Los ni?os a ballet y las ni?as a f¨²tbol: ?tienen g¨¦nero las actividades extraescolares?
La imaginaci¨®n y el juego son libres, pero los adultos socializamos a los menores seg¨²n unos roles que determinan qu¨¦ es lo masculino y qu¨¦ es lo femenino
La imaginaci¨®n y el juego son libres, no entienden de g¨¦nero, pero los adultos socializamos a los ni?os seg¨²n unos roles que determinan qu¨¦ es lo masculino y qu¨¦ es lo femenino. Somos los padres y las madres (y la sociedad) qui¨¦n acaba educando a ellas como personas tranquilas y cuidadoras, y a ellos dej¨¢ndoles ser m¨¢s movidos y premi¨¢ndoles cuando son competitivos. Como dec¨ªa Jean Piaget, los menores no juegan para aprender, sino que aprenden porque juegan, y si ese juego, deporte o clase extraescolar muestra que los chicos juegan a unas cosas y las chicas a otras (por el hecho de serlo), puede parecer que eso es algo natural, pero no, nada m¨¢s lejos de la realidad, ya que hay una intenci¨®n (un adulto) que gu¨ªa a la ni?a al rosa (al ballet) y al ni?o al azul (al f¨²tbol).
Sheila Villalba y Patricia Carde?osa forman Geuk Consultor¨ªa desde d¨®nde realizan talleres, proyectos coeducativos, seguimiento y puesta en marcha de planes de igualdad en centros o entidades relacionadas con la educaci¨®n o el ¨¢mbito social. La educadora social y promotora de igualdad Patricia Carde?osa nos cuenta: ¡°No es algo nuevo que los datos sobre el mercado laboral, la participaci¨®n sociopol¨ªtica, la realizaci¨®n y las horas de dedicaci¨®n al trabajo dom¨¦stico, la violencia contra las mujeres o la feminizaci¨®n de la pobreza, siguen siendo el reflejo de una sociedad desigual, y muestran la existencia de una jerarquizaci¨®n. Una posici¨®n asentada en una muy desigual valoraci¨®n y reconocimiento econ¨®mico y social. Esta situaci¨®n tiene su origen, en primer lugar, en un sistema de organizaci¨®n social que distribuye el poder y los recursos de manera desigualitaria seg¨²n el sexo, posicion¨¢ndonos a nosotras en una situaci¨®n de subordinaci¨®n. Y en segundo lugar, en la mayor¨ªa de los roles, estereotipos y patrones socioculturales de conducta aprendidos en funci¨®n del sexo. De esta forma creamos una organizaci¨®n dualista y discriminatoria¡±. Para Carde?osa es una necesidad reinventar, crear y fomentar espacios de ocio y juego que rompan con los roles tradicionales y que tengan en cuenta todas las formas de diversidad sexual, sin excepciones. Este es el ¨²nico camino hacia la igualdad afirma.
Seg¨²n la experta en Igualdad de g¨¦nero Mar¨ªa Gij¨®n, orientar a los ni?os a una actividad y a las ni?as a otra es un craso error: ¡°Crecen pensando que por haber nacido ni?a o ni?o no pueden hacer determinadas cosas y eso es absolutamente falso y, adem¨¢s es limitante. Los estereotipos de g¨¦nero son la base de la pir¨¢mide de las desigualdades de g¨¦nero, en cuyo punto m¨¢s alto est¨¢ la violencia de g¨¦nero. Hay estudios que muestran c¨®mo las ni?as se consideran menos fuertes y menos inteligentes a partir de los seis a?os, algo que, adem¨¢s de falso hace que comiencen a situarse en un segundo plano de la vida a una edad incre¨ªblemente temprana¡±. A trav¨¦s de los roles (el ni?o al f¨²tbol y la ni?a a patines) se marcan y controlan los comportamientos, definen los referentes de masculinidad y feminidad y se desaprueban las actitudes o conductas que se salen de las normas sociales o de lo que se espera de nosotras o nosotros. Y como afirma Patricia Carde?osa aunque puedan parecer inofensivos, marcan la existencia de las personas, condicionando los gustos, las expectativas, las ocupaciones, el salario y en general, la forma de vivir.
Clara Mer¨ªn nos habla desde su proyecto Educaiguales. Para ella, lo primero es ser consciente de que hemos crecido rodeados de estereotipos, asumirlo y eliminarlos: ¡°Como personas adultas que crecimos con unos estereotipos interiorizados de lo qu¨¦ es ser hombre y mujer, es importante deconstruirnos y darnos cuenta de que ni ellos son de Venus ni nosotras de Marte. Todas esas teor¨ªas est¨¢n superadas, el argumento biol¨®gico no se sustenta, no estamos m¨¢s capacitadas gen¨¦ticamente nosotras para poner lavadoras. Seamos conscientes de las desigualdades que nos rodean y c¨®mo las transmitimos sin darnos cuenta en el lenguaje (que por definici¨®n es sexista), en los juegos que les ofrecemos a nuestras hijas e hijos, en los contenidos audiovisuales a los que les exponemos (la mayor¨ªa de pel¨ªculas Disney son sexistas), en las extraescolares a las que les apuntamos, en los libros infantiles que les compramos (?qui¨¦n los protagoniza? ?Un personaje masculino o femenino?)¡±.
Mar¨ªa Guij¨®n desde sus redes sociales comparte recursos e ideas para Educar sin estereotipos: ¡°Hay que empezar por la utilizaci¨®n del lenguaje inclusivo con nuestras hijas e hijos. Desde los dos a?os diferencian perfectamente cosas de ni?a o cosas de ni?o por eso es tan importante tener muchos cuentos que combatan estos estereotipos. Las madres y padres tambi¨¦n tendr¨ªamos que elegir juguetes no estereotipados, incluir regalos contrarios a su sexo seg¨²n la sociedad, mostrarles referentes que rompan estereotipos (mujeres polic¨ªas, bomberas, cient¨ªficas u hombres con pelo largo, de rosa, bailando, llorando), fomentar mucho el deporte en las ni?as, y por ejemplo analizar dibujos y series previamente cuando puedan hacerlo¡±.
Para Sheila Villalba de Geuk Consultor¨ªa lo fundamental es que desde bien peque?os se les permita y se les facilite diferentes juegos; juegos que promuevan y estimulen su desarrollo, ¡°que no todo sea que ellas jueguen a mu?ecas y ellos a los coches, sino que puedan disponer de m¨²ltiples est¨ªmulos y que con ellos, aprendan y desarrollen diferentes formas de jugar. Sabemos que esto no es f¨¢cil, ya que salir a la calle y ver que un ni?o o ni?a va disfrazado sin ser carnavales, sigue siendo algo chocante y m¨¢s a¨²n si el disfraz que lleva el ni?o es de su ¨ªdola Frozen, por ejemplo. Pero hay que tener bien claro que, cuando se est¨¢ en los primeros a?os de vida o primera infancia, lo que se quiere es jugar¡±.
Concluye Clara Mer¨ªnde Educaiguales: ¡°Lo m¨¢s importante es alimentar y trabajar con ellas y ellos su autoestima y su amor propio para que no sientan que tienen que encajar a la fuerza en estereotipos del pasado que nosotras aprendimos sin cuestionarnos, se trata de darles alas, no encorsetarles y limitarles.
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