®n sin juicio y sin haber informado a sus familias de su paradero. ¡°A trav¨¦s de la Instancia de Equidad y Reconciliaci¨®n [organismo creado por Mohamed VI al inicio de su reinado para pasar la p¨¢gina de la represi¨®n bajo el rey Hassan II], Marruecos nos reconoci¨® como v¨ªctimas. Nos dieron un mont¨®n de dinero como reparaci¨®n, pero eso no es suficiente. Nosotros a¨²n vivimos bajo los a?os de plomo [la etapa de m¨¢xima represi¨®n en los a?os setenta y ochenta], a pesar de ejercer una disidencia pac¨ªfica¡±, remacha la activista saharaui.
Un portavoz de la Minurso revela en un intercambio de mensajes que la cifra de incidentes armados entre el ej¨¦rcito marroqu¨ª y los militantes del Frente Polisario analizados por la ONU ¨Cen torno al muro de tierra o terrapl¨¦n que divide el territorio de la antigua colonia espa?ola¨C ha descendido, aunque se suceden los ataques con drones marroqu¨ªes en un conflicto de baja intensidad tras el colapso del alto el fuego en noviembre de 2020. El S¨¢hara Occidental sigue siendo uno de los territorios m¨¢s contaminados por minas terrestres y munici¨®n sin explotar en todo el mundo. La Minurso ha podido reiniciar recientemente las operaciones de desminado, que quedaron suspendidas hace cuatro a?os.
La ONU intenta prevenir una nueva escalada del conflicto, se?ala la misma fuente, as¨ª como ¡°crear un espacio propicio para el proceso pol¨ªtico conducido por el enviado del secretario general para el S¨¢hara Occidental¡±. Desde el pasado abril, cuando se reuni¨® en Rabat con el ministro de Asuntos Exteriores, Naser Burita, De Mistura no ha vuelto a dar ning¨²n nuevo paso de mediaci¨®n.
Concentraciones minoritarias ocasionales
Observadores independientes en El Aai¨²n constatan que apenas hay manifestaciones en los ¨²ltimos tiempos, y que las que se producen son minoritarias y ocasionales. Muchos saharauis se han apartado de la pol¨ªtica, como Abdel¨¢ al Hairach, de 65 a?os, un profesor nacionalista que se concentra en ayudar a migrantes subsaharianos al frente de la Asociaci¨®n Inmigraci¨®n y Desarrollo. ¡°Las autoridades han abierto un nuevo centro de detenci¨®n de inmigrantes en un lugar a¨²n no declarado¡±, asegura en un fluido espa?ol aprendido en su infancia en el S¨¢hara colonial. ¡°En El Aai¨²n hay entre 2.000 y 3.000 migrantes subsaharianos en tr¨¢nsito, pero hay muchos m¨¢s en la costa a la espera de una patera, a partir de unos 3.000 euros de pago por la traves¨ªa clandestina hasta Canarias¡±, asegura El Hairach.
¡ª?Cree que Marruecos va a establecer un sistema de autonom¨ªa pol¨ªtica plena para el S¨¢hara?
¡ªLlevamos casi 50 a?os ya con Marruecos. Pienso que es imposible que podamos tener una autonom¨ªa como la del Pa¨ªs Vasco o Catalu?a en Espa?a. Es una causa perdida¨C replica el profesor saharaui.
¡°Tenemos la esperanza de un futuro compartido entre los pueblos¡±, sostiene a su vez Djimi el Ghalia, ¡°pero Marruecos debe respetar nuestra voluntad de poder elegir qu¨¦ futuro queremos. Si el pueblo saharaui quiere la autonom¨ªa, lo aplaudiremos, pero si quiere la independencia, esa ser¨¢ su decisi¨®n¡±.
En la sede de la Asociaci¨®n Generaciones de La Paz, exalumnos del Colegio la Paz en el Aai¨²n, centro de educaci¨®n espa?ol en la capital del S¨¢hara que sigui¨® impartiendo clases tras la salida de Espa?a del territorio, una docena de saharauis en torno a los 60 a?os conforman un inusual foro de debate p¨²blico. Se trata de la junta directiva de la asociaci¨®n. Un coro de voces con el sonoro castellano que todav¨ªa se escucha en el S¨¢hara. En torno a una mesa se puede hablar de todo, menos de pol¨ªtica.
¡°Nuestros estatutos dejan claro que nuestros fines son culturales y educativos¡±, explica Bashir Bussola, de 65 a?os, secretario de la asociaci¨®n, un economista formado en la Universidad de Salamanca. ¡°Somos representantes de la sociedad civil que se educ¨® en castellano en El Aai¨²n¡±, puntualiza en una c¨¦ntrica casa del que fue barrio espa?ol, con una caracter¨ªstica c¨²pula semiesf¨¦rica.
¡°Pero la pol¨ªtica siempre acaba saliendo a relucir en nuestras conversaciones¡±, tercia entre bromas y veras Gajmula Ebbi, de 62 a?os, licenciada en Filolog¨ªa Hisp¨¢nica por la Universidad de Rabat. ¡°Es inevitable¡±, apostilla esta antigua alumna del Colegio la Paz, que se exili¨® con su familia en los campamentos de Tinduf y milit¨® en las filas del Frente Polisario entre 1975 y 1992, antes de regresar a El Aai¨²n para convertirse durante 14 a?os en diputada en el Parlamento marroqu¨ª por el Partido del Progreso y el Socialismo.
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