?Tiene justificaci¨®n cient¨ªfica la fijaci¨®n con los parques infantiles en las medidas para frenar la covid?
Unos nunca volvieron a abrirse despu¨¦s del Estado de Alarma, otros se han cerrado ahora. Nadie entiende la fijaci¨®n de los pol¨ªticos con los parques: son entornos seguros y necesarios
En Espa?a ha ocurrido un hecho curioso: las ¨¢reas de juego infantil fueron las primeras en cerrar sus puertas cuando se decret¨® el Estado de Alarma el 14 de marzo, y han sido las ¨²ltimas en volver a abrirlas cuando el pa¨ªs comenz¨® la desescalada. No es el ¨²nico asunto extraordinario con respecto a los parques: hay municipios en los que ni siquiera se han vuelto a abrir. Y otros en los que si bien se reabrieron, con la llegada de la segunda ola se les ha vuelto a echar el cierre. ?Por qu¨¦ esa fijaci¨®n con los parques? ?Hay evidencia cient¨ªfica que sostenga el cierre de estos espacios fundamentales para el desarrollo de la infancia? ¡°Hay explicaci¨®n, pero no es t¨¦cnica, porque s¨ª hay mucha evidencia disponible, pero no para cerrar los parques, sino para animar a la gente a ir a ellos. La explicaci¨®n, desde mi punto de vista, pasa porque tiene muy poco coste econ¨®mico cerrar los parques, ya que no se deja de ingresar dinero por cerrarlos, y muy poco coste pol¨ªtico, porque no hay ninguna patronal de empresarios en contra¡±, afirma Javier Padilla, m¨¦dico de familia y coautor de Epidemiocracia (Capitan Swing).
Su opini¨®n la comparte Deborah Garc¨ªa Bello, divulgadora cient¨ªfica y autora del blog Dimetilsulfuro, que considera que esta medida tiene su ra¨ªz en el hecho de que al principio de la pandemia se crey¨® que los ni?os pod¨ªan ser supercontagiadores. Una hip¨®tesis que, seg¨²n recuerda, fue descarta ya hace muchos meses. De hecho, la evidencia actual se?ala todo lo contrario: las tasas de transmisi¨®n en menores de nueve a?os son muy bajas. ¡°Las medidas que se tomaron al principio de la pandemia y que entonces podr¨ªan estar justificadas ahora han dejado de estarlo, lo que demuestra que falta actualizaci¨®n cient¨ªfica en las medidas tomadas para adaptarlas a la evidencia cient¨ªfica de la que disponemos hoy en d¨ªa¡±, afirma.
Un grupo de cient¨ªficos y m¨¦dicos publicaba el pasado lunes una carta en la revista Science en la que alertaban de la ¡°abrumadora evidencia¡± de que la inhalaci¨®n de SARS-CoV-2 ¡°representa una ruta de transmisi¨®n importante para la covid-19¡± y a?ad¨ªan que ¡°es mucho m¨¢s probable que uno inhale aerosoles que una gota, por lo que la atenci¨®n debe centrarse en la protecci¨®n contra la transmisi¨®n a¨¦rea¡±. En ese sentido, instaban a los gobernantes a difundir ¡°instrucciones claras sobre la importancia de trasladar las actividades al aire libre, mejorar el aire interior mediante ventilaci¨®n y filtraci¨®n, y mejorar la protecci¨®n para los trabajadores de alto riesgo¡±.
¡°?Cu¨¢ndo se ponen los ni?os malos? ?Cu¨¢ndo empiezan a ir al parque o cuando empiezan a ir al cole?¡±, se pregunta al respecto Javier Padilla, que se?ala que un padre se puede ir todos los d¨ªas al parque con su hijo y no tener ¨¦ste ning¨²n problema de salud y, sin embargo, llevarlo al colegio y enfermar dos d¨ªas despu¨¦s: ¡°Los ni?os se ponen malos cuando est¨¢n en sitios cerrados, con mucha gente y con poca distancia. Siempre ha sido as¨ª y la evidencia dice que tambi¨¦n es as¨ª en el caso de la covid-19. Por eso pedimos que los colegios tengan m¨¢s espacios abiertos y que se parezcan cada vez m¨¢s a los parques. Es decir, no hay que pensar en cerrar los parques ni en cerrar los colegios, sino en conseguir que los colegios se parezcan a los parques lo m¨¢s posible¡±.
El otro argumento esgrimido por las autoridades sanitarias para que los parques fuesen los ¨²ltimos espacios p¨²blicos en abrirse tras el desconfinamiento fue el posible riesgo de contagio a trav¨¦s de objetos inanimados. Es decir, en el caso concreto de las ¨¢reas de juego infantil, el contagio del virus mediante el contacto con columpios del parque que pudiesen estar infectados por haber sido tocados previamente por un portador. La evidencia actual, sin embargo, desmiente tambi¨¦n esta hip¨®tesis. ¡°Nuestros hallazgos sugieren que es poco probable que la contaminaci¨®n ambiental que conduce a la transmisi¨®n del SARS-CoV-2 ocurra en condiciones de la vida real siempre que se cumplan los procedimientos de limpieza y las precauciones est¨¢ndar. Estos datos apoyar¨ªan la hip¨®tesis de que la posibilidad de transmisi¨®n a trav¨¦s de superficies inanimadas es menos frecuente de lo que se reconoc¨ªa hasta ahora¡±, concluyen los autores de un estudio reciente publicado en la revista cient¨ªfica The Lancet y que analiz¨® el grado de contaminaci¨®n de superficies inanimadas en una sala de enfermedades infecciosas est¨¢ndar de un importante hospital de referencia en el norte de Italia.
¡°Las decisiones se toman con base en el miedo y eso es un problema¡±
Para el doctor Juan Antonio Ortega, coordinador del Comit¨¦ de Salud Medioambiental de la Asociaci¨®n Espa?ola de Pediatr¨ªa (AEP) y director de la Unidad de Salud Medioambiental Pedi¨¢trica del Hospital Cl¨ªnico Universitario Virgen de la Arrixaca de Murcia, la explicaci¨®n al cierre de los parques hay que buscarla ¡°en la visi¨®n c¨®smica de unos funcionarios de epidemiolog¨ªa que siguen anclados en el siglo XIX y que se apoyan en un empirismo higi¨¦nico en el que no se tiene en cuenta los determinantes socionaturales de la COVID-19¡±. En opini¨®n de Ortega, la gesti¨®n de la crisis sanitaria en Espa?a se est¨¢ sosteniendo en un modelo ¡°basado en el miedo al contagio en el que todo se confunde con la propagaci¨®n de las miasmas. Y el problema es que el miedo es m¨¢s contagioso que el virus. As¨ª, con la misma cautela y evidencias cient¨ªficas que quemaban troncos de romero para elevar las miasmas ahora cierran los parques al aire libre de forma ejemplar y moralizadora¡±.
Al mismo argumento apunta Heike Freire, docente, investigadora y referente internacional de la pedagog¨ªa verde, para quien la toma de medidas con base en el miedo puede acabar siendo contraproducente: ¡°No hay que hacer la vida tan segura como sea posible, sino tan segura como sea necesario. Cuando uno decide unas medidas debe estudiar su proporcionalidad y ser muy consciente de que, si se pasa de protecci¨®n, esa misma protecci¨®n puede tener efectos secundarios y generar efectos colaterales que la infancia y nuestra sociedad pagar¨¢ durante mucho tiempo¡±. Un aspecto en el que tambi¨¦n incid¨ªa un art¨ªculo publicado en Science a finales de septiembre, en el que sus autores ped¨ªan que las medidas de mitigaci¨®n de la pandemia que afecten al bienestar de la infancia ¡°solo se tomen si existe evidencia de que ayudan, porque hay mucha evidencia de que son da?inas¡±.
En ese sentido, Por amor a la infancia, la red de profesionales y familias en defensa de los derechos de ni?os y ni?as de la que Freire es fundadora, ha convocado para el pr¨®ximo 10 de octubre, coincidiendo con el D¨ªa Mundial de la Salud Mental, una serie de acciones en todos los parques infantiles del pa¨ªs para, bajo el hashtag #jugaresunderecho, reivindicar el art¨ªculo 31 de la Convenci¨®n por los Derechos del Ni?o, que recoge el derecho de ni?os y ni?as al descanso y el esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad y a participar libremente en la vida cultural y en las artes. ¡°Todos somos responsables de proteger ese derecho y los gobiernos nacionales, auton¨®micos y locales est¨¢n obligados a ello, de forma que, si no lo hacen, estar¨¢n incurriendo en un delito. Por eso vamos a reivindicar en primer lugar la apertura de los parques como espacio de juego, encuentro y socializaci¨®n; y en segunda instancia que esos espacios necesarios para la infancia, en vez de estar construidos con materiales t¨®xicos, est¨¦n construidos con naturaleza, que es lo que necesitan los ni?os y ni?as. Los parques infantiles deben dejar de ser un coto de negocio para empresas amigas de quienes gobiernan en los Ayuntamientos y empezar a construirse en funci¨®n de las necesidades infantiles¡±.
En el juego como derecho de la infancia y los parques como espacios destinados a ese fin insisten tambi¨¦n desde diferentes colectivos y asociaciones como la Asociaci¨®n Madres por Clima, entre otras, que publicaban recientemente el manifiesto En defensa del derecho al juego y al aire libre, en el que alertan que ¡°prohibiciones arbitrarias¡± como el cierre de parques y zonas verdes ¡°sin ning¨²n respaldo cient¨ªfico-t¨¦cnico¡± puede conllevar ¡°el cuestionamiento sistem¨¢tico de otras medidas razonables y necesarias¡±. En el mismo documento, Madres por el Clima apela ¡°al respeto¡± de los derechos de la infancia y adolescencia recogidos en la Convenci¨®n de los Derechos del Ni?o y anima a la ciudadan¨ªa a manifestar y exigir ¡°de forma responsable, creativa y l¨²dica su derecho al aire libre y al recreo como un acto de responsabilidad c¨ªvica. Sabemos cuidar, sabemos cuidarnos y queremos ciudades que en estos duros momentos nos cuiden¡±.
Diferenciar entre zonas verdes y parques
¡°Lo que me sorprende es que, a nivel comunicativo, todav¨ªa hoy, los dirigentes pol¨ªticos sigan sin diferenciar parque o zona de verde de ¨¢rea de juegos infantil¡±, afirma Javier Padilla. Y es que una cosa es una zona verde o un parque, que puede tener en su interior, incluso, un ¨¢rea de juegos infantil; y, otra distinta, los espacios recreativos infantiles que hay en muchos entornos urbanos, sobre todo de grandes ciudades, que se constituyen como peque?as islas con columpios para el esparcimiento infantil en mitad de un mar de edificios y cemento.
¡°Un parque como El Retiro en Madrid o el de Santa Margarita en A Coru?a es il¨®gico cerrarlos porque estar¨ªas quitando a la gente espacios abiertos que son pulmones de aire libre en ciudades con tanta densidad de poblaci¨®n¡±, explica Deborah Garc¨ªa, que puede llegar a entender que los ayuntamientos precinten ¨¢reas de juego infantil ¡°si no pueden garantizar una correcta higiene y desinfecci¨®n¡± de las instalaciones (un argumento que esgrimen muchos ayuntamientos para adoptar la medida), aunque matiza que, adem¨¢s de ser un espacio abierto, la evidencia cient¨ªfica muestra que las tasas de transmisi¨®n en menores son muy bajas.
¡°Parece muy claro que lo que son parques en may¨²sculas, zonas verdes y jardines, no tiene ning¨²n sentido cerrarlos. Pero tambi¨¦n tiene muy poco sentido cerrar las ¨¢reas de juego recreativas. Primero porque parece que no son lugares de gran transmisi¨®n del virus y, desde luego, no son lugares de m¨¢s transmisi¨®n que esa misma terraza de bar que est¨¢ al lado o en el mismo parque. Y segundo porque los ni?os est¨¢n yendo al colegio¡±, a?ade por su parte Padilla, que se?ala que en todo caso se podr¨ªa llegar a un acuerdo para debatir de forma independiente el cierre de unos y otros espacios. ¡°Si hubiera evidencia de que las ¨¢reas de juego aumentan un poco la capacidad de transmisi¨®n, podr¨ªamos llegar al acuerdo para tomar medidas que no fueran lineales para todos sin diferenciar el contexto urbano de cada realidad. As¨ª, por ejemplo, esas ¨¢reas de juego que est¨¦n en un gran parque, como por ejemplo El Retiro, se podr¨ªan cerrar. Pero, a cambio, habr¨ªa que mantener abiertas las que est¨¢n en parques peque?os y urbanos, y destinar a su desinfecci¨®n a la gente estaba trabajando en los grandes parques. En todo caso, lo que no podemos seguir es cargando sobre los hombros de la infancia toda la responsabilidad de la pandemia¡±, concluye.
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