Polio, hepatitis, meningitis... El desastre humanitario de Gaza se traduce en enfermedades
El hallazgo en un beb¨¦ nacido al inicio de la guerra del primer caso de polio en 25 a?os en la Franja muestra el impacto en la salud de 10 meses de hacinamiento, escasez de agua, malnutrici¨®n y desplazamientos forzosos
Lo advert¨ªan desde hace meses las agencias de la ONU y ONG en Gaza: solo era cuesti¨®n de tiempo. Las desastrosas condiciones sanitarias, las multitudes en tiendas de campa?a, los desplazamientos en serie y la escasez de comida y agua acabar¨ªan traduci¨¦ndose ¨Dm¨¢s temprano que tarde¨D en enfermedades. Sobre todo en las que florecen por el hacinamiento o la presencia de restos fecales en las aguas. La pasada semana, las autoridades sanitarias anunciaron el primer caso de polio en Gaza en 25 a?os, en Deir Al Balah, una localidad en la que han acabado decenas de miles de desplazados. Es un beb¨¦ de 10 meses que no estaba vacunado. Tiene el cuerpo paralizado y su vida corre peligro, seg¨²n ha informado este viernes la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA). Nada casualmente, su edad coincide con la duraci¨®n de la invasi¨®n de Gaza, que ha bajado la tasa de vacunaci¨®n del 99% al 89% y durante la que han nacido al menos 50.000 beb¨¦s que ¨Dentre bombas y evacuaciones forzosas¨D dif¨ªcilmente habr¨¢n recibido la dosis.
La polio se transmite principalmente por el consumo de agua con restos fecales. El virus ya hab¨ªa sido detectado en julio, en muestras de aguas residuales en seis puntos de Jan Yunis y Deir El Balah. Para comprobar si los casos sospechosos eran reales, hubo que llevar a analizar las muestras a Jordania.
La pasada semana, la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) y la agencia de la ONU para la infancia, UNICEF, se?alaron en un comunicado conjunto que tienen garantizado el abastecimiento de 1,6 millones de dosis de la vacuna oral tipo 2 para suministrar a m¨¢s de 640.000 menores de 10 a?os, pero la campa?a solo ser¨¢ efectiva si llega al menos al 96%, lo que ¡°ser¨¢ imposible¡± sin una ¡°pausa humanitaria¡±.
Las vacunas entrar¨ªan a finales de agosto a trav¨¦s del aeropuerto Ben Guri¨®n, cerca de Tel Aviv, y deber¨ªan dirigirse a Gaza sin romper la cadena de fr¨ªo. Tiene que haber, adem¨¢s, suficiente dinero en efectivo (para que la gente pueda pagar los desplazamientos), combustible y redes de telecomunicaciones operativas para informar a la poblaci¨®n de la campa?a.
Por ello, la suerte de estos 640.000 gazat¨ªes menores de 10 a?os condenados a permanecer en el infierno de Gaza depende mucho de quienes negocian estos d¨ªas un alto el fuego, aunque habiten mundos completamente distintos a miles de kil¨®metros.
El di¨¢logo atraviesa un impasse por la fallida estrategia del jefe de la diplomacia de uno de los pa¨ªses mediadores (EE UU), Antony Blinken, de permitir al primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu, modificar lo acordado, presentar el nuevo borrador como una ¡°propuesta de compromiso¡± y presionar a Ham¨¢s a aceptarlo. El objetivo, no obstante, sigue siendo celebrar este fin de semana en El Cairo la reuni¨®n prevista para este jueves. El presidente Joe Biden (con la candidata dem¨®crata a la presidencia, Kamala Harris, en la l¨ªnea) habl¨® a ¨²ltima hora de este mi¨¦rcoles con Netanyahu para transmitirle la ¡°urgencia de cerrar¡± un acuerdo de alto el fuego.
Para la Casa Blanca, esa ¡°urgencia¡± viene sobre todo de la cercan¨ªa de unas re?idas elecciones presidenciales contra Donald Trump y del riesgo de guerra regional, si fracasa el di¨¢logo. Pero, para las organizaciones humanitarias, tiene m¨¢s que ver con evitar un brote de polio, que afecta sobre todo a los menores de cinco a?os, puede causar par¨¢lisis o deformidades y la vacunaci¨®n masiva erradic¨® casi completamente del mundo hace cuatro d¨¦cadas.
Pausa humanitaria
Como las necesidades inmediatas casan mal con los tiempos de las negociaciones pol¨ªticas, el discurso se centra ahora en lograr una pausa humanitaria de una semana para la vacunaci¨®n. La pidi¨® la semana pasada el propio secretario general de la ONU, Ant¨®nio Guterres, y la apoya el Ministerio de Sanidad del Gobierno de Ham¨¢s en Gaza. Israel no ha respondido formalmente y el COGAT (el organismo del Ministerio de Defensa que gestiona los asuntos civiles de Gaza y Cisjordania) se limita a se?alar que ha coordinado la entrada de m¨¢s de 300.000 viales y que el 90% de los gazat¨ªes est¨¢n vacunados.
Blinken sac¨® el tema con Netanyahu en su encuentro y su vaga respuesta sobre el tema, en la rueda de prensa en Tel Aviv este lunes, no da demasiado lugar a la esperanza: ¡°Compartimos en gran medida la preocupaci¨®n por la posibilidad de la reaparici¨®n [de la polio] y hemos estado trabajando en un plan detallado para asegurarnos de que quienes necesitan vacunarse puedan hacerlo. Estamos trabajando en ello con el Gobierno israel¨ª y creo que podremos avanzar en un plan para hacerlo en las pr¨®ximas semanas¡±.
La perspectiva de semanas elaborando un plan es justo lo contrario de lo que plantea el sector humanitario. ¡°Ahora que la poliomielitis est¨¢ confirmada, la respuesta debe medirse en horas, no en semanas¡±, aseguraba la responsable de Acci¨®n contra el Hambre para Oriente Pr¨®ximo, Natalia Anguera, en un llamamiento difundido este martes por unos 40 profesionales m¨¦dicos y ONG, como el Consejo Noruego para los Refugiados, CARE u Oxfam.
Aguas con heces y monta?as de basura
No bastar¨ªa con abrir otro dudoso ¡°corredor humanitario¡±, porque todo est¨¢ conectado en un territorio en el que la prioridad es conseguir agua y comida y los charcos de aguas con heces y las monta?as de basura se han convertido en la nueva realidad cotidiana. El 70% de las bombas de aguas residuales est¨¢n destruidas y ninguna planta de tratamiento de aguas residuales funciona de forma permanente.
Las letrinas son agujeros en la arena delimitados como tal. Como no siempre es posible lavarse las manos despu¨¦s y el agua se recoge en bidones insalubres que los gazat¨ªes transportan de un lado a otro, las diarreas agudas llegaron, seg¨²n la ONU, a 415.766 en los siete primeros meses de guerra, un cuarto de ellas en menores de cinco a?os. Y, como muchos viven hacinados en tiendas de campa?a sobre la arena y con un calor sofocante, los casos de sarna, piojos, erupciones cut¨¢neas, varicela e ictericia aguda se cuentan por decenas de miles.
El pasado d¨ªa 12, el Programa Mundial de Alimentos de la ONU asegur¨® que muchas cocinas comunitarias en el centro y sur de Gaza tienen dificultades por la inestabilidad de los suministros humanitarios y la carencia de comida y combustible, sobre todo a ra¨ªz de las ¨²ltimos ¨®rdenes de evacuaci¨®n; antes, objeto de condena internacional; hoy, parte del d¨ªa a d¨ªa de los gazat¨ªes. Han sido 12 en agosto, una cada dos d¨ªas, afectando a unas 250.000 personas, m¨¢s de una d¨¦cima parte de la poblaci¨®n. Las ¨²ltimas, en Jan Yunis y Deir Al Balah, donde algunas familias han pasado la noche en carreteras o en la playa tras huir del avance de los tanques desde el este y el oeste. El 90% de gazat¨ªes no vive hoy donde lo hac¨ªa antes de la guerra, y la mayor¨ªa lo hace en condiciones infrahumanas en tiendas de campa?a o apelotonada en apartamentos, incluso da?ados.
Sof¨ªa Pi?eiro ha estado en Gaza en dos ocasiones como coordinadora de enfermer¨ªa de M¨¦dicos sin Fronteras Espa?a. En la primera, entre febrero y marzo, su misi¨®n se centr¨® en Rafah, a¨²n por invadir. La segunda concluy¨® la pasada semana, en pediatr¨ªa y maternidad en el hospital Al Nasser, de Jan Yunis. El ambiente, se?ala, es ¡°muy distinto¡±. ¡°Antes estaba la carga de los refugiados, pero Rafah se consideraba una zona segura. Y que la guerra estaba m¨¢s lejos. Ese l¨ªmite se ha desdibujado completamente¡±, asegura por tel¨¦fono. El ej¨¦rcito acaba, adem¨¢s, de reducir al 11% la denominada ¡°zona humanitaria¡±.
Pi?eiro se ha encontrado esta vez con lo habitual: heridas simples que acaban infect¨¢ndose y requiriendo un antibi¨®tico (por falta de agua y material para hacer una simple limpia en su momento), infecciones respiratorias y cut¨¢neas, picaduras de insectos... Pero tambi¨¦n con ¡°un nivel de desborde¡± que hace imposible el aislamiento necesario para evitar la expansi¨®n de la hepatitis A, que supera ya los 100.000 casos, seg¨²n datos de Naciones Unidas.
¡°En un hospital de 60 camas hemos llegado a tener 180 pacientes [¡] En una habitaci¨®n para cuatro ni?os, siete. Hemos llegado a tener beb¨¦s de cuatro meses con fiebre en el pasillo porque no hay d¨®nde atenderlos¡±, rememora. ¡°En el posparto, las propias mujeres te ped¨ªan el alta. No se sent¨ªan seguras en el hospital, porque otros han sido atacados¡±, apunta.
Es un c¨ªrculo vicioso. La meningitis, por ejemplo, se transmite por las gotitas que salen de la boca, como la covid, por lo que resulta fundamental el aislamiento, tambi¨¦n para asegurarse de que siguen la dieta necesaria. Dado que la atenci¨®n primaria no da abasto, algunos pacientes acuden directamente a los ya sobrepasados hospitales, donde se presenta el dilema de tratarlos o devolverlos a su vida en una tienda de campa?a con hasta 14 personas m¨¢s y pegados a otras tiendas. M¨¢s a¨²n cuando llegar a los puntos de atenci¨®n sanitaria es complicado y peligroso (tanto para las familias como para los profesionales sanitarios) y la poblaci¨®n rara vez consigue asentarse en un lugar.
Existe, adem¨¢s, un efecto acumulativo tras 10 meses de guerra. Los cuerpos pagan el precio de tanto tiempo en condiciones tan precarias. Los ni?os ¨Dexplica Pi?eiro¨D tienen menos defensas despu¨¦s de 10 meses de ¡°una dieta muy b¨¢sica basada en carbohidratos¡±. El ministro israel¨ª de Finanzas, Bezalel Smotrich, se?al¨® a principios de mes que matar de hambre a ¡°dos millones de personas¡± (en referencia a todos los gazat¨ªes) ¡°podr¨ªa ser justo y moral hasta que vuelvan los rehenes¡± israel¨ªes en manos de Ham¨¢s, pero ¡°nadie¡± en el mundo lo permitir¨ªa. ¡°Traemos [permitimos la entrada) de ayuda porque no tenemos elecci¨®n [¡] Necesitamos legitimidad internacional para esta guerra¡±, agreg¨®.
El ej¨¦rcito israel¨ª s¨ª ha vacunado a sus soldados, a ra¨ªz del hallazgo del virus en las aguas. Lo ha hecho en su territorio, durante permisos y reemplazos. Tanto a los destinados en el interior de Gaza como a quienes lo estar¨¢n en breve. No resuelve, sin embargo, el riesgo de que en oto?o las lluvias lleven las aguas contaminadas hacia un acu¨ªfero del que tambi¨¦n obtienen agua Israel, Egipto y Jordania.
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