Torturas, violaciones y drogas: la vida de terror de Rosario y Mart¨ªn, dos v¨ªctimas de los Legionarios de Cristo
EL PA?S reconstruye los episodios de violencia extrema contra dos v¨ªctimas de Los Legionarios de Cristo que forman parte de la causa abierta por la Fiscal¨ªa chilena contra la congregaci¨®n por abusos y encubrimiento
Durante las violaciones grupales que sufri¨® siendo menor de edad, Rosario recuerda a uno de los sacerdotes sujet¨¢ndola de los brazos y dando instrucciones al resto de abusadores mientras dec¨ªa: ¡°?chenle ganas con esta pecadora¡±. A otro le gustaba retarla a usar la fuerza para apartarlo. Otro sacerdote agradec¨ªa a Satan¨¢s por permitirle satisfacer sus necesidades. Y de un cuarto recuerda que la violaba incluso en el confesionario.
El crudo relato de Rosario, cuyos apellidos se omiten por solicitud propia para proteger su anonimato, forma parte de un documento de 32 p¨¢ginas ?al que ha tenido acceso EL PA?S? que integra la causa que la Fiscal¨ªa de Chile ha abierto contra Los Legionarios de Cristo, la congregaci¨®n cat¨®lica que acumula una oleada de denuncias en todo el mundo por abusos cometidos durante al menos cinco d¨¦cadas. La investigaci¨®n chilena, iniciada en diciembre de 2023, no es la primera que indaga posibles abusos sexuales de sacerdotes legionarios. Pero s¨ª la primera que investiga no s¨®lo a individuos, sino a la congregaci¨®n religiosa en s¨ª misma por encubrimiento.
La investigaci¨®n se basa en cuatro denuncias. La de Rosario, hoy de 33 a?os, ha generado estupor en el pa¨ªs. Seg¨²n su testimonio, siete sacerdotes legionarios y dos consagradas del Regnum Christi ¡ªla rama femenina de la Legi¨®n de Cristo¡ª la sometieron a torturas, violaciones y abusos psicol¨®gicos mientras resid¨ªa en el Centro Estudiantil, una casa de la congregaci¨®n en la capital de Chile, entre 2008 y 2010.
A la denuncia de Rosario se a?ade la de Mart¨ªn Mewes, hoy de 35 a?os. Mewes afirma que sufri¨® abusos sexuales de un sacerdote legionario cuando era estudiante del colegio de San Isidro de Buin, tambi¨¦n administrado por la congregaci¨®n. De acuerdo con Juan Pablo Hermosilla, abogado de Rosario y Mewes, hay otras dos denuncias m¨¢s que se mantienen en el anonimato.
La fiscal¨ªa ha recibido las declaraciones de unos 30 ¡°testigos de contexto¡±, entre exlegionarios y exconsagradas, que han dado testimonios sobre el control psicol¨®gico y la pr¨¢ctica de encubrimiento que se ejerc¨ªan al interior de la congregaci¨®n religiosa. Algunos de esos testigos han declarado desde otros pa¨ªses por videoconferencia, y han relatado abusos ocurridos en diversas ¨¦pocas.
EL PA?S reconstruye con voces de v¨ªctimas, familiares, abogados y exmiembros de la congregaci¨®n los episodios de violencia extrema en los distintos centros religiosos, as¨ª como los o¨ªdos sordos cuando llegaron las primeras denuncias, un patr¨®n de impunidad y encubrimiento que se repiten en otros casos similares contra la orden.
Una pel¨ªcula de terror
Los abusos que denuncia Rosario hacen palidecer a los de Marcial Maciel (1920-2008), fundador de los Legionarios de Cristo. Maciel atra¨ªa con enga?os a sus v¨ªctimas, adolescentes que eran seminaristas de la congregaci¨®n. Les dec¨ªa que ten¨ªa dolores abdominales intensos ¡ªsupuestamente por acumulaci¨®n de semen¡ª y que el papa P¨ªo XII le hab¨ªa dado permiso de que ¡°lo masajearan¡± en los genitales para aliviarlos. As¨ª empezaba un ciclo de abusos sexuales que pod¨ªa prolongarse por a?os, como han contados diversos exlegionarios. Unos abusos que fueron encubiertos durante 50 a?os por el Vaticano.
Los abusos a Rosario, en contraste, fueron directos y brutales, de acuerdo con su propio relato. En el documento que hizo llegar a las autoridades chilenas la ahora maestra de educaci¨®n b¨¢sica cuenta una dolorosa experiencia al interior de la congregaci¨®n: ¡°mi relato se parece a una pel¨ªcula de terror [¡] fui v¨ªctima de graves abusos de conciencia y de poder, de diversos hechos de connotaci¨®n sexual e incluso de tortura¡±, afirma.
Rosario comienza su historia desde que era una ni?a, estudiante del colegio Cumbres en Santiago de Chile. Como en todo colegio legionario de la ¨¦poca, las consagradas del Regnum Christi jugaban un papel importante en la administraci¨®n y direcci¨®n del Cumbres. Las consagradas son mujeres que hacen votos de vivir en comunidad y estaban, en ese entonces, bajo la autoridad directa de los sacerdotes legionarios.
Rosario cuenta que en el colegio la sometieron a una presi¨®n muy fuerte para que ella misma se convirtiera en una consagrada, hasta que cedi¨®. El 29 de febrero de 2008 ingres¨® al Centro Estudiantil, una casa en Santiago de Chile donde resid¨ªan las consagradas de esa ciudad, con el objetivo de que ¡°discerniera su vocaci¨®n¡± durante un tiempo. Es decir, que descubriera si ten¨ªa o no un llamado de Dios para hacer votos en el Regnum Christi.
Lo que vivi¨® dentro de esa casa fue un infierno. De acuerdo con su recuerdo, la primera persona que abus¨® de ella fue la consagrada Helo¨ªsa Card¨ªn Santa Rosa. Card¨ªn no s¨®lo la ¡°toc¨®, golpe¨® y amenaz¨® de distintas formas¡±, sino que la condujo con otros abusadores: los sacerdotes Alfredo M¨¢rquez, Jos¨¦ Gerardo C¨¢rdenas, Juan Luis Cendejas, Luis Miguel Herrera ¡ªlos cuatro de nacionalidad mexicana¡ª adem¨¢s de Daniel Reynolds y Pablo de Juan, y otros dos que no pudo identificar.
Rosario cuenta en su testimonio que esos sacerdotes, adem¨¢s de la consagrada Cardin Santa Rosa, la drogaban y abusaban de ella con actos violentos, amenazas, golpes y burlas. M¨¢rquez, por ejemplo, acud¨ªa los jueves a confesar a las residentes del Centro Estudiantil, y por las noches violentaba a Rosario. La directora de las consagradas en Chile, Araceli Delgado, en ocasiones era testigo de las violaciones.
Los abusos se facilitaron, cuenta Rosario, porque se le asign¨® la funci¨®n de sacristana. Eso la obligaba a permanecer despierta m¨¢s tarde que el resto de las residentes del Centro, porque deb¨ªa preparar los objetos lit¨²rgicos para la misa del d¨ªa siguiente. La capilla, adem¨¢s, estaba en la parte opuesta a los dormitorios y no se o¨ªa ni se ve¨ªa nada de lo que ah¨ª ocurr¨ªa.
De Jos¨¦ Gerardo C¨¢rdenas, Rosario dice ¡°dirig¨ªa a los dem¨¢s participantes y les indicaba c¨®mo vulnerarme de distintas formas. Recuerdo abusos y violaciones grupales, en las que incluso qued¨¦ inconsciente. Quienes participaban se encontraban drogados o ebrios, y en esas condiciones se burlaban, re¨ªan y disfrutaban del sufrimiento que me inflig¨ªan. A C¨¢rdenas le gustaba retarme a usar la fuerza para apartarlo, ya que era s¨¢dico¡¡±
Cendejas lo recuerda sujet¨¢ndola de los brazos y dando instrucciones a otros abusadores. Herrera tambi¨¦n particip¨® en las violaciones grupales. En una ocasi¨®n dijo que ¡°agradec¨ªa a Satan¨¢s porque le permit¨ªa satisfacer sus necesidades, como Dios no lo hac¨ªa¡±. Reynolds no aparece en las violaciones grupales, pero, afirma Rosario, tambi¨¦n la viol¨® en el confesionario.
En febrero de 2010 Rosario decidi¨® no tomar los votos de consagrada y anunci¨® su salida del Centro Estudiantil. Tard¨® a?os de hospitalizaciones y terapias para asimilar lo ocurrido.
En su extenso escrito, Rosario cuenta tambi¨¦n que denunci¨® estos abusos ante la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe ¡ªla instancia judicial de la Iglesia cat¨®lica¡ª en noviembre de 2019. Sin embargo, despu¨¦s de una investigaci¨®n revictimizante, donde la sometieron a interrogatorios de siete horas, la Iglesia cat¨®lica desech¨® el caso. Por medio de una llamada telef¨®nica, le dijeron que su caso no avanzar¨ªa porque no se encontraron causas suficientes para iniciar un juicio can¨®nico.
¡°No s¨¦ c¨®mo su hija est¨¢ viva¡±
Germ¨¢n y Ximena, padres de Rosario, cuentan que su hija pas¨® por cinco hospitalizaciones por trastornos derivados del trauma de los abusos sexuales. En 2014 fue su primera hospitalizaci¨®n, provocada por la depresi¨®n y trastornos alimenticios. El psiquiatra, jefe del equipo que la atendi¨® en su primera estad¨ªa hospitalaria, les dijo: ¡°no s¨¦ c¨®mo su hija est¨¢ viva¡±.
La de Rosario era una familia compenetrada con los legionarios de Cristo. Ximena, la madre, fue profesora de ingl¨¦s tanto en el Colegio Cumbres como en el San Isidro de Bu¨ªn. Ella conoci¨® a todos los presuntos agresores de su hija. Sin embargo, afirma que jam¨¢s recibi¨® de la congregaci¨®n una llamada o un correo electr¨®nico, mucho menos una disculpa.
Rosario hab¨ªa bloqueado los abusos padecidos. Tard¨® cuatro a?os de terapia para recordar y nombrar a sus perpetradores. ¡°Entender que uno no es culpable sino v¨ªctima es un camino muy largo. Uno bloquea las cosas para defenderse y seguir de pie¡±, dice Ximena. Los padres de Rosario, que dan una entrevista a un medio por primera vez, aceptaron conversar en las oficinas del litigante Juan Pablo Hermosilla, situada en la comuna de Vitacura, en Santiago.
Los abogados de Rosario ¡ªencabezados por Hermosilla¡ª han convocado a declarar a una treintena de ¡°testigos de contexto¡± para fortalecer el testimonio de la joven, personas que, si bien no atestiguaron los supuestos abusos sexuales, pueden dar elementos que sustenten las pr¨¢cticas de encubrimiento. Diversas exconsagradas han declarado ante la Fiscal¨ªa de Chile que los hechos que narra Rosario ¡°pudieron haberse dado¡± por el control psicol¨®gico al que estaban sometidas las consagradas.
EL PA?S entrevist¨® a seis exconsagradas chilenas, que hab¨ªan conocido por dentro al Regnum Christi y daban cr¨¦dito a la versi¨®n de Rosario. Afirmaron, en extensas entrevistas, que el control que se viv¨ªa dentro de las casas de consagradas era total. Su vida estaba normada minuto a minuto. La autoridad de sus superioras equival¨ªa a ¡°la voluntad de Dios¡±. Adem¨¢s, estaba prohibido tener relaciones de amistad entre las consagradas.
Seg¨²n el testimonio de una exconsagrada que coincidi¨® con Rosario en el Centro Estudiantil, al que ha tenido acceso EL PA?S, en una ocasi¨®n que se hab¨ªa enfermado del est¨®mago, pidi¨® que la llevaran al hospital. A la medianoche, ella vio que la luz de la capilla estaba prendida y el padre Alfredo M¨¢rquez sal¨ªa del comedor. Al otro d¨ªa, vio a Rosario con heridas en las piernas. Esas heridas se las hab¨ªa hecho esa misma noche porque un d¨ªa antes no las ten¨ªa.
La investigaci¨®n
En junio de 2023, Rosario present¨® una denuncia civil contra los Legionarios de Cristo. En ¨¦sta, exig¨ªa un pago de 750 millones de pesos chilenos, unos 735.000 euros. Esta denuncia, donde relataba con detalle los abusos ocurridos en el Centro Estudiantil, se filtr¨® a los medios de comunicaci¨®n y a las redes sociales a los pocos d¨ªas.
Despu¨¦s de semanas de esc¨¢ndalo, los Legionarios de Cristo tomaron una decisi¨®n arriesgada. El 23 de agosto acudieron a la Fiscal¨ªa de Chile a hacer una suerte de ¡°autodenuncia¡± con el relato de la propia Rosario. ¡°Con esta acci¨®n, los sacerdotes buscan que las instancias penales competentes sean las que examinen y juzguen de manera imparcial¡±, dijo la orden cat¨®lica en un comunicado.
Sin embargo, la denuncia de Rosario no era la ¨²nica. Semanas despu¨¦s Mart¨ªn Mewes present¨® su querella, y se sumaron dos m¨¢s que permanecen an¨®nimas, que podr¨ªan inculpar tambi¨¦n a integrantes de esa orden. Por ello, el 28 de diciembre, el fiscal nacional, ?ngel Valencia, design¨® al fiscal regional de O¡¯Higgins, Emiliano Arias, como responsable de la investigaci¨®n penal. El 25 de mayo de 2024, concluy¨® el periodo de Arias como fiscal regional y lo sustituy¨® Aquiles Cubillos Cubillos, quien qued¨® al frente de la investigaci¨®n de los Legionarios de Cristo.
Lo in¨¦dito era que no s¨®lo le daba facultades para indagar abusos sexuales, sino tambi¨¦n encubrimiento y obstrucci¨®n. Ante la fiscal¨ªa han declarado exconsagradas y exlegionarios de diversos pa¨ªses de Am¨¦rica Latina y Europa.
Hermosilla, el abogado de las v¨ªctimas, resume su acusaci¨®n: los legionarios, afirma, ¡°cada vez que recib¨ªan estas denuncias hac¨ªan como si fueran a investigar al responsable, pero luego lo desplazaban a otra localidad o a otro pa¨ªs para que el abuso no se supiera¡±.
El cura perro
En el Colegio de San Isidro de Bu¨ªn, al sacerdote legionario Luis Francisco Gonz¨¢lez lo conoc¨ªan como ¡°el cura perro¡±. El apodo le ven¨ªa de que lo hab¨ªan sorprendido abusando de un perrito en las instalaciones de la escuela.
¡°Lo pillaron teniendo relaciones sexuales con un perro. Lo hace m¨¢s duro: enterarme de que ese cura abus¨® de m¨ª, saber que abus¨® de m¨ª antes o despu¨¦s de abusar de un perro¡±, dice Mart¨ªn Mewes mientras desayuna caf¨¦ y pan dulce en una cafeter¨ªa en una plaza comercial de Santiago. A la entrevista lo acompa?a su esposa Magdalena.
Cuando era ni?o, a Mewes le llamaba la atenci¨®n la religiosidad y acept¨® la invitaci¨®n de los curas legionarios a ser ac¨®lito en la capilla de su colegio, el San Isidro de Bu¨ªn, ubicado al sur de Santiago. Mewes era un ni?o feliz, juguet¨®n y sonriente.
Al poco tiempo sobrevino un cambio abrupto en su personalidad. Se volvi¨® un ni?o retador y taciturno. Y su apego por la religiosidad se torn¨® en el m¨¢s rotundo rechazo. Mewes recuerda que, durante a?os, otro sacerdote legionario, Daniel Reynolds, iba por ¨¦l hasta su aula y lo sacaba de clases para insistirle en que hiciera la ¡°confirmaci¨®n¡±. Esa presi¨®n dur¨® a?os, hasta que Reynolds dej¨® de buscarlo.
A?os despu¨¦s, ya como adulto con esposa e hijos, Mewes se sumi¨® en el alcoholismo. Con apoyo terap¨¦utico, descubri¨® que hab¨ªa sido v¨ªctima de abuso sexual cuando ten¨ªa 10 a?os, pero hab¨ªa bloqueado ese recuerdo. Su abusador era el sacerdote legionario mexicano Luis Francisco Gonz¨¢lez.
Mewes decidi¨® hacer p¨²blica su denuncia a mediados de 2023, en solidaridad con Rosario, porque identific¨® al padre Reynolds. Si bien ¨¦l no fue v¨ªctima sexual de Reynolds, s¨ª lo recuerda como alguien que lo presionaba para volver a la fe cat¨®lica.
Cuando hizo su denuncia p¨²blica, exalumnos y padres de familia del colegio de San Isidro de Buin firmaron una carta p¨²blica para respaldarlo. ¡°Es parte de este proceso de sanaci¨®n: hablar de estas cosas, poner denuncias, y evitar que estas cosas sigan pasando, porque es muy grave que les ocurra a los ni?os¡±, afirma. 25 a?os despu¨¦s Mewes cuenta que la misma persona que atestigu¨® los abusos al perrito, acudi¨® a la fiscal¨ªa a como testigo de contexto a su favor.
La madre de Mewes, Alejandra Anchondo, tambi¨¦n acudi¨® a la fiscal¨ªa como testigo contextual. Vestida con una blusa de flores y aretes de perlas, relata su estupor cuando se enter¨® de los abusos a su hijo. ?D¨®nde estaba yo? ?Por qu¨¦ no me di cuenta?, se pregunt¨®. Ella se encargaba del ba?o de sus siete hijos ¡ªno dejaba que las nanas los vieran desnudos¡ª pero nunca se imagin¨® que Mart¨ªn fuera abusado en donde pensaba que estaba m¨¢s seguro.
Tras la confesi¨®n de su hijo, Anchondo y su esposo, Ricardo Mewes ¡ªl¨ªder del principal gremio empresarial chileno, la Confederaci¨®n de Producci¨®n y el Comercio¡ª pidieron una audiencia con el sacerdote legionario Gabriel B¨¢rcena, actual director territorial de los Legionarios de Cristo.
¡°A ¨¦l no se le movi¨® ni un pelo. Lo recuerdo con sus manos cruzadas. Nos dijo que ya hab¨ªan contratado a una abogada externa para que investigara el caso de Mart¨ªn y la ni?ita [Rosario]. Yo le dije: La Legi¨®n es un movimiento enfermo porque naci¨® de una mente enferma, Marcial Maciel. Pero no se le movi¨® ni un pelo, ni un ojo, nada¡±, cuenta.
Anchondo afirma que est¨¢n peleando contra Goliat: ¡°[los legionarios] est¨¢n protegidos por todos lados. Este movimiento es muy poderoso en todo el mundo¡±. Adem¨¢s de las autoridades chilenas, el Papa Francisco ha sido informado de los abusos a Rosario y a Mart¨ªn. Un religioso chileno, que solicit¨® el anonimato por temor a represalias, cont¨® que ¨¦l conoci¨® y habl¨® con Rosario sobre sus abusos desde 2017. En junio de 2018 solicit¨® una audiencia con el papa y le cont¨® con detalle su historia.
Por su parte, Mewes cuenta que su padre acudi¨® en diciembre de 2023 a un encuentro de empresarios cat¨®licos en Roma, y aprovech¨® una audiencia papal para entregarle una carta al m¨¢ximo jerarca cat¨®lico. Hasta ahora, sin embargo, ni Rosario ni Mewes han recibido una respuesta del Papa.
Una batalla por la verdad judicial
El abogado Hermosilla advierte que los delitos por abuso sexual tienen un tiempo de prescripci¨®n, y que un juez pudiera darlos por prescritos por el tiempo que ha transcurrido desde que se habr¨ªan cometido los abusos. Sin embargo, aun cuando ya no impliquen una pena de c¨¢rcel, la defensa busca que un juez establezca una verdad judicial y reconozca que los abusos efectivamente ocurrieron.
El encubrimiento y la obstrucci¨®n s¨®lo se perseguir¨¢n si antes se han comprobado los abusos sexuales. Hermosilla ha representado a unas 400 v¨ªctimas de abusos sexuales de cl¨¦rigos en Chile. Entre los abusadores est¨¢n sacerdotes diocesanos, pero tambi¨¦n jesuitas, salesianos y del Opus Dei. Su despacho represent¨® a v¨ªctimas de Fernando Karadima, un cura favorecido por las ¨¦lites, que ten¨ªa a su cargo la parroquia de El Bosque, en el barrio de Providencia.
Hermosilla dice que los abusos legionarios pueden considerarse violaciones a los derechos humanos, incluso crimen organizado, y que los gobiernos tienen una responsabilidad en ¨¦stos, porque diversas v¨ªctimas fueron enganchadas en colegios. De prosperar el caso en la justicia chilena, afirm¨® que llevar¨¢ los abusos legionarios a instancias internacionales.
En el caso de Rosario y Mewes, cont¨® que los Legionarios solicitaron el cierre del caso. ¡°Han pedido que se discuta el sobreseimiento definitivo de todo esto. Eso es una especie de declaraci¨®n de inocencia, pero eso se tendr¨ªa que pedir al final de la investigaci¨®n y no al inicio¡±, dice.
Los Legionarios de Cristo han sostenido la inocencia de sus sacerdotes y de una de las consagradas ¡ªotra ya no pertenece al Regnum Christi. Para ello, abrieron una p¨¢gina de internet con comunicados oficiales. ¡°Los sacerdotes implicados siempre han manifestado su inocencia [¡] La Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe [¡] ha archivado el caso por no haber encontrado sustento a las acusaciones. Por tanto, estamos esperanzados de que la justicia penal pueda llegar a confirmar que las acusaciones contra los sacerdotes no tienen fundamento¡±.
Mientras tanto, Germ¨¢n, el padre de Rosario, afirma que su hija busca justicia desde el perd¨®n. Mart¨ªn Mewes, por su parte, pretende que ning¨²n otro ni?o pase por un abuso similar al que sufri¨® en el colegio. Ahora fincan sus esperanzas en las instituciones chilenas.
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