Por qu¨¦ no se da clase en los parques
Los directores dicen que llevar la ense?anza al exterior supone problemas log¨ªsticos y de seguridad y exige m¨¢s recursos
En agosto, las autoridades educativas pidieron a los centros que realizaran el mayor n¨²mero de actividades al aire libre al considerarse especialmente seguro frente a la covid. Tambi¨¦n plantearon que, en caso de resultar necesario, escuelas e institutos utilizaran bibliotecas municipales y otros edificios externos para asegurar la mayor presencialidad posible. Un mes despu¨¦s del inicio del curso, sin embargo, los ejemplos de centros p¨²blicos que han trascendido los l¨ªmites de su recinto resultan muy escasos. El presidente de la federaci¨®n de directores de institutos, Raimundo de los Reyes, por ejemplo, no conoce ninguno. El de la federaci¨®n de directores de colegios de infantil y primaria, Vicent Ma?es, tampoco.
Ambos coinciden en que salir, y especialmente trasladar el aula al cielo abierto de un parque, implicar¨ªa problemas log¨ªsticos, administrativos y de seguridad, adem¨¢s de requerir unos recursos humanos de los que carecen. Los expertos, en general, est¨¢n de acuerdo, aunque algunos creen que en la falta de iniciativa al respecto ha pesado tambi¨¦n la comodidad.
¡°Sobre el papel queda muy bien decir seg¨²n qu¨¦ cosas, pero luego hay que llevarlas a la realidad. Yo trabajo en Mula [Murcia, 16.800 habitantes], donde hay cuatro centros solo de secundaria. Entre los cuatro podemos sumar 25 grupos. ?C¨®mo vamos a sacarlos todos a la calle?¡±, afirma De los Reyes. Y un grupo, prosigue, tiene varios profesores en la misma jornada, as¨ª que utilizar sedes distintas supondr¨ªa un ¡°lapso de 10 o 15 minutos en cada cambio de clase¡±, lo que al final del d¨ªa generar¨ªa un problema con el horario. ¡°Adem¨¢s de que en las circunstancias en las que nos encontramos el alumnado no puede quedarse solo ese rato, tiene que estar tutelado permanentemente¡±, dice.
El director admite que tal obst¨¢culo podr¨ªa solucionarse con la presencia de monitores, pero advierte de que nadie se los ha ofrecido. Y reconoce que, si se hubiera establecido la obligaci¨®n de que los institutos tuvieran que dar todas las clases de forma presencial, se habr¨ªan visto obligados a buscar espacios alternativos, pero subraya que ello hubiera exigido la contrataci¨®n de muchos m¨¢s profesores. ¡°Con m¨¢s recursos siempre caben m¨¢s soluciones¡±, se?ala. De los Reyes considera ¡°inviable¡±, en todo caso, trasladar las clases a los parques: ¡°A los alumnos indisciplinados que no se pueden marchar del instituto porque est¨¢n las puertas cerradas, ?c¨®mo los sujetas si est¨¢s en un parque y dicen: ¡®me largo¡¯?¡±.
Cruzar sem¨¢foros
Adem¨¢s de la falta de materiales, Vicent Ma?es, a?ade que hoy para organizar cualquier salida es necesario una autorizaci¨®n individual y expresa de la familia de cada alumno, lo que supondr¨ªa otra carga burocr¨¢tica, aparte de que algunos padres podr¨ªan negarse. ¡°Y para ir con un grupo de primaria al parque, si tienes que cruzar tres sem¨¢foros, necesitas dos profesores. O unos monitores con los que no contamos. Una cosa es salir un d¨ªa a hacer una actividad concreta, que lo hacemos, pero lo otro es muy complicado¡±.
Juan Manuel Escudero, catedr¨¢tico em¨¦rito de Organizaci¨®n Escolar, coincide con los directores. ¡°Dar clase al aire libre podr¨ªa ser deseable. Pero la cantidad de alumnos que asisten a la escuela es tan impresionante que me parece que convertirlas en algo regular de lo que puedan disfrutar todos los alumnos es tan complejo que desborda las posibilidades de la escolarizaci¨®n¡±.
El soci¨®logo Mariano Fern¨¢ndez Enguita cree, en cambio, que en los centros existe tambi¨¦n ¡°una enorme inercia¡± contraria tanto a dar clase al aire libre como a acordar con otras Administraciones el uso de sus instalaciones. ¡°Los centros est¨¢n acostumbrados a funcionar como recintos. Cierran las puertas una vez que han entrado los alumnos y crean un ambiente protegido, autosuficiente, como un santuario. Hay poca costumbre de salir y colaborar con lo de fuera, cuando en realidad siempre hay motivos sociales o pedag¨®gicos para establecer relaciones. Lo que saben hacer el conjunto de los profesores del centro en relaci¨®n con lo que la sociedad sabe hacer es cada vez m¨¢s insignificante. Qu¨¦ mejor que poder recurrir al museo de enfrente, a la fundaci¨®n de la esquina o al grupo de mujeres de no s¨¦ d¨®nde. Pero, aunque hay actitudes distintas, la dominante es encerrarse, simplificar. Es un problema de las organizaciones en general, no solo de los centros educativos¡±.
La covid, subraya Juan Antonio Ortega, miembro de la Asociaci¨®n Espa?ola de Pediatr¨ªa, ¡°es un contaminante biol¨®gico ambiental y necesitamos m¨¢s actividades al aire libre en los parques urbanos¡±. Ortega detall¨® esta y otras recomendaciones en un informe para la federaci¨®n de padres Giner de los R¨ªos de Madrid. Su presidenta, Mari Carmen Morillas, cree que si los centros no las est¨¢n llevando a la pr¨¢ctica es, en buena medida, porque los equipos directivos no dan m¨¢s de s¨ª. ¡°Las medidas higi¨¦nicas, los planes de contingencia y toda la responsabilidad ha reca¨ªdo sobre ellos, que ya de normal soportan una gran burocracia. Se han sentido saturados, en muchas ocasiones sobrepasados y algunos han dimitido¡±, afirma.
La dificultad a?adida de la mascarilla al aire libre
A Pilar Gargallo, presidenta de la Federaci¨®n de Movimientos de Renovaci¨®n Pedag¨®gica de Catalu?a, le consta que muchos municipios han ofrecido espacios a los centros para dar clase, pero muy pocos han aceptado. ¡°No lo han hecho porque no tienen profesorado ni tendr¨ªan los equipamientos de que disponen en clase. Y tambi¨¦n por comodidad, porque con el modelo semipresencial, s¨ª los tienen¡±. Dar clase en el parque no supondr¨ªa un problema pedag¨®gico, opina, pero tendr¨ªa que estar bien planificado. ¡°Con tanta ratio, llevando mascarilla, con lo que ya cuesta que te entiendan en clase, y sin un lugar preparado ser¨ªa precario. Un d¨ªa, vale, otro tambi¨¦n, pero ?todo el curso? Hay d¨ªas que llueve, hace viento o pasa gente... Y habr¨ªa que evitar una excesiva exposici¨®n al sol. No es tan sencillo¡±.
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