Rafa Guerrero, psic¨®logo: ¡°Poner l¨ªmites a los hijos es obligatorio, estipularlos fortalece la comunicaci¨®n, promueve la convivencia y anticipa conflictos¡±
El experto en educaci¨®n publica ¡®Menudas rabietas¡¯, un libro con el que pretende dar pautas para abordar de forma respetuosa los problemas de conducta, antes, durante y despu¨¦s de que ocurran
El tema de las rabietas puede sonar como una constante en la crianza de los hijos. Y es que estas conductas explosivas, a las que todos los padres y madres temen y a las que todos se van a enfrentar en alg¨²n momento, inquietan. Y mucho. La realidad muestra que las pataletas que muchas veces sacan de quicio al m¨¢s calmado son una de las preocupaciones ¡ªjunto a las acad¨¦micas¡ª por las que los progenitores acuden m¨¢s a consulta. As¨ª al menos lo asegura el psic¨®logo infantil y juvenil Rafa Guerrero (Madrid, 42 a?os), que llega de nuevo a las librer¨ªas con su ¨²ltimo libro, Menudas rabietas: C¨®mo gestionar los problemas de conducta de manera respetuosa (Libros C¨²pula). En ¨¦l, este experto en educaci¨®n intenta argumentar y ofrecer pautas para el antes, el durante y el despu¨¦s de las pataletas, m¨¢s propensas a ocurrir en ni?os entre los dos y cuatro a?os.
¡°Decid¨ª escribirlo porque existe mucha demanda y porque, en mi opini¨®n, a la hora de abordar las rabietas sigue habiendo muchas creencias falsas y muy arraigadas en padres, profesores y profesionales. Creencias que no las solucionan, incluso las empeoran¡±, relata Guerrero por tel¨¦fono a EL PA?S. ¡°Por ejemplo, ignorar al ni?o¡±, prosigue, ¡°si nuestro hijo nos insulta o grita, pensamos que es mejor pasar de ¨¦l. Es lo que hacemos. Y no es el camino. Lo importante aqu¨ª es entender lo que hace tu hijo, por qu¨¦ lo hace, y, sobre todo, entender que lo que hacemos como personas no nos define¡±.
Con esta afirmaci¨®n, el psic¨®logo, tambi¨¦n autor de t¨ªtulos como TDAH. Entre la patolog¨ªa y la normalidad (2021) y Cuentos para el desarrollo emocional desde la teor¨ªa del apego (2019), se refiere a que uno no es peor persona por no tener pareja, por no aprobar el curso y tampoco por tener una rabieta: ¡°Lo que estamos mostrando con la extinci¨®n, ignor¨¢ndolos, es que no respetamos al ni?o. Si mi madre me llama, yo la llamo, si un amigo tiene un problema de salud, intento ayudarle, pero si un chaval se porta mal, lo que hago es no hablarle ni mirarle. Y se le pasa enseguida, s¨ª. Pero la verdad es que no se le pasa, lo que est¨¢ aprendiendo es que contigo no puede contar. Y es muy triste¡±.
Guerrero, que cuenta con m¨¢s de 270.000 seguidores en Instagram, explica que una cosa es la rabieta y otra la rabia: ¡°La primera es la puesta en escena. La puesta en marcha de una emoci¨®n que estamos proyectando que se llama rabia y que surge ante la incapacidad de poder controlarse¡±. El psic¨®logo sostiene que esto es algo que les sucede tanto a adultos como a ni?os, pero la diferencia es que los peque?os no tienen estrategias para regular esas emociones, mientras los mayores tienen la capacidad de razonar. Cuando ocurre una pataleta, prosigue, el cerebro libera adrenalina y cortisol: ¡°La primera anima a que hagamos algo, nos empuja, es el subid¨®n. Por su parte, el cortisol, que es la hormona del estr¨¦s, nos impide pensar, sentir e, incluso, ser ejecutivo. No permite que razonemos¡±. En resumen: tu cerebro te invita a actuar cuando te impide reflexionar.
¡°En concreto, la rabia te invita a agredir, a revolverte, a pegarte, a morder¡ a entender que te tienes que defender de una situaci¨®n y tienes que atacar¡±, contin¨²a Guerrero. ¡°Por lo que si soy un ni?o y mis hormonas me invitan a actuar y mi cerebro ejecutivo, que no est¨¢ suficientemente maduro, est¨¢ bloqueado por el estr¨¦s, pues la cosa est¨¢ muy clara: exploto. Y desde luego que no est¨¢ bien. Y no lo justifico. Pero tengo que comprender que mi hijo es peque?o¡±, a?ade. El psic¨®logo argumenta que las rabietas no se pueden evitar y afirma que son una etapa vital m¨¢s, como puede ser la adolescencia o la fase oral ¡ªdura desde el nacimiento hasta alrededor de los 18 meses o dos a?os y la fijaci¨®n es la boca¡ª. ¡°Lo que se puede hacer es aprender a gestionarlas mejor¡±.
?l apunta a la calma que tengan los padres como la principal herramienta para amortiguar las pataletas. Pone un ejemplo: ¡°Imagina que tienes mucha hambre y vas a un restaurante, y quieres tu plato favorito, y comes y de repente te lo quitan. Pues con los ni?os pasa lo mismo cuando hacen algo divertido como ver el iPad o jugar. Cuando a nivel cerebral estamos satisfaciendo una necesidad, lo que ocurre es que esa vivencia libera dopamina, porque estamos disfrutando del momento, y que te lo quiten no mola¡±, sostiene. Ah¨ª, seg¨²n explica, los padres y madres tienen que entender que su hijo se enfade.
La mejor manera para gestionar las pataletas es poner l¨ªmites: ¡°Nosotros, los adultos, podemos gestionarlo todo. Lo que hacen, lo que disfrutan, lo prohibido. Un ejemplo es establecer una serie de normas que el ni?o aprenda, como puede ser que solo puede ver 15 minutos el m¨®vil o que entre semana no se ve la tele¡±. Tambi¨¦n hay que tener claro que lo que podemos gestionar es nuestro entorno: ¡°No se puede controlar si se van con los abuelos, que seguramente les dejen el iPad o les den chuches, o si tiene un cumple. Y no pasa nada¡±.
Seg¨²n explica, los l¨ªmites son una manera de anticipar una situaci¨®n. Delimitan lo que se puede y lo que no se puede hacer: ¡°Es una manera de guiar. Y as¨ª decir, por ejemplo: ¡®Mira cari?o, cuando estemos en el parque te puedes mover por donde quieras, pero cuando regresemos a casa vamos a cruzar dos pasos de peatones y tendr¨¢s que darme la mano¡¯. Con los l¨ªmites no podemos ser excesivamente autoritarios, y sobre todo no son algo que sea bueno hacer, o que se recomiende, los l¨ªmites son obligatorios y estipularlos fortalece la comunicaci¨®n, promueve la propia convivencia y anticipan conflictos¡±.
Una de las cosas que m¨¢s asustan o no gustan a padres y madres es cuando el ni?o tiene una pataleta en un lugar p¨²blico. ¡°Los peque?os son muy listos. Conocen los momentos en los que nosotros lo pasamos muy mal y los que nos dan mucha verg¨¹enza. Se podr¨ªa hablar de chantaje por parte del menor¡±. Guerrero recomienda que en estos momentos primero entender por qu¨¦ el ni?o est¨¢ teniendo una rabieta ¡ªseguramente se produzca porque algo le parece injusto, como puede ser no comprarle algo que quiere¡ª y, sobre todo, mantener la calma: ¡°Sentarse, esperar, si se puede, para asumir lo que est¨¢ ocurriendo¡±. Lo mejor, seg¨²n prosigue, es mantener distancia, pero una en la que se le d¨¦ espacio pero que se est¨¦ lo suficientemente cerca para que el menor se sienta acompa?ado: ¡°Ponerse a su lado, mantener el hilo de contacto, permiti¨¦ndole su espacio ¡ªque ¨¦l no quiera que le toques, que le mires¡ª y no sacar el m¨®vil, evitar desconectar¡±.
Tras la rabieta hay que evitar el castigo, una acci¨®n que Guerrero confiesa que sigue muy arraigada en nuestra cultura: ¡°Simplemente nos sale¡±. De ah¨ª que el psic¨®logo defienda la crianza consciente, ¡°ser consciente de d¨®nde venimos y de la manera en la que nos han educado¡±. El siguiente paso, y ¨²ltimo, es integrar todo lo que ha sucedido y darle al ni?o una explicaci¨®n de lo que ha pasado: ¡°Esto solamente se puede dar cuando los peque?os se han calmado, si no no escuchan¡±.
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