La segunda reclusa liberada por el apoyo legal del Gobierno mexicano: ¡°Creo que s¨ª existe la justicia¡±
El Gobierno de la Ciudad de M¨¦xico pone en marcha junto al Poder Judicial federal una medida para ofrecer apoyo jur¨ªdico a 500 presas de bajos recursos
Despu¨¦s de tres a?os de haber sido encarcelada en un penal del sur de la Ciudad de M¨¦xico, Mara ¡®N¡¯ no reconoc¨ªa las calles donde viv¨ªa con su madre y su peque?o hijo, que hoy tiene cuatro a?os y al que solo pudo ver en dos ocasiones durante el tiempo que estuvo entre rejas. ¡°No me gusta decirlo, pero la primera noche que llegu¨¦ a la casa me sent¨ª muy rara, la verdad¡±, dice en entrevista con EL PA?S la mujer de 23 a?os, quien lleva apenas un par de d¨ªas retomando su ansiada libertad. ¡°Sent¨ªa esas miradas de los que estaban en el mercado, si ya me vieron en las noticias. ?Qu¨¦ van a decir de m¨ª? En mi cabeza todav¨ªa me pregunto muchas cosas¡±, comenta cuando se le pregunta por su salida de la prisi¨®n. Mara es una de las 500 reclusas a las que el Gobierno de la Ciudad de M¨¦xico ha decidido apoyar con asesor¨ªa jur¨ªdica dentro de un programa para que los presos de bajos recursos accedan a la justicia.
Sonr¨ªe con timidez y se muestra muy nerviosa cuando se le cuestiona si cree que la justicia existe en M¨¦xico. ¡°?Que si creo que existe la justicia? Creo que s¨ª existe la justicia¡±, murmura sonriendo mientras busca ansiosamente la mirada de su madre, quien la acompa?a desde el otro lado de una biblioteca. El caso de Mara busca paliar la crisis penitenciaria del pa¨ªs, donde sus c¨¢rceles se encuentran desbordadas de acusados sin sentencia, de reos condenados por delitos menores que no pudieron esquivar la prisi¨®n al no tener dinero para pagar una fianza y otros muchos a los que no les alcanzaba para pagar a un abogado. ¡°H¨ªjole, pues¡ No lo s¨¦¡±, finaliza y se mira las manos esperando a que venga la siguiente pregunta.
Mara fue liberada apenas hace unos d¨ªas del penal de Santa Martha Acatitla, al sur de la ciudad, en Iztapalapa, uno de las zonas m¨¢s pobladas y peligrosas de Ciudad de M¨¦xico, tras haber sido acusada del robo de un veh¨ªculo. ¡°Para poder comprarle aunque sea unos pa?ales a mi ni?o¡±, recuerda. Dos d¨ªas despu¨¦s de ser detenida, ingres¨® al penal sin poder acceder a un pronunciamiento por reparaci¨®n del da?o o una apelaci¨®n a su sentencia. Por ese robo, le dieron cinco a?os.
Que haya podido dar el salto fuera de la c¨¢rcel se debi¨® al convenio firmado entre el Instituto Federal de Defensor¨ªa P¨²blica (IFDP), el Poder Judicial de la Federaci¨®n y el Gobierno de Ciudad de M¨¦xico para liberar a los presos en situaci¨®n de vulnerabilidad, ya sea pobreza, discapacidad o edad avanzada. En mayo de 2022, el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Naci¨®n (SCJN), Arturo Zald¨ªvar, se reuni¨® con 220 mujeres de esta prisi¨®n, incluida Rosario Robles, exsecretaria de Desarrollo Social. Meses antes de la visita, Robles y otras 1.400 reclusas firmaron una carta en la que se exponen las situaciones de abuso que representa la prisi¨®n preventiva y c¨®mo el sistema ha abusado de esta medida. Esta figura est¨¢ incluida en la Constituci¨®n mexicana para un m¨¢ximo de dos a?os, sin embargo, la saturaci¨®n de los tribunales y la lentitud de la justicia alargan durante muchos m¨¢s a?os los procesos judiciales, mientras el acusado sigue esperando en la c¨¢rcel sin sentencia.
¡°S¨ª, vi a la se?ora Robles, ella fue quien organiz¨® la visita del magistrado [Arturo Zald¨ªvar], pero solo de lejos, con educaci¨®n, salud¨¢ndola en el kil¨®metro¡±, recuerda Mara. El kil¨®metro es un largo pasillo en el que confluyen varias ¨¢reas del penal de Santa Martha, como los centros de educaci¨®n para los hijos de las reclusas y el ¨¢rea de protecci¨®n, donde se encuentra la exsecretaria, acusada de presuntos desv¨ªos millonarios de fondos p¨²blicos en una trama de corrupci¨®n conocida como la Estafa Maestra.
Mara es la segunda presa liberada por este convenio. Tras la excarcelaci¨®n de Alna ¡®N¡¯, despu¨¦s de 16 a?os de prisi¨®n por el delito de homicidio en raz¨®n de parentesco. ¡°Tenemos una visi¨®n de justicia punitiva, y yo incluso me atrevo a decir de populismo penal¡±, dice en entrevista Netza¨ª Sandoval Ballesteros, titular del Instituto Federal de Defensor¨ªa P¨²blica. ¡°En los ¨²ltimos 30 a?os se duplicaron las penas en los delitos federales que m¨¢s se cometen, delitos contra la salud, narcotr¨¢fico y todo lo que ten¨ªan que ver con armas, pero obviamente el ¨ªndice delictivo no ha disminuido, al contrario, ha aumentado¡±, comenta.
El esfuerzo por la libertad
Mara se enter¨® de que el ministro Zald¨ªvar iba a visitar la prisi¨®n por los trabajos que se empezaron a hacer dentro: pintura, limpieza, lavado de ventanas. ¡°Yo no lo cre¨ªa, eso de que nos va a sacar nada m¨¢s, nos est¨¢ mintiendo, ?no?¡±, recuerda Mara de la visita del presidente del Supremo. ¡°Cuando vi que los licenciados de Defensor¨ªa Federal fueron, fue algo muy impactante porque yo no quer¨ªa tomar la charla, pens¨¦ que hab¨ªa otras chicas que lo necesitaban m¨¢s que yo¡±, recuerda. En Santa Martha Acatitla hay m¨¢s de 1.500 mujeres recluidas, y hasta el momento se han atendido a 577 internas en siete brigadas con abogados p¨²blicos del IFDP.
Para el titular de los defensores p¨²blicos, la asesor¨ªa jur¨ªdica es un impulsor para acabar con la impunidad imperante, y que se refleja en que buena parte de los presos entran bajo la medida de prisi¨®n preventiva oficiosa. ¡°Tenemos muchos casos en esta situaci¨®n, que llevan once, quince a?os o m¨¢s en prisi¨®n preventiva sin que se les dicte una sentencia¡±; indica. En los ¨²ltimos a?os, se han incluido muchos m¨¢s delitos que ameritan prisi¨®n preventiva oficiosa, como el huachicol (robo de combustibles), el robo a casa habitaci¨®n o el robo con arma, como una respuesta desesperada ante la escalada de inseguridad en el pa¨ªs.
La impunidad de los delitos es otro lastre que vive el sistema de justicia mexicano. Seg¨²n un informe de M¨¦xico Eval¨²a, un 94,8% de los delitos no obtienen una sentencia, pero tampoco un acuerdo entre las partes, ni reparaci¨®n del da?o, mientras que buena parte de los delitos no llegan a juicio y quedan flotando en el limbo de un archivo temporal. ¡°La gente no denuncia porque no conf¨ªa en las instituciones, no conf¨ªa en los abogados, no conf¨ªa en los jueces ni en la polic¨ªa y menos en los ministerios p¨²blicos [fiscales]¡±, dice Sandoval Ballesteros.
Tras la liberaci¨®n de Mara, los defensores p¨²blicos se dicen listos para seguir promoviendo la justicia entre los reclusos m¨¢s vulnerables, que son, en la mayor parte de los casos, los m¨¢s pobres. ¡°Que los jueces reconozcan que actuaron bajo esta l¨®gica de populismo y punitivismo penal, no agrada, no es c¨®modo y el trabajo de la Defensor¨ªa P¨²blica ha sido complejo, pero seguiremos haciendo las brigadas¡±, comenta el director del IFDP.
Tras un d¨ªa de dar entrevistas a los medios de comunicaci¨®n y de haber salido en varios canales de televisi¨®n nacional, Mara se muestra cansada, pero feliz de haber salido de Santa Martha, donde compart¨ªa habitaci¨®n con otras cuatro mujeres. ¡°Y me volvieron muy famosa la verdad¡±, dice, aunque cree que el siguiente paso es que la justicia asesore a sus compa?eras acusadas de secuestro o de homicidio. ¡°Hay muchas mujeres inocentes en Santa Martha¡±, reflexiona.
Mientras acaricia su largo cabello, la joven de 23 a?os quiere retomar su vida al lado de su madre y de su hijo, al que piensa contarle de su paso por la c¨¢rcel ¡°cuando pueda entender las cosas¡±, poner una est¨¦tica de belleza y dedicarse a la decoraci¨®n de u?as. ¡°Ahora que estoy afuera, lo que quiero es darle un buen futuro a mi beb¨¦¡±, finaliza.
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