El s¨ªndrome de la hija mayor o ni?as sobrecargadas de responsabilidad

El orden de nacimiento de los hermanos puede afectar al desarrollo y al car¨¢cter de los ni?os, y en el caso de las ni?as tiene incluso sus peculiaridades a?adidas. El llamado s¨ªndrome de la hija mayor es un t¨¦rmino divulgativo que se refiere al tipo de comportamiento que pueden desarrollar las hijas con m¨¢s edad de la familia, derivado de un determinado tipo de educaci¨®n, habitualmente r¨ªgida y convencional, como el reparto de roles y tareas seg¨²n el g¨¦nero. ¡°Suelen ser perfeccionistas, autoexigentes y con sobrecarga emocional. Intentan no fallar nunca, asumen tareas y obligaciones que no corresponden a su edad. Adem¨¢s, les cuesta pedir ayuda, por lo que resuelven solas los problemas a costa de su bienestar¡±, explica Alba Mar¨ªa Garc¨ªa, neuropsic¨®loga cl¨ªnica en Center Psicol¨®gica, en Madrid.

Garc¨ªa puntualiza que este exceso de carga en la infancia crea en las ni?as ansiedad, estr¨¦s y exceso de autoexigencia: ¡°Intentan hacerlo todo bien, como en sus estudios, o comportarse siempre como se espera de ellas, tienen preocupaci¨®n constante por no cumplir con las expectativas de terceros, priorizan las necesidades de los dem¨¢s sobre las propias y cargan con la sensaci¨®n de que nunca logran sus metas con la suficiente excelencia¡±.

Pero, ?por qu¨¦ le ocurre a las primog¨¦nitas? ¡°Las hijas mayores suelen considerarse modelos a seguir, adem¨¢s los padres de familias con recursos limitados o con muchos hijos tienden a delegar tareas en ellas¡±, destaca la especialista. ¡°Los estereotipos de g¨¦nero fomentan la situaci¨®n, porque cargan el peso de los deberes dom¨¦sticos en las mujeres y les asignan el papel de cuidadoras, sobre todo si no se diferencia con claridad las tareas adultas de las infantiles en el ¨¢mbito familiar¡±, prosigue Garc¨ªa. ¡°Tiene que ver con patrones de conducta asociados a la imposici¨®n de responsabilidades que, a menudo, recaen en la hija mayor, como la gesti¨®n de labores en el hogar o el apoyo emocional a los padres¡±, explica.

¡°Las ni?as, por el hecho de serlo, pueden tener imposiciones extras, que implican renuncias en la esfera personal, en aspectos como en lo acad¨¦mico, el ocio o el descanso¡±, a?ade por su parte Tristana Su¨¢rez, psic¨®loga de orientaci¨®n psicoanal¨ªtica y Gestalt en el Centro Integral San Lorenzo, en la localidad madrile?a de San Lorenzo de El Escorial. La estructura familiar influye en el planteamiento educativo de las primog¨¦nitas. Su¨¢rez recalca que, cuando hay hermanos menores, los padres pueden delegar en ellas su cuidado, desde que tienen entre 5 y 7 a?os: ¡°Suelen ser las depositarias y custodias de las tradiciones familiares. Se les atribuyen m¨¢s tareas y se les exige m¨¢s sentido del deber¡±. Adem¨¢s, seg¨²n contin¨²a la psic¨®loga, se puede cargar en ellas los patrones y valores que para el hogar son importantes, con el fin de que tomen el relevo.

Las repercusiones para una ni?a sobrecargada de responsabilidades que no corresponden a su edad afectan a su salud f¨ªsica y mental, algo que se puede mantener en la edad adulta. ¡°Ansiedad, baja autoestima, s¨ªndrome del impostor (sensaci¨®n de nunca lograr nada y ser un fraude), problemas asociados al estr¨¦s, como fatiga y dolores musculares, o la tendencia a establecer relaciones desequilibradas, como asumir siempre el rol de cuidadora¡±, enumera Garc¨ªa, que a?ade que, en el terreno laboral y acad¨¦mico, tambi¨¦n se refleja en el alto rendimiento, pero con el riesgo de sufrir burnout.

Est¨¢ en manos de los padres y madres evitar que su hija mayor sufra esta presi¨®n. ¡°Se pueden distribuir las tareas de manera equitativa entre los hermanos acorde a su edad o fomentar momentos para el juego y las actividades l¨²dicas, con el fin de evitar que la ni?a asuma roles de adulta de forma prematura. Tampoco conviene asignarle siempre el papel de ser un ejemplo o modelo a seguir¡±, recomienda Garc¨ªa. La experta aboga por la comunicaci¨®n para regular el papel de la hija mayor en la familia: ¡°Permitir que exprese sus emociones y necesidades, reconocer el esfuerzo y no solo el ¨¦xito, adem¨¢s de asegurar que tenga tiempo para s¨ª misma¡±.

Los mensajes que las hijas reciben de sus progenitores son importantes para evitar sobrecargarlas de presi¨®n.¡°Conviene evitar centrarse siempre en cuestiones relacionadas con el deber, el sacrificio o la obediencia, porque los ni?os tienden a querer cumplir las expectativas de sus padres. Es mejor ofrecer libertad y espacio para la expresi¨®n de la propia personalidad¡±, recomienda por su parte Su¨¢rez, que no duda de que el papel de las hijas puede verse determinado desde el nacimiento por las expectativas de los padres: ¡°Si, por ejemplo, la madre ha sido primog¨¦nita, puede transmitir de forma inconsciente a su hija mayor el papel de exceso de responsabilidad que se le asign¨® a ella. Por ello, es importante romper con esos estereotipos, de forma que se permita a la ni?a desarrollar su propia personalidad sin cargas impuestas¡±.