#MalamadreEnModoAvi¨®n: la encuesta que muestra que las madres no pueden desconectar
La nueva iniciativa de la comunidad que lucha por romper el mito de la maternidad perfecta incide en la necesidad de garantizar un tiempo y un lugar para la desconexi¨®n digital y as¨ª poder fomentar el bienestar personal y emocional de toda la familia
El esfuerzo por conciliar no deja de ser, por cotidiano, menos real. Y en medio de esa lucha por cuidarse y atender unas obligaciones y otras, est¨¢ la omnipresencia de los dispositivos digitales: 5 de cada 10 mujeres pasan entre dos y cuatro horas diarias delante del m¨®vil, y el 75% se refugia en las redes sociales para desconectar o entretenerse. Un tiempo que, muchas veces, pasa desapercibido, pero que genera malestar al 44% de las mujeres cuando toman conciencia de ello. As¨ª, al menos, se desprende de la ¨²ltima encuesta de Malasmadres y Movistar sobre el tiempo de uso de los dispositivos m¨®viles, #MalamadreEnModoAvi¨®n. ¡°Las mujeres nos reconocen siempre que se cuidan poco y mal, que no tienen tiempo para ellas. Por eso es importante reflexionar sobre la conexi¨®n digital cuando esta nos impide dedicar tiempo a otras actividades que necesitamos, como el autocuidado¡±, se?ala Laura Baena, fundadora de la comunidad que lucha por romper con el mito de la maternidad perfecta y alcanzar una conciliaci¨®n real.
Realizar una desconexi¨®n digital completa no es, probablemente, ni realista ni necesario, afirman los expertos. En cambio, lo que s¨ª resulta fundamental es ser consciente de c¨®mo se gestiona ese tiempo, qu¨¦ nos aporta esa interacci¨®n y cu¨¢ntos minutos u horas nos queda para cultivar nuestros intereses y las relaciones sociales y familiares. Por eso, junto con la encuesta, el Club de Malasmadres invit¨® a 70 mujeres a apagar el m¨®vil y apuntar c¨®mo se sent¨ªan en un diario de ¡°Malamadre en modo avi¨®n¡±.
En muchos casos, ello las llev¨® a ser conscientes de todo lo que dejaban de hacer cuando les atrapaban las redes sociales. Y eso, apunta Baena, es el verdadero problema: porque no solo importa el tiempo de uso de las pantallas, sino tambi¨¦n c¨®mo usamos los dispositivos y qu¨¦ tipo de contenidos consumimos: ¡°Vemos una tendencia a usar el m¨®vil para desconectar y entretenernos, y eso est¨¢ bien, siempre y cuando seamos capaces de autocuidarnos y de no llevar el m¨®vil como si fuera una extensi¨®n de nosotras mismas, perdiendo la capacidad de concentrarnos y de estar presentes¡±.
Dedicarle m¨¢s tiempo de lo aconsejable a un dispositivo tecnol¨®gico tiene claras consecuencias negativas, tanto para la salud emocional como para la capacidad de concentraci¨®n y la calidad de las relaciones que cada uno establece con su entorno, empezando por la familia. ¡°Si t¨² sales de trabajar a las tres o cuatro de la tarde y recoges a tu hijo del cole a las cinco, y a las ocho y media o nueve est¨¢ durmiendo, no tienes mucho tiempo [para compartir]. Y si de esas tres o cuatro horas, dedicas dos a estar con tu m¨®vil, te est¨¢s perdiendo gran parte de la vida de tu hijo, y ¨¦l se est¨¢ perdiendo el estar contigo¡±, advierte Rafa Guerrero, psic¨®logo experto en neuroeducaci¨®n y gesti¨®n emocional. Unos dispositivos que pueden, adem¨¢s, ¡°producir una sensaci¨®n de agobio y estr¨¦s por encima de lo normal, por esa caracter¨ªstica que tienen de refuerzo inmediato; y ejercen un poder adictivo por esos chispazos de dopamina que se producen y que est¨¢n cient¨ªficamente probados¡±, a?ade. Para Guerrero es necesario parar, reflexionar y analizar cu¨¢l es nuestra relaci¨®n con la tecnolog¨ªa y qu¨¦ emociones nos genera.
Normas para un buen uso de la tecnolog¨ªa
Practicar un uso saludable de los dispositivos digitales pasa, necesariamente, por ser conscientes de si les dedicamos demasiado tiempo en nuestro d¨ªa a d¨ªa. Y, de ser as¨ª, saber poner los medios para revertir esta situaci¨®n: ¡°Podemos, por ejemplo, establecer una zona libre de dispositivos en el hogar: el sal¨®n, la cocina, el cuarto de los juguetes... Y que ah¨ª no haya ni m¨®viles, ni televisi¨®n, ni iPad. O usar el modo avi¨®n a determinadas horas, cada d¨ªa de seis a siete o de seis a ocho, por ejemplo, en las que no se usen ninguno de estos aparatos¡±, recomienda Guerrero.
Concretar unas normas y unos l¨ªmites para todos resulta tambi¨¦n esencial. Seis de cada diez familias encuestadas aseguran poner reglas en el hogar, pero la mayor¨ªa de ellas reconoce que estas se dirigen m¨¢s bien a los menores y no a las personas adultas. Una pr¨¢ctica sobre la que llaman la atenci¨®n tanto Baena como Guerrero: ¡°En el hogar no podemos olvidar que [los padres] somos ejemplo tanto en el uso de la tecnolog¨ªa como en todo lo dem¨¢s. Hay que aplicar el sentido com¨²n y poner unas normas comunes en el uso de las pantallas que no obliguen solo a limitar el tiempo, sino a ver qu¨¦ contenidos consumen, con qu¨¦ intenci¨®n y qu¨¦ les aporta¡±, sostiene la fundadora de Malasmadres. Un esfuerzo que, a veces, se ve complicado por las fronteras cada vez m¨¢s difusas entre la vida laboral y familiar: seis de cada diez mujeres con empleo afirman atender el m¨®vil en casa por motivos laborales, mientras que un porcentaje a¨²n mayor (el 71%) reconoce usarlo durante la jornada laboral por temas familiares o de cualquier otra ¨ªndole.
¡°Se trata de responsabilizarnos de un uso saludable¡±, a?ade Baena, a la vez que recuerda la importancia que tiene el fomentar el pensamiento cr¨ªtico de toda la familia. ¡°Las pantallas pueden ser una buena herramienta para conocernos mejor: no hay que darle la espalda, sino tomar conciencia, y por supuesto que no quite tiempo a otras actividades en familia¡±, a?ade.
Mundo digital y autocuidado
No se trata, por tanto, de vivir de espaldas a los beneficios que aporta la tecnolog¨ªa en cuanto a nuestro descanso y entretenimiento; sino m¨¢s bien de saber aprovechar aquello que aporta lo suficiente a nuestras vidas. ¡°Si la mayor parte del tiempo en pantallas lo dedicamos a las redes sociales y, adem¨¢s, de forma pasiva, nos toca revisar qu¨¦ consumimos, qu¨¦ apps utilizamos y qu¨¦ cuentas seguimos, para preguntarnos si nos aporta lo suficiente y si acaso nos quita tiempo de autocuidado¡±, reflexiona Baena. Porque las posibilidades del mundo digital son tan numerosas que hoy, a golpe de clic, podemos meditar, aprender, practicar deporte e incluso abrir espacios de di¨¢logo en familia, ¡°para compartir qu¨¦ hemos aprendido esa semana, qu¨¦ p¨®dcast hemos escuchado o qu¨¦ noticia nos llam¨® la atenci¨®n. Lo que no podemos hacer es desbloquear el m¨®vil y dejarnos llevar porque, entonces, es cuando te paras, miras el reloj y piensas: ?qu¨¦ he hecho esta ¨²ltima hora sin darme cuenta, cuando solo iba a hacer un Bizum o mandar un mensaje?¡±, a?ade.
Guerrero ofrece la ¨²ltima reflexi¨®n: ¡°Pensemos que, al final, el ser humano, como animal social, lo que realmente necesita es el contacto con el otro y su comprensi¨®n, no que un dispositivo le ponga en modo reactivo. Aunque haya quienes se refugian en las redes sociales como mecanismo sustitutivo de su relaci¨®n con los dem¨¢s, nuestra biolog¨ªa y nuestro ADN nos empuja a relacionarnos, a vincularnos, a abrazarnos y a estar en contacto f¨ªsico y real con el otro¡±.
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