UE-Mercosur, un acuerdo mejor para los ciudadanos en un momento crucial
Nuestras empresas y agricultores se encuentran con restricciones e incertidumbres geopol¨ªticas que ponen en peligro su competitividad. Este pacto representa una oportunidad de revertir esta tendencia
Europa ha sido, desde siempre, un continente de naturaleza comerciante, pero nos enfrentamos ahora a un mundo en el que se est¨¢n levantando nuevas barreras comerciales. Nuestras empresas y nuestros agricultores se encuentran con crecientes restricciones, situaciones de competencia desleal e incertidumbres geopol¨ªticas que ponen en peligro su competitividad. La nueva asociaci¨®n entre la Uni¨®n Europea y el Mercosur representa una oportunidad de revertir esta tendencia. Esta es la raz¨®n por la que he viajado esta semana a Montevideo: para concluir nuestras negociaciones y liberar el valor de una cooperaci¨®n m¨¢s estrecha con un mercado amplio y en r¨¢pido crecimiento de m¨¢s de 260 millones de personas.
Hace cinco a?os llegamos a un acuerdo inicial de principio entre la Uni¨®n Europea y los pa¨ªses del Mercosur: Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay. Sin embargo, ese acuerdo suscit¨® preocupaciones en diferentes sectores de las sociedades y la econom¨ªa europeas, desde los agricultores hasta las asociaciones de consumidores y las ONG medioambientales.
Los hemos escuchado atentamente y, a lo largo de cinco a?os de negociaciones, hemos abordado directamente cada una de las inquietudes expresadas. El acuerdo que hemos alcanzado ofrece las mayores protecciones jam¨¢s incorporadas a un pacto comercial. Protege a nuestros sectores econ¨®micos m¨¢s esenciales, como la agricultura y la industria alimentaria. Mediante la aplicaci¨®n de estrictas normas, protege tambi¨¦n a nuestros consumidores. Adem¨¢s, otorga prioridad a la protecci¨®n de nuestro planeta y sus pulmones verdes. No es la misma alianza que suscribimos hace cinco a?os, sino el resultado de toda una transformaci¨®n. Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que se trata de un acuerdo mejor para los ciudadanos europeos.
Esta nueva asociaci¨®n llega, adem¨¢s, en un momento crucial para Europa. El panorama mundial se ha tornado m¨¢s fragmentado y conflictivo. El a?o pasado, el valor de las restricciones comerciales en todo el mundo se triplicaron con creces. Si pretendemos salir airosos de estos retos, debemos estrechar nuestros v¨ªnculos con socios que nos son afines.
La Uni¨®n Europea y el Mercosur crear¨¢n un mercado de 700 millones de personas que aportar¨¢ beneficios inmediatos, en primer lugar, a las decenas de miles de empresas europeas ¡ªla mitad de ellas, de tipo peque?o y mediano¡ª que comercian ya con Am¨¦rica Latina. Los aranceles aplicados por el Mercosur a los productos europeos son muy severos: 35% para art¨ªculos de moda, 27% para el vino y hasta 55% para otros productos agroalimentarios. El acuerdo eliminar¨¢ casi todos los aranceles sobre la totalidad de los productos, lo que supondr¨¢ para los exportadores de la UE un ahorro de hasta 4.000 millones de euros anuales, y abrir¨¢ este din¨¢mico mercado a los exportadores europeos.
Se trata, asimismo, del trato m¨¢s exhaustivo que jam¨¢s se ha negociado para proteger las bebidas y los alimentos europeos. M¨¢s de 350 productos europeos quedar¨¢n amparados por una indicaci¨®n geogr¨¢fica, lo que har¨¢ ilegal la venta de imitaciones o falsificaciones. Por ejemplo, en los supermercados del Mercosur ya no se vender¨¢ m¨¢s ¡°queso estilo queso manchego¡±, sino ¨²nicamente el producto original fabricado en Espa?a. Por primera vez en la historia, los inspectores europeos tendr¨¢n la oportunidad de vigilar tales pr¨¢cticas y ponerles coto.
Merced a este acuerdo, los agricultores europeos se beneficiar¨¢n de nuevas salvaguardias. Hemos negociado l¨ªmites m¨¢ximos de importaci¨®n para los productos agroalimentarios sensibles: las importaciones procedentes del Mercosur representar¨¢n tan solo una peque?a fracci¨®n del consumo europeo: el 0,1% para la carne de porcino y el 1,5% para la de vacuno. Un principio fundamental es que los exportadores del Mercosur deber¨¢n cumplir las mismas y rigurosas normas que los productores europeos. Para garantizar que as¨ª sea, en toda circunstancia, hemos acordado reforzar los controles y estrechar la cooperaci¨®n con las autoridades locales de los pa¨ªses del Mercosur.
La Comisi¨®n Europea seguir¨¢ de cerca la evoluci¨®n del mercado tras la aplicaci¨®n del acuerdo, en particular en lo que respecta al sector agr¨ªcola. Velaremos por que la asociaci¨®n con el Mercosur sea tan beneficiosa para los agricultores europeos como para los consumidores europeos. Para el improbable supuesto de que el sector agrario en Europa sufra repercusiones negativas a ra¨ªz de la ejecuci¨®n del nuevo acuerdo, tenemos previsto crear una reserva por un valor m¨ªnimo de 1 000 millones de euros. Esa ser¨¢ nuestra ¡°p¨®liza de seguros¡± para nuestros agricultores y nuestras zonas rurales. Junto con el sector agr¨ªcola europeo, pondremos en marcha nuevas medidas que permitan simplificar y reducir sus tr¨¢mites burocr¨¢ticos.
El acuerdo supone tambi¨¦n una buena noticia para las industrias europeas que dependen de materias primas procedentes del extranjero. De aqu¨ª al final de la d¨¦cada, la demanda de los minerales fundamentales necesarios para las tecnolog¨ªas limpias y digitales se habr¨¢ triplicado. De hecho, ya ha arrancado la carrera mundial para controlar su producci¨®n y comercio. Los pa¨ªses del Mercosur se encuentran entre los mayores productores mundiales de litio, mineral de hierro, n¨ªquel y otros elementos. La nueva asociaci¨®n reducir¨¢ o suprimir¨¢ los derechos de exportaci¨®n, eliminar¨¢ las restricciones a la exportaci¨®n y deshar¨¢ los monopolios. Adem¨¢s, diversificar¨¢ nuestra cartera de proveedores y reducir¨¢ nuestras dependencias excesivas. Tanto por el lado de las importaciones como por el de las exportaciones, el acuerdo UE-Mercosur potenciar¨¢ la competitividad de Europa en todos los sectores.
Una necesidad geopol¨ªtica
Los argumentos econ¨®micos en favor de este acuerdo son meridianos. Dicho esto, para Europa, los acuerdos comerciales no solo guardan relaci¨®n con la econom¨ªa. Este nuevo acuerdo es, adem¨¢s, una necesidad geopol¨ªtica. Las asociaciones comerciales son una forma de construir y reforzar comunidades de valores compartidos: as¨ª es tambi¨¦n en el caso de nuestras asociaciones con el Mercosur. Ambas partes tenemos mucho en com¨²n: historia, cultura, lenguas¡ Ambas partes creemos que el cambio clim¨¢tico es el reto decisivo de nuestro tiempo. As¨ª pues, el acuerdo refleja nuestro compromiso conjunto con el Acuerdo de Par¨ªs sobre el Cambio Clim¨¢tico y la lucha contra la deforestaci¨®n. La Uni¨®n Europea y el Mercosur comparten tambi¨¦n la convicci¨®n de que la cooperaci¨®n internacional es el verdadero motor del progreso y la prosperidad. Ahora que otras potencias avanzan en la direcci¨®n opuesta, nosotros optamos por mantenernos unidos en la escena mundial, en defensa de un comercio m¨¢s libre y justo.
Por eso, hoy es un buen d¨ªa para Europa y el Mercosur. Toda una generaci¨®n de dirigentes ha dedicado a?os a buscar un acuerdo que ofrezca las mejores condiciones a Europa. Ahora ha llegado el momento de que las generaciones futuras de consumidores y empresas, de familias y agricultores, cosechen sus frutos. Con esta actuaci¨®n perseguimos nuestro objetivo com¨²n de impulsar la competitividad de Europa.
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