Jordi Nomen: ¡°Escuchamos poco a los ni?os y eso es un grave error¡±
Este profesor de Filosof¨ªa, autor de ¡®El ni?o fil¨®sofo y la ¨¦tica: propuestas pedag¨®gicas para transmitir valores a los ni?os¡¯, propone comprender y desarrollar el pensamiento cuidadoso o ¨¦tico desde la infancia
Jordi Nomen, profesor de Filosof¨ªa en la innovadora escuela Sadako de Barcelona, lleva m¨¢s de 20.000 ejemplares vendidos de los dos primeros vol¨²menes de su colecci¨®n El ni?o fil¨®sofo, una trilog¨ªa que cierra ahora con El ni?o fil¨®sofo y la ¨¦tica: propuestas pedag¨®gicas para transmitir valores a los ni?os (Arpa). En este ¨²ltimo volumen Nomen propone comprender y desarrollar el pensamiento cuidadoso o ¨¦tico desde la infancia, un pensamiento que, como explica a EL PA?S en conversaci¨®n telef¨®nica, introduce la variable de ?el otro?, la alteridad, en todas nuestras preocupaciones, emociones y acciones. ¡°Pensar de forma cuidadosa es tener en cuenta a la otra persona antes de decidir, pensar y actuar, tener en cuenta que hay m¨¢s cosas que nos unen de las que nos separan con ese ?otro?, tener en cuenta que somos terriblemente fr¨¢giles y que eso nos une como humanos¡±, explica el docente. En una ¨¦poca en la que los valores de las familias y de la escuela colisionan con los modelos sociales de ¨¦xito y en la que la Filosof¨ªa ha sido apartada definitivamente del curr¨ªculo acad¨¦mico de la educaci¨®n obligatoria, Jordi Nomen reivindica el poder de la filosof¨ªa y del pensamiento cuidadoso como herramientas para construir ¡°una generaci¨®n mejor y que no se equivoque tanto como la nuestra, que no ha sido capaz de erradicar la pobreza, ni las guerras, ni la crisis clim¨¢tica¡±.
PREGUNTA. Lleva publicados tres libros de enorme ¨¦xito reivindicando la filosof¨ªa desde la infancia. Al mismo tiempo, curiosamente, la Filosof¨ªa ha sido expulsada definitivamente del curr¨ªculo acad¨¦mico de secundaria.
RESPUESTA. Parece que para algunos la filosof¨ªa no tiene ninguna funci¨®n como instrumento en una democracia. En realidad, sin embargo, la filosof¨ªa permite cuestionar, que es algo fundamental en un sistema democr¨¢tico. La democracia necesita del cuestionamiento, de la transparencia, de poner en cuarentena lo que se nos dice, de utilizar el pensamiento cr¨ªtico y creativo y, por otra parte, de defender a las personas m¨¢s vulnerables, que es ese pensamiento cuidadoso que reivindico en el libro y que creo que forma parte de la filosof¨ªa tal y como yo la entiendo. Pero bueno, hay gente a la que no le interesa que la ciudadan¨ªa sea cr¨ªtica, creativa y cuidadosa y, por tanto, decide que ese saber no tiene funci¨®n dentro de la educaci¨®n obligatoria, lo cual me parece un grave error.
P. Usted reivindica que la extraordinaria capacidad de asombro y la curiosidad ilimitada de los ni?os y las ni?as son dos cualidades que los convierten en peque?os grandes fil¨®sofos. ?Se desaprovecha en las aulas ese potencial?
R. S¨ª, yo opino que escuchamos poco a los ni?os. De entrada, a¨²n no hemos superado ese viejo prejuicio de que los ni?os est¨¢n a medio hacer y que no tienen criterio, as¨ª que les miramos desde un cierto paternalismo rancio. Para m¨ª eso es un grave error, porque no permite escuchar su voz, que se sepa qu¨¦ piensan, qu¨¦ sienten. Y adem¨¢s es que mi experiencia es justo la contraria. Llevo 30 a?os dando clases de Filosof¨ªa para ni?os y ni?as y la verdad es que en todo ese tiempo nunca han dejado de sorprenderme en cada nueva idea que aportan. Yo aprendo much¨ªsimo de ellos.
P. Recientemente, la fil¨®sofa Ana Carrasco-Conde dec¨ªa que la filosof¨ªa implica unas condiciones que no se dan en la situaci¨®n actual, que es imposible un pensamiento cr¨ªtico con el ritmo fren¨¦tico de trabajo que llevamos hoy en d¨ªa.
R. Justo el otro d¨ªa en una clase de 5? de Primaria tuvimos un debate sobre para qu¨¦ sirve la imaginaci¨®n. Una ni?a, con el debate ya avanzado, dijo: ?lo malo es que todo esto que estamos diciendo lo perdemos cuando nos hacemos mayores, porque como tenemos tanta prisa y tantas obligaciones no nos queda tiempo para pensar y para imaginar?. Esa es una verdad como un templo y te la dicen los ni?os con una facilidad pasmosa.
P. Creo que a los padres nos pasa un poco eso que comentaba su alumna a la hora de ayudar a desarrollar el pensamiento filos¨®fico de nuestros hijos.
R. Es que pensemos que la palabra reflexi¨®n quiere decir volver a mirar. Y para volver a mirar se necesita tiempo y se necesita silencio. Sin embargo, vivimos en la era de la prisa y el ruido. Reflexionar sobre las cosas implica dedicarles un tiempo, es un proceso m¨¢s lento que la decisi¨®n impulsiva, pero tiene premio: al final lo que nos hace crecer son las decisiones reflexionadas. Y esto no deber¨ªamos olvidarlo en casa cuando hay un conflicto. Es mucho m¨¢s f¨¢cil proceder con el grito, la bronca y el castigo que pararnos a reflexionar para ver qu¨¦ ha pasado, por qu¨¦, en qu¨¦ circunstancias, con qu¨¦ intencionalidad, etc. Lo que pasa es que esto no est¨¢ de moda y se ve como una p¨¦rdida de tiempo, cuando en realidad es todo lo contrario, es darle al tiempo un verdadero valor que no pase ¨²nicamente por lo monetario.
P. El tercer y ¨²ltimo libro de la trilog¨ªa El ni?o fil¨®sofo est¨¢ dedicado a la ¨¦tica y a los valores. Usted considera que el individualismo y el relativismo que caracterizan a nuestra ¨¦poca no han acabado con los grandes valores sociales.
R. Yo creo que no han acabado con los grandes valores en el sentido de que toda familia y todo docente siguen teniendo claro que quieren que sus ni?os y ni?as sean buenas personas y felices. Esas dos son las grandes prioridades de valores que encontramos en el proyecto vital de las familias y de las escuelas. Ahora bien, el proyecto social no va por ah¨ª, evidentemente, porque, por un lado, la felicidad se banaliza o se confunde con el consumo; y, por el otro, lo de intentar conseguir que los ni?os se sientan queridos y respetados tampoco va por ah¨ª, ya que lo importante es que funcionen bien y que sigan las normas. En ese sentido mi percepci¨®n es que hay que hacer un cambio no tanto de valores, que entiendo que siguen ah¨ª, como de virtudes, porque al final un valor, si no va acompa?ado de la acci¨®n, no sirve de mucho. Como dec¨ªa Arist¨®teles, el valor debe ir acompa?ado de la virtud, del principio de acci¨®n.
P. Usted destaca en el libro precisamente eso, el valor de la acci¨®n en forma de ejemplo: ?los valores se aprenden sobre todo con el ejemplo (¡) los valores no se ense?an, se muestran, se transmiten?.
R. Es que el discurso sirve de poco cuando no existe el ejemplo o el testimonio -que es otra manera de mostrar los valores, aunque quiz¨¢s menos efectiva-, cuando un gran discurso va seguido de acciones absolutamente contradictorias. El valor debe encarnarse en la realidad, debe bajar a la tierra, de lo contrario no deja de ser un punto de vista que est¨¢ en el cielo, pero que no tiene ninguna repercusi¨®n en la vida cotidiana. En mi opini¨®n, la ¨¦tica implica pensar cuidadosamente para construir un mundo mejor y una democracia de calidad. Y eso requiere acciones, no solo pensamientos.
P. A diferencia de otros te¨®ricos, que argumentan que los ni?os hasta determinadas edades son egoc¨¦ntricos y tienen en cuenta fundamentalmente sus intereses individuales, usted dice que este pensamiento cuidadoso se puede trabajar desde edades tempranas.
R. Claro. Tenemos recursos muy cercanos para ir trabajando este pensamiento cuidadoso con los ni?os. Un ejemplo son los cuentos infantiles, que podemos utilizar para trabajar la empat¨ªa, la compasi¨®n y otros grandes valores. Es decir, ir m¨¢s all¨¢ de la comprensi¨®n lectora del argumento del cuento, porque quedarse ah¨ª, desde el punto de vista de la Filosof¨ªa, para m¨ª es una gran p¨¦rdida. Un libro nos permite hablar de los personajes, de qu¨¦ sienten, de c¨®mo viven, de c¨®mo se comportan, etc. Y lo mismo pasa con el cine y en general con cualquier forma de arte, que yo creo que son medios para llegar al pensamiento cuidadoso si la persona que est¨¢ guiando la actividad tiene claro el objetivo. Y en el libro tambi¨¦n propongo acciones concretas para mejorar el mundo, en la l¨ªnea de esa idea que comentaba que debemos actuar. Un ejemplo lo encontramos con las personas en situaci¨®n de pobreza que vemos en las puertas de muchos supermercados. Los ni?os y las ni?as tambi¨¦n las ven, pero en muchas ocasiones el mensaje que les llega de los adultos es: ?no lo mires?, ?no te acerques?. Yo propongo justo lo contrario, que ese ni?o y esa ni?a le diga ?buenos d¨ªas? o ?buenas tardes?, porque precisamente esa persona que est¨¢ en una situaci¨®n de pobreza agradecer¨¢ ese reconocimiento, ya que para nuestra sociedad, por desgracia, estas personas son invisibles, desaparecen de nuestra visi¨®n, que es lo peor que le puede pasar a un ser humano.
P. En tiempos de fake news, polarizaci¨®n y radicalismos como los que vivimos, ?adquiere m¨¢s importancia si cabe ese pensamiento cuidadoso?
R. Por supuesto. En tiempos de dogmatismos es absolutamente fundamental ese pensamiento cuidadoso, que como dec¨ªa Adela Cortina es un pensamiento de la raz¨®n cordial. Es decir, un pensamiento en el que la raz¨®n y el coraz¨®n deben funcionar a la vez. Va a ser cada vez m¨¢s f¨¢cil dejar a personas atr¨¢s, as¨ª que yo creo que ense?ar desde peque?os el tema de la compasi¨®n, de la fragilidad compartida, que todos vamos a necesitar ayuda y tenemos que estar dispuestos a prestar ayuda, es b¨¢sico. Tambi¨¦n ense?ar que la democracia es diversidad y que las opiniones de los dem¨¢s siempre nos pueden aportar algo, que siempre tienen algo de raz¨®n, aunque pensemos que no. Pienso que es crucial que este pensamiento llegue a las familias y a las escuelas. Y sobre todo que llegue a la infancia para que podamos construir una generaci¨®n mejor y que no se equivoque tanto como la nuestra, que no ha sido capaz de erradicar la pobreza, ni las guerras, ni la crisis clim¨¢tica.
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