Como ser un padre o madre mejor: seis consejos para conseguirlo
La experiencia explica que en la educaci¨®n no existen atajos o recetas m¨¢gicas que aseguren que se va a hacer siempre bien. Lo que ha funcionado a la perfecci¨®n con el primer hijo de poco sirve con el segundo
Siempre agradecer¨¦ a mis padres que estuvieran tan disponibles y presentes durante toda mi infancia y adolescencia. Su paciencia infinita con tres hijas que no paraban ni un minuto de revolotear por casa era de admirar despu¨¦s de sus largas jornadas de trabajo. Las tres ¨¦ramos como el d¨ªa y la noche y necesit¨¢bamos una atenci¨®n muy distinta a la que deb¨ªan dar respuesta.
Les toc¨® criarnos sin la ayuda de mis abuelos, que viv¨ªan a muchos kil¨®metros de casa, y hacer malabarismos para compaginar nuestro cuidado con su actividad laboral. Jam¨¢s se perdieron un partido de baloncesto, una tutor¨ªa en el colegio o se quejaron al ayudarnos a hacer alguna tarea escolar. Lo que s¨ª recuerdo era lo exhaustos que llegaban al final de la semana y el poco tiempo que ten¨ªan para ellos. ?nicamente descansaban cuando, en verano, volv¨ªamos al pueblo y abuelos y t¨ªos recuperaban con nosotras todo el tiempo perdido que el largo invierno les hab¨ªa robado sin poder estar con nosotras.
Desde que soy madre de dos ni?os, ahora ya adolescentes, una de mis grandes aspiraciones y preocupaciones ha sido siempre llegar a hacerlo tan bien como lo intentaron hacer ellos. Sin duda, es la responsabilidad m¨¢s importante que tengo en mi vida y por ello intento siempre hacerlo lo mejor que s¨¦ y puedo. Tengo la gran suerte de contar con un buen compa?ero de viaje al que me une esta apasionante aventura que es la de educar a personas que durante muchos a?os dependen de ti las 24 horas del d¨ªa.
La mayor¨ªa de familias cuando se estrenan en la maternidad o paternidad devoran cientos de libros y visualizan muchas ponencias de grandes divulgadores educativos con el objetivo de aprender a educar de manera positiva, a poner l¨ªmites sin dramas y a acompa?ar el desarrollo emocional desde la empat¨ªa y la conexi¨®n.
La experiencia ense?a que en la educaci¨®n no existen atajos o recetas m¨¢gicas que aseguren que se va a hacer siempre bien. Que lo que ha funcionado a la perfecci¨®n con el primer hijo, con el segundo de poco sirve. Que ser madre o padre es el ¨²nico oficio del mundo en el que primero otorgan el t¨ªtulo y luego se cursa la carrera, una carrera llena de obst¨¢culos y miles de cosas por aprender. Un quehacer que se asume a diario y que saca a mujeres y hombres de su zona de confort.
Con el tiempo tambi¨¦n se aprende que se tiene derecho a sentir que la maternidad en ocasiones satura y estresa. Que pasa por encima como si fuese una locomotora sin control. Que los ni?os no necesitan tener una madre o un padre perfecto, sino alguien que les quiera con locura y les ayude a buscar su mejor versi¨®n.
As¨ª que no se deber¨ªa caer en el error de educar desde la impaciencia; se deben eliminar del acompa?amiento los gritos, las amenazas y los castigos que tanto da?an la autoestima de los ni?os. Siendo capaces de dominar la ira, las reacciones desproporcionadas, el mal humor. Y encontrando un equilibrio entre la permisividad y la sobreprotecci¨®n en la crianza, en la educaci¨®n de los hijos.
?C¨®mo convertirse en un padre o madre mejor?
- Mostrando afecto. El amor incondicional debe ser el pilar del acompa?amiento. Un cari?o que va a crear un v¨ªnculo que aporta a la vida de los ni?os y adolescentes grandes dosis de confianza y seguridad. Educando con besos, abrazos, miradas c¨®mplices y palabras que alienten.
- Ense?ando paciencia y dando el tiempo suficiente para aprender, conociendo las caracter¨ªsticas propias de cada etapa educativa para ser capaces de entender conductas y establecer unas expectativas adecuadas hacia ellos. Siendo tambi¨¦n flexibles y emp¨¢ticos ante todas sus necesidades.
- Escuchando al ni?o o adolescente con ganas de entenderle, sin juicios de valor ni reproches. Poniendo atenci¨®n en todo aquello que necesita explicar, ayud¨¢ndole a ordenar sus pensamientos y emociones, haci¨¦ndole sentir que todo aquello que comparten importa mucho. Eliminando sermones y amenazas que tan pocos resultados dan.
- Estando muy presentes y accesibles en sus vidas. Los progenitores deber¨ªan interesarse por todo aquello que hacen, les gusta o les preocupa, compartiendo actividades que ayuden a pasar tiempo de calidad juntos. Haci¨¦ndoles tambi¨¦n part¨ªcipes de sus vidas, retos y sue?os.
- Siendo conscientes de que, en muchas ocasiones, van a meter la pata o no van a ser capaces de dar una buena respuesta a sus necesidades. Los padres y madres deben aprender a reconocer los errores con naturalidad sin que se llenen de impotencia o enfado, a volver a empezar las veces que sean necesarias y a no permitir que la culpa no les deje disfrutar de sus hijos.
- Educ¨¢ndoles el alma y la emoci¨®n. Ayud¨¢ndoles a identificar todo aquello que les recorre por dentro, a gestionar sus emociones, valid¨¢ndoles todo aquello que sienten. Ense?¨¢ndoles la importancia de ser agradecidos con las personas que les quieren y les cuidan y de valorar todo aquello que poseen.
Cada padre, cada madre, es ¨²nico y especial para sus hijos. Deber¨ªan ser capaces de disfrutar de sus hijos a diario y de aprender cada d¨ªa junto a ellos. Como dec¨ªa Friedrich Nietzsche: ¡°Lo que se hace por amor est¨¢ siempre m¨¢s all¨¢ del bien y el mal¡±.
*Sonia L¨®pez es maestra, psicopedagoga y divulgadora educativa. Madre de dos adolescentes.
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