Sacrificios humanos, canibalismo y tr¨¢fico de drogas: el regreso de Sara Aldrete y ¡®Los narcosat¨¢nicos¡¯
La miniserie documental ¡®La narcosat¨¢nica¡¯, dirigida por Pat Mart¨ªnez, saca a la luz detalles y testimonios in¨¦ditos sobre un caso que horroriz¨® a M¨¦xico a finales de los a?os ochenta
¡°Horrendo¡±. ¡°Fest¨ªn diab¨®lico¡±. ¡°Macabro¡±. ¡°Terror en Matamoros¡±. Estos fueron algunos de los titulares que se pod¨ªan leer en los diarios de la ciudad perteneciente al Estado de Tamaulipas y en todo M¨¦xico tras el descubrimiento realizado el 11 de abril de 1989 en el rancho Santa Elena. Un audio de una periodista de la ¨¦poca afirma que en el lugar ¡°hab¨ªa se?al de carnicer¨ªa de seres humanos por todos lados¡±. Escondido bajo tierra permanec¨ªa ¡°El altar de los dioses¡±, una fosa que ocultaba 13 cuerpos cercenados en los predios de la propiedad. Eran tiempos en los que la guerra contra el narco que estall¨® la violencia en el pa¨ªs no tomar¨ªa forma hasta 17 a?os m¨¢s adelante. Las fosas clandestinas y las matanzas eran ¡°rar¨ªsimas¡± y menos a¨²n si ten¨ªan un trasfondo satanista.
Un descuido de David Serna, alias La coqueta, al evadir un ret¨¦n en la carretera entre Matamoros y Reynosa, permiti¨® a las autoridades, tras su captura e interrogatorio al joven de 22 a?os, dar con el lugar al que retornaba tras haber realizado una entrega de un cargamento de marihuana al otro lado de la frontera. La confesi¨®n no solo revel¨® la existencia de una banda criminal dedicada al tr¨¢fico de drogas, sino tambi¨¦n especializada en sacrificios humanos. Al interior del cobertizo en el rancho, seg¨²n recaba el relato en El libro rojo de la administraci¨®n de justicia ¡ªbasado en la versi¨®n compartida por las autoridades policiacas¡ª, los agentes encontraron 110 kilos de marihuana, armas de diverso calibre y lo que se hab¨ªa convertido, los ¨²ltimos nueve meses, en una casa de tortura donde las v¨ªctimas sufr¨ªan la amputaci¨®n de miembros y la extracci¨®n de ¨®rganos.
Dentro del cobertizo resaltaba un caldero de metal enorme, relataba Jos¨¦ Lira ¡ªperiodista y colaborador del Tribunal Superior de Justicia de Ciudad de M¨¦xico¡ª, en el que restos humanos y de bestias yac¨ªan dentro en putrefacci¨®n. De acuerdo a distintos reportes de autoridades de la ¨¦poca, en ese recipiente los ¨®rganos, los miembros amputados y las partes de animales coc¨ªan en un brebaje que era ingerido por los integrantes para obtener ¡°poderes m¨¢gicos e inmunidad ante los peligros de las fuerzas del orden¡±. El cuadro de terror del inmueble tambi¨¦n luc¨ªa pentagramas, cuchillos, sierras, cabezas de ajo, botellas de agua ardiente y manchas de sangre. Serna y otros tres detenidos ese d¨ªa se?alaron a Adolfo Constanzo, conocido como El Padrino ¡ªvinculado al Cartel del Golfo¡ª, y que se autodenominaba como brujo, y su c¨®mplice Sara Aldrete, apodada La sacerdotisa, como las cabezas de la operaci¨®n, una agrupaci¨®n criminal y secta a la cual la prensa bautiz¨® como Los narcosat¨¢nicos.
A m¨¢s de 30 a?os de este suceso, la miniserie documental La narcosat¨¢nica, de la directora Pat Mart¨ªnez ¡ªdisponible desde el 13 de julio en HBO Max¡ª, presenta los testimonios de antiguas autoridades a cargo del caso, periodistas que dieron cobertura a los hechos y la voz de Aldrete, la ¨²nica miembro de la banda criminal que permanece con vida, para sacar a la luz detalles in¨¦ditos y reconstruir los hechos de esta truculenta ¨¦poca que horroriz¨® a M¨¦xico a finales de los ochenta y principios de los noventa.
Mart¨ªnez lleva con el proyecto desde hace 15 a?os, cuando conoci¨® a Aldrete, que se encuentra recluida desde hace 31 a?os y ahora permanece en el centro femenil de reinserci¨®n social en Tepepan, en Ciudad de M¨¦xico. Fue sentenciada a 647 a?os y cinco meses de prisi¨®n acusada de inhumaci¨®n, exhumaci¨®n y profanaci¨®n de cad¨¢veres y por el homicidio de 13 personas. ¡°Sara tendr¨¢ siempre el estigma de la narcosat¨¢nica, pero quer¨ªa acercarla y presentarla como yo la conoc¨ª, como una persona. Los rituales se pueden creer o no, pero Sara, por primera vez, los cuenta de esa manera, la magia, lo que se practicaba dentro, lo que le atrap¨®, el gancho que Adolfo utiliz¨® con ella. Le interesaba lo sobrenatural y es lo que destaca de este caso de muchos otros de crimen. C¨®mo se fue conectando con este santero¡±, explica la directora.
En los cuadernos y agendas que le encontraron a Adolfo Constanzo, entre sus clientes figuraban los nombres de importantes pol¨ªticos de estados como Nuevo Le¨®n, Tamaulipas, Oaxaca, as¨ª como jefes de la extinta Polic¨ªa Judicial Federal, celebridades y el jefe del Cartel del Golfo Juan Garc¨ªa ?brego. Todos creyentes del poder de la brujer¨ªa. ¡°En este pa¨ªs no funciona el narcotr¨¢fico si no est¨¢ la polic¨ªa de su lado. La mayor¨ªa de comandantes estaba metido en esto¡±, afirma en un fragmento del primer episodio Humberto Huerta, reportero de La Prensa a cargo de la cobertura del caso en 1989.
A Constanzo, que hab¨ªa aprendido de su madre el culto del Palo Mayombe, seg¨²n la opini¨®n de Carlos Monsivais en El libro rojo de la administraci¨®n de justicia, ¡°nada le sucede por liquidar, y brutalmente, a travestis, mariguaneros y judiciales¡±, sin embargo, ¡°lo aniquila¡± el secuestro, la tortura y muerte del joven estadounidense Mark Kilroy, que se encontraba de vacaciones por el receso de primavera en la zona rosa de Matamoros, donde fue raptado. Su cuerpo, cercenado brutalmente, fue uno de los 13 hallados en Santa Elena. La captura de los culpables de la muerte del estudiante de 21 a?os de la Universidad de Texas se convirti¨® en un asunto de Estado para los mandatarios de EE UU, George H. W. Bush, y de M¨¦xico, Carlos Salinas de Gortari. Tras el hallazgo y con la presi¨®n del vecino pa¨ªs del norte, El sacerdote supremo muri¨® unos meses m¨¢s tarde en Ciudad de M¨¦xico en el transcurso de una balacera con la polic¨ªa.
Hasta ese punto se conocen los detalles de estos cr¨ªmenes, sin embargo, acorde con sus protagonistas, todav¨ªa hay piezas del rompecabezas que permanecen inconclusas o que no fueron dichas en su momento, y es lo que la miniserie pretende dar a conocer. El true crime o crimen real en espa?ol, al que pertenece La narcosat¨¢nica, es un g¨¦nero que se ha popularizado en los ¨²ltimos a?os, que busca dar explicaciones, reconstruir y brindar nueva data sobre importantes casos criminales. Este formato de no ficci¨®n cuenta con una amplia base de p¨²blico que disfruta de este tipo de contenido, pero existen tambi¨¦n las voces que lo cuestionan, por considerarlo morboso y revictimizante para el entorno de las familias afectadas por este tipo de sucesos. Claudia Fern¨¢ndez, responsable de desarrollo de contenidos audiovisuales no-guionizados para HBO Max M¨¦xico, dice que no se trata de redimir a Aldrete, sino m¨¢s bien que el p¨²blico pueda sacar sus propias conclusiones.
¡°Es importante mantener un contrapeso entre los distintos protagonistas, eso le da veracidad. Es una investigaci¨®n bastante seria, profunda, en la que no nos estamos regodeando en el crimen. Presentamos la informaci¨®n como no se present¨® en su momento, evitando esa distorsi¨®n que hubo de parte de algunos medios, de la propia justicia, de las propias autoridades y otro mont¨®n de factores que no permitieron que el caso se contara de una manera m¨¢s cercana a la verdad¡±, complementa Fern¨¢ndez.
A pesar de que fue ¡°bastante complicado¡± acceder a los archivos de la ¨¦poca, debido a que la mayor¨ªa del material de ese entonces pertenece a unas cuantas televisoras que no quieren licenciar el contenido, tanto Mart¨ªnez como Fern¨¢ndez est¨¢n convencidas en la rigurosidad period¨ªstica de la serie y esperan que el p¨²blico pueda ir m¨¢s all¨¢ de los t¨®picos habituales que envuelven y nublan al caso, para que se hagan preguntas y cuestionen lo que ya se sab¨ªa, de los otros involucrados y de la misma Aldrete.
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