Se vende cenote a 25.000 d¨®lares por falta de recursos
Los due?os de los terrenos con entradas a los acu¨ªferos, considerados sagrados por los mayas, los ponen en venta porque no pueden mantenerlos ni explotarlos tur¨ªsticamente
Entre la densa selva que se extiende por la Reserva Hidrol¨®gica del Anillo de Cenotes en Yucat¨¢n, Filiberto Pech se abre paso por un camino de tierra con su mototaxi. Lleva a los turistas a que conozcan su pueblo, Cuzam¨¢, de apenas 5.000 habitantes, y a los m¨¢s de 200 cenotes de extraordinaria belleza que se esconden bajo el subsuelo de esta comunidad maya y que en su momento eran considerados sagrados por los pueblos originarios. Por el camino, pasa varias veces por carteles publicitarios con el mismo mensaje: ¡°se vende cenote¡± ¡ªalgunos hechos a mano y otros profesionales de inmobiliarias¡ª. Pech calcula que en su pueblo debe de haber 20 en venta, algunos por el m¨®dico precio de 500.000 pesos mexicanos (24.500 d¨®lares). ¡°La gente del pueblo los vende porque no tienen dinero para mantenerlos ni capacidad de atraer turismo¡±, explica Pech.
En la pen¨ªnsula de Yucat¨¢n no hay r¨ªos. Este enclave paradis¨ªaco, cuyas costas atraen a m¨¢s de 25 millones de turistas al a?o, acumula las fuertes lluvias de la temporada de huracanes bajo el subsuelo en una red de acu¨ªferos subterr¨¢neos que erosiona la roca caliza. El lento proceso con el paso de los a?os es capaz de formar grandes cuevas llenas de agua, que si tienen la suerte de tener una entrada abierta al cielo se le da el nombre de cenote, un agujero turquesa de agua dulce que resalta en el verdor de la selva. Los antiguos pueblos mayas los consideraban un canal sagrado de conexi¨®n con los dioses donde realizaban ofrendas y sacrificios. Las estimaciones de los expertos sit¨²an su n¨²mero entre 7.000 y 8.000 a lo largo de la Pen¨ªnsula, algunos cerca de los focos tur¨ªsticos como Tulum o Puerto Morelos, pero en su gran mayor¨ªa se encuentran en el interior cerca de peque?os pueblos alejados de las grandes ciudades costeras.
Uno de ellos era propiedad del padre de Pech. Recuerda que lo vendi¨® junto a un terreno el a?o pasado por medio mill¨®n de pesos mexicanos a otro vecino del pueblo. ¡°No ten¨ªamos el capital para mantener la escalera ni para construir una caseta para cobrar la entrada de 50 pesos (menos de 2,5 d¨®lares)¡±, asegura. El gu¨ªa tur¨ªstico, que lleva sus 53 a?os trabajando en el pueblo, asegura que es una buena forma de atraer capital y generar empleo para su comunidad. ¡°Si alguien con dinero lo compra y lo tiene bonito, es bueno para el pueblo porque genera trabajo¡±, dice a trav¨¦s de sus gafas de sol y con una c¨¢lida sonrisa enmarcada en el metal de sus arreglos dentales. Es el caso de una de sus cuatro hijas, que consigui¨® trabajo en el restaurante que construy¨® un empresario en un terreno con cenote que adquiri¨® por un mill¨®n de pesos.
La normativa estatal no estipula ninguna restricci¨®n para la compra de terrenos que est¨¦n dotados de un cenote. El departamento de Conservaci¨®n Ambiental de la Secretar¨ªa de Desarrollo Sustentable de Yucat¨¢n se?ala que no hay una ley espec¨ªfica para la compra de una parcela que contenga una entrada a los acu¨ªferos, simplemente est¨¢ prohibido que sus propietarios los modifiquen. Adem¨¢s, deben comprometerse a mantenerlo libre de contaminaci¨®n ¡ªcon el riesgo de que cualquier sustancia llegue a filtrarse al entramado de acu¨ªferos¡ª y en caso de encontrar vestigios arqueol¨®gicos mayas deber reportarlo a las autoridades. En la pr¨¢ctica, cualquier persona con capital puede adquirir un cenote aunque est¨¦ en la Reserva de los Anillos, aunque en este caso no podr¨ªan construir encima.
Roberto Fuentes, nacido en Ciudad de M¨¦xico, compr¨® uno que ven¨ªa dentro de un terreno que us¨® para hacer un hotel con restaurante cerca de Hom¨²n. Ahora busca venderlo para emprender un nuevo negocio de caba?as sustentables en el pueblo. ¡°Cuando lo compr¨¦ lo iban a usar para hacer una f¨¢brica de hielo, pero yo lo adquir¨ª para tener mi casa con un cenote. No servir¨ªa para atraer al turismo porque es peque?o y de dif¨ªcil acceso, solo para que algunos buceadores paguen por explorarlo¡±, explica. Su terreno tiene 16.000 metros cuadrados y es de los pocos que quedan de venta particular en la zona, el resto pertenecen al ejidatario, las familias ¡ªen su mayor¨ªa de origen maya¡ª due?as de estos territorios tras la reforma agraria de la Revoluci¨®n mexicana. ¡°En esos casos tiene que haber una asamblea de los campesinos que componen el ejido para aprobar la venta, son como 200 miembros¡±, detalla. El empresario asegura que su oferta es muy barata: un primer pago de 120.000 pesos y luego cuotas mensuales de 50.000 hasta completar el precio total de 1,5 millones de pesos (algo menos de 75.000 d¨®lares).
La falta de protecci¨®n de estos ecosistemas impact¨® en la bi¨®loga Carolina Arag¨®n en su viaje a Tulum. ¡°He visto c¨®mo los modifican: exploran la selva en busca de formadores de cenote ¡ªun ¨¢rbol cuyas largas ra¨ªces penetran en la tierra evidenciando dep¨®sitos de agua¡ª, los encuentran y te venden el terreno ejidal porque necesitan el dinero. Incluso llegan a dinamitar la tierra para hacer las entradas¡±, narra. Por ello, se lanz¨® en solitario a iniciar una recogida de firmas en change.org para proteger y regular los acu¨ªferos de la zona. ¡°La situaci¨®n legal es supergris, hay un agujero ah¨ª que permite la venta adem¨¢s de otras actividades. Las aguas de M¨¦xico est¨¢n protegidas por la ley y nadie puede ser due?o de un r¨ªo, un lago o un caudal¡±, explica Arag¨®n, quien insiste en que los cenotes no est¨¢n definidos de entrada legalmente como r¨ªos subterr¨¢neos. Con todo, su petici¨®n no alcanz¨® el m¨ªnimo de firmas necesario tras m¨¢s de dos a?os. ¡°Hay un gran desconocimiento de la riqueza y la importancia de los cenotes, por su bagaje cultural maya y por la belleza natural¡±, lamenta. Un ejemplo son los hoteles con cenotes privados, las fiestas clandestinas dentro de sus cuevas y la basura que se acumula en su interior tras el paso de los visitantes. ¡°Son las entradas a los acu¨ªferos que se conectan entre s¨ª y los residuos o contaminaci¨®n puede afectar a toda la red. Ellos sostienen la vida de Yucat¨¢n y de su selva¡±, sentencia.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S M¨¦xico y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este pa¨ªs
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.