Pedro Cifuentes, profesor y autor de c¨®mics: ¡°Nos pasamos de did¨¢cticos y robamos a los adolescentes el sentido de la maravilla¡±
El docente, que publica ¡®El Club de los Castigados¡¯¡¯, reivindica el potencial de la novela gr¨¢fica como herramienta para divulgar el arte y la historia entre los j¨®venes y tiene claro que el XXI va a ser el siglo del c¨®mic en la educaci¨®n
Aunque siempre ley¨® c¨®mics y llevaba mucho tiempo intentando dar el salto al mundo editorial, a Pedro Cifuentes (Castell¨®n, 48 a?os) el ¨¦xito como autor de c¨®mics le lleg¨® ya en la madurez. Y de una forma impensable hace unas d¨¦cadas, antes de la magia que, de vez en cuando, entre tanto ruido y tanta polarizaci¨®n, hacen internet y las redes sociales. Su primer trabajo, Historia del arte en c¨®mic: El mundo cl¨¢sico (Desperta Ferro, 2019), fue rechazado por varias editoriales hasta que una campa?a de micromecenazgo se convirti¨® en un ¨¦xito viral que, entonces s¨ª, abri¨® los ojos a las editoriales sobre el potencial de la novela gr¨¢fica como herramienta para divulgar entre el p¨²blico adolescente el arte y la historia.
Corr¨ªa el a?o 2019 y desde entonces Cifuentes no ha parado de publicar c¨®mics, entre ellos tres vol¨²menes m¨¢s de la colecci¨®n Historia del arte en c¨®mic, un libro dedicado a la historia de Espa?a (todos ellos en la editorial Desperta Ferro) o un recorrido por la historia de la literatura publicado con Harper Kids, Un viaje por las letras (2022). Y todo ello sin dejar de lado su trabajo como profesor de Ciencias Sociales en el IES Jaume I de Burriana, en Castell¨®n. ¡°Francamente, son dos profesiones muy exigentes que, adem¨¢s, se tienen que compaginar con una tercera, la de ser padre de familia. Me cost¨® mucho organizarme, entender que la parte del c¨®mic es una especie de segunda profesi¨®n, pero ahora estoy pasando un momento muy dulce dentro de lo viejuno que soy¡±, asegura entre risas a EL PA?S.
Compartir tiempo con adolescentes en el aula, asegura, le aporta ¡°mucha frescura¡± en su trabajo como autor de c¨®mic. Y a los j¨®venes, siempre en el punto de mira desde tiempos de S¨®crates, ¨¦l los defiende con u?as y dientes. ¡°Yo no podr¨ªa dedicarme a la docencia si no confiara en los chavales que tengo delante¡±, afirma el autor, que se muestra totalmente en contra de los discursos catastrofistas sobre la adolescencia: que si ¡°tienen menos nivel educativo que antes¡±, que si ¡°cada vez van a peor¡±¡ ¡°Este tipo de afirmaciones quiz¨¢s tienen mucho que ver con esa idea generacional de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Yo comparto mucho tiempo con adolescentes y lo que veo es que tienen mucho potencial y que no les falta cultura del esfuerzo. ?Claro, lo que no les puedes pedir es que rindan como un adulto!¡±.
Precisamente un grupo de adolescentes son los protagonistas de su ¨²ltimo c¨®mic, El Club de los Castigados (Harper Kids, 2024), un trabajo con el que da el salto de la divulgaci¨®n hist¨®rica a la ficci¨®n. Los personajes hist¨®ricos, no obstante, siguen estando muy presentes en este nuevo libro, ya que en un viaje que rompe cualquier frontera espaciotemporal estos j¨®venes se ver¨¢n las caras con personajes mitol¨®gicos, dinosaurios y grandes figuras hist¨®ricas como Leonardo da Vinci, Ada Lovelace, Hipatia de Alejandr¨ªa, Marco Polo, Alejandro Magno u Homero. En sus manos, la salvaci¨®n de una obra de arte capital, La Gioconda, para lo cual tendr¨¢n que rescatar a Lisa Gherardini, la modelo que inmortaliz¨® Leonardo da Vinci en su cuadro.
¡°Me apetec¨ªa dar el salto a la ficci¨®n, sobre todo porque es una historia que, aunque cueste cr¨¦elo, viene rondando en mi cabeza desde los 12 o 13 a?os. Por desgracia yo sufr¨ª acoso escolar dentro del instituto y me refugi¨¦ en la biblioteca y en mis amigos de toda la vida, que un poquito les pasaba igual. Quiz¨¢s esta es una historia que me hubiese gustado leer entonces, en la que unos chavales diferentes al resto se acaban convirtiendo en los elegidos para salvar el planeta. Adem¨¢s, pens¨¦ que, para los lectores, el hecho de ver que La Gioconda tambi¨¦n era una adolescente como ellos podr¨ªa crear un puente de uni¨®n con esta obra¡±, argumenta.
Aunque es un trabajo de ficci¨®n, El Club de los Castigados abre la puerta a que los lectores adolescentes se interesen por algunos de los personajes y conceptos que aparecen en la historia. ¡°Se trata de sembrar semillas, de despertar la curiosidad y que luego ellos sigan buscando. Muchas veces nos pasamos de pedagogistas y did¨¢cticos y les robamos el sentido de la maravilla. Despu¨¦s de leer el c¨®mic es probable que muchos, por ejemplo, busquen qu¨¦ es eso de la t¨¦cnica del sfumato o qu¨¦ es la Esfinge de Naxos¡±, se?ala el docente, para quien la divulgaci¨®n y la evasi¨®n y el disfrute no est¨¢n re?idos: ¡°Me gusta mucho parafrasear una frase del escritor Gilbert Keith Chesterton que dec¨ªa que divertido no es lo contrario de serio, sino que divertido es lo contrario de aburrido y de nada m¨¢s¡±.
Cifuentes, que considera que el c¨®mic es una especie de pegamento de doble cara (por un lado, une a diferentes generaciones y, por otro, acerca a los ni?os y adolescentes a los libros), se muestra feliz por el cambio de concepci¨®n social que ha habido hacia el c¨®mic y la novela gr¨¢fica en los ¨²ltimos a?os, especialmente en el campo de la educaci¨®n. ¡°Cuando empec¨¦ a trabajar como profesor me sent¨ªa casi como un profeta en tierra extra?a. Hab¨ªa una tradici¨®n de utilizar el tebeo como b¨¢lsamo. En el primer instituto en el que trabaj¨¦, por ejemplo, a los chavales que se portaban mal los enviaban a un aula de convivencia y ah¨ª hab¨ªa una mesa con c¨®mics. Hoy no es que el c¨®mic compita o conviva con otros recursos lectores, sino que en cualquier plan lector de instituto tienes multitud de tebeos y funcionan francamente bien¡±, asegura.
Aceptado ya como fuente lectora que puede mirar de t¨² a t¨² a la novela, el c¨®mic tambi¨¦n se utiliza cada vez m¨¢s como fuente de aprendizaje. Cifuentes va un paso m¨¢s all¨¢ y lo utiliza como recurso creativo: ¡°Es una herramienta muy potente a nivel de organizaci¨®n y de s¨ªntesis, porque en el c¨®mic no se trata tanto de saber dibujar bien como de saber contar cosas mediante una combinaci¨®n de texto e im¨¢genes. Eso te exige la capacidad de simplificar y organizar la informaci¨®n para dar forma a algo creativo¡±. ¡°Y luego tambi¨¦n es una herramienta muy potente a la hora de compartimentar el trabajo¡±, prosigue, ¡°sirve muy bien para trabajar en equipo, porque uno hace el dibujo, otro colorea, otro hace el guion, otro los di¨¢logos¡ En ese sentido, es una herramienta muy hol¨ªstica. Yo tengo claro que el siglo XXI va a ser el siglo del c¨®mic en la educaci¨®n¡±.
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