Patricia Fern¨¢ndez: ¡°No hay un ¨²nico modo de ser madre como no hay dos hijos iguales¡±

Patricia Fern¨¢ndez Lorenzo, psic¨®loga y terapeuta familiar en el servicio p¨²blico de salud asturiano, acaba de publicar Psicolog¨ªa del embarazo (Editorial S¨ªntesis), junto a la psiquiatra Ibone Olza. En el libro proponen para este per¨ªodo una perspectiva ecosist¨¦mica, una propuesta que parte de la psicolog¨ªa del desarrollo de los a?os setenta y que ellas han adaptado a la etapa perinatal. Esta perspectiva consiste en comprender c¨®mo impacta la madre sobre el beb¨¦ en formaci¨®n y a la vez c¨®mo influye este sobre la propia madre en su desarrollo ps¨ªquico, teniendo siempre en cuenta la complejidad de la maternidad y la crianza. ¡°A las circunstancias de cada madre y de cada familia se suman las circunstancias que envuelven a cada sociedad en su momento hist¨®rico¡±, dice Patricia Fern¨¢ndez. No se olvidan del entorno (los hermanos y hermanas, la familia extensa, los profesionales sanitarios, el contexto laboral, los protocolos, pol¨ªticas sociosanitarias y la cultura) ni del padre o la pareja mujer como soporte emocional, capaz ¡°observar d¨®nde m¨¢s falta hace¡±. Porque, como dicen Olza y Fern¨¢ndez en el libro, ¡°cuidar a las gestantes, favoreciendo que puedan ser las madres que sus criaturas necesitan, es probablemente una de las maneras m¨¢s bonitas de invertir en un mundo mejor¡±. Un reto enorme en una sociedad que parece entender el cuidado de las madres m¨¢s desde lo patol¨®gico, solo cuando ocurre algo, pero que poco las escucha y las sostiene.

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PREGUNTA. ?Qu¨¦ ocurre a nivel ps¨ªquico durante el embarazo? ?Qu¨¦ cambios psicol¨®gicos se producen?

RESPUESTA. Muchos de los cambios los observamos en la cl¨ªnica, escuchando a las madres gestantes. La investigaci¨®n nos ha servido para validar y explicar parte de los mismos. Es com¨²n la ambivalencia emocional sobre todo en el primer trimestre, que explica la confusi¨®n, las dudas y la revoltura ps¨ªquica que se sabe es saludable y ¨²til para afrontar esta crisis del desarrollo con los cambios necesarios. En esta etapa pueden aflorar recuerdos del pasado, no siempre placenteros y a menudo desestabilizadores en lo ansioso o en lo depresivo. Este mecanismo sirve a la embarazada para echar la vista atr¨¢s, revisar su propia infancia, c¨®mo fue maternada y c¨®mo se recuerda de ni?a. Es cierto que esto puede ser desestabilizador y, por tanto, sensible para el emerger de psicopatolog¨ªa, pero es tambi¨¦n un tiempo potencialmente sanador por la oportunidad que brinda para revisar la propia historia de vida desde un espacio de cuidados.

P. ?Influye el estado de nuestra salud ps¨ªquica durante el embarazo en la experiencia de la maternidad despu¨¦s?

R. As¨ª es. La etapa perinatal act¨²a como un cont¨ªnuum desde la propia concepci¨®n hasta los dos a?os de la criatura. A menudo la cl¨ªnica depresiva, los cuadros obsesivos o el p¨¢nico se inician en el embarazo, aun cuando no siempre se detectan, pudiendo intensificarse en los primeros a?os de crianza. Por eso insistimos en que la embarazada necesita tiempo para estar y conectar con su beb¨¦, bajar el ritmo previo es imprescindible.

P. Y qu¨¦ dif¨ªcil es parar¡­ No siempre es posible.

R. Considerar esto supone cambiar la concepci¨®n de la baja laboral en el embarazo y plantearla como un permiso necesario en el tercer trimestre para que la madre adopte el ritmo de los cuidados a la criatura a trav¨¦s del autocuidado. Debemos comprender y valorar el trabajo que desarrolla la gestante y su relevancia para el futuro de madre y beb¨¦.

P. La violencia obst¨¦trica es una de las violencias que pueden darse durante el embarazo. Aseguran que el riesgo de sufrirla aumenta en las ¨²ltimas semanas, cuando en muchos casos se proponen intervenciones innecesarias. ?Influye que se trata el embarazo casi como una patolog¨ªa?

R. La violencia obst¨¦trica es un problema estructural y global tal y como inform¨® recientemente la ONU. Conviene hacer un an¨¢lisis amplio y a muchos niveles para hacerle frente y superarla. Sin duda la atenci¨®n al embarazo, partiendo de considerarlo de alto o bajo riesgo, lleva tanto a profesionales como a mujeres a actuar desde la alerta y el miedo. El embarazo, el parto y el miedo se llevan mal. Tampoco ayuda el considerar a las mujeres incapaces de tomar decisiones informadas, ni minimizar o no considerar su papel en las intervenciones que se realizan sobre su propio cuerpo. En nombre de minimizar los riesgos vitales se incurre en da?os a menudo invisibles desde la inmediatez del paritorio. Los efectos de la violencia obst¨¦trica los vemos cuando escuchamos a las madres y los intuimos al escuchar tambi¨¦n a las profesionales, que afrontan su labor, temerosas de los resultados.

P. ?Falta sensibilidad y formaci¨®n en la atenci¨®n y el acompa?amiento de los procesos de embarazo, parto y postparto?

R. Faltan muchas cosas e igual sobran otras. Falta tiempo para escuchar y observar a las mujeres en su propia intuici¨®n, deseo y miedos. Falta confianza en que estos peque?os detalles sirvan y marquen la diferencia en cada parto. Falta que las profesionales acepten un papel distinto en la atenci¨®n al embarazo, al parto y al puerperio. Falta la continuidad de cuidados que viene reivindicando la matroner¨ªa y que permite que las profesionales y las madres se conozcan y dialoguen desde mucho antes del parto. Sin este giro no podemos aprovechar el potencial de la observaci¨®n y de la confianza en el cuerpo de la mujer y desde ah¨ª incorporar la intervenci¨®n obst¨¦trica con todas sus posibilidades en la medida en que es necesaria. Tambi¨¦n falta que las profesionales sean escuchadas y sostenidas en sus propios miedos y en su propia sobrecarga.

P. En la maternidad hay discursos muy polarizados, sobre todo en cuestiones como los cuidados, la lactancia materna o la elecci¨®n de c¨®mo queremos parir. ?Podemos encontrar una explicaci¨®n a este asunto en la psicolog¨ªa?

R. La maternidad ya no es un destino para la mujer y se ha convertido en una opci¨®n de vida. Las mujeres llegamos a la maternidad influidas por diferentes vivencias, historias de crianza, valores, necesidades y carencias. Tambi¨¦n simultaneamos otros roles en una sociedad en crisis donde los cuidados y el tiempo para los mismos se ha reducido al extremo. Es importante respetar y tener en cuenta el estilo maternal de cada mujer que emerge en ella con cada embarazo y que sin duda va revisando conforme avanza en su nueva identidad. No hay un ¨²nico modo de ser madre como no hay dos hijos iguales. No hay un modelo correcto de hacer las cosas.

P. Hay una parte dentro del feminismo ¨Cel que tiene la palabra¨C que se ha centrado en implicar a los hombres en los cuidados. Tengo la sensaci¨®n de que en esa b¨²squeda de implicaci¨®n se olvida las particularidades de lo materno y se tiende a buscar una igualdad que acaba generando una desigualdad de derechos. ?C¨®mo incluir a los padres en los cuidados sin arrebatar espacio a las madres?

R. Sin duda el papel del padre es insustituible como lo es el de la madre. Estamos en un proceso de cambio de un padre que se esperaba ausente a un padre que se espera presente en la crianza y que es cada vez m¨¢s necesario en la medida en que la madre no cuenta con muchas figuras de cuidados pr¨®ximas que lo suplanten. Entendemos que el padre puede estar confuso respecto a su lugar y que la individualidad de cada familia debe ser siempre considerada. En el libro nosotras proponemos partir de las necesidades del beb¨¦ y junto a ¨¦l priorizar las de la madre en esta etapa para desde ah¨ª ubicar al padre en su rol. La d¨ªada madre-beb¨¦ requiere de una atenci¨®n y soporte emocional donde el padre, o la pareja, tiene un papel privilegiado. Lejos de competir entendemos la crianza como un proceso largo y cooperativo donde cada uno adopta un rol que var¨ªa en funci¨®n de la etapa y de las necesidades de cada familia. El papel del padre est¨¢ en observar d¨®nde hace m¨¢s falta y esto no debe ser impuesto desde las instituciones.

P. ?Qu¨¦ impacto tienen para el beb¨¦ y su madre los permisos iguales e intransferibles?

R. El car¨¢cter intransferible de estos permisos, entorpece a la d¨ªada hacer el camino de vuelta tras el embarazo y parto respetando sus propios tiempos y necesidades. Esta propuesta arranca al beb¨¦ del cuerpo de la madre de manera impuesta y prematura antes de que esta se haya podido recolocar en su nueva identidad y preparar para salir al mundo y simultanear su rol materno con otros roles y labores. Parten de imponer a las familias el c¨®mo gestionar los cuidados en una etapa ¨²nica y cr¨ªtica para el desarrollo de la criatura y de la madre que ha hecho el camino de gestar, parir y maternar. Apelando a lograr una mejor posici¨®n de la mujer en el mercado laboral incurren en desconsiderar el deseo y la condici¨®n de cada madre en su familia.

P. Hoy, pese a que aparentemente tenemos en muchos lugares m¨¢s recursos que nunca criar en mejores condiciones, no siempre es posible criar como queremos. ?Hasta qu¨¦ punto influyen las circunstancias en nuestras maternidades?

R. Esta es la raz¨®n por la que el marco ecosist¨¦mico nos gusta para entender y abordar la complejidad de la maternidad y la crianza. A las circunstancias de cada madre y de cada familia se suman las circunstancias que envuelven a cada sociedad en su momento hist¨®rico. En general yo dir¨ªa que estamos en peores condiciones en lo que al ejercicio de la maternidad y los cuidados se refiere. Los recursos son a menudo externos y profesionalizados, las jornadas laborales son enormes e incompatibles con los ritmos de la crianza temprana. Las madres y los padres contamos con pocos m¨¢rgenes para estar desde el placer y no solo desde el deber.

P. ?Y eso puede tener consecuencias a nivel psicol¨®gico?

R. Las tiene. Al beb¨¦ y a la madre se les separa demasiado pronto. Me gusta decir que se les ¡°desencuerpa¡± demasiado pronto. Los problemas surgen en los primeros a?os en forma de dificultades para la regulaci¨®n y a?os m¨¢s tarde en des¨®rdenes en conducta y afectividad comunes en las consultas de salud mental infantil. Muchas madres refieren sentimientos de incompetencia, de culpa, estr¨¦s y desbordamiento que necesariamente las llevan a estar menos presentes para atender a las necesidades de los hijos que no concluyen cuando empiezan a la escuela. Son ellas las que vienen habitualmente a consulta con sus hijos e hijas. Son ellas las que nos lo cuentan. Detr¨¢s de problemas ansioso-depresivos desde el mismo embarazo es com¨²n encontrar insatisfacci¨®n y descontento con el proyecto de maternidad con el que se han topado.

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