El Colegio San Ildefonso exhibe una retrospectiva de Ernst Saemisch, el artista que busc¨® la belleza en medio del horror de las guerras
La exposici¨®n ¡®La naturaleza ¨ªntima de la vida¡¯ presenta 220 bocetos, dibujos y pinturas del creador alem¨¢n, que ahondan en su espanto por los conflictos y su pasi¨®n por el arte como un poder sanador
El horror de la guerra estremeci¨® profundamente al creador alem¨¢n Ernst Saemisch (Friburgo, 1902). En momentos cuando el mundo se enfrenta a las terribles im¨¢genes del genocidio en Gaza o al espanto que estremece Ucrania, no hay nada m¨¢s oportuno que la revisi¨®n de la obra de un pintor que alz¨® la voz contra el dolor causado por las dos grandes guerras mundiales y las crueldades que las personas son capaces de imponer. El Colegio San Ildefonso de Ciudad de M¨¦xico presenta a partir de este domingo una retrospectiva del artista, que re¨²ne 220 bocetos, dibujos y pinturas realizadas por el creador alem¨¢n ¡ªque radic¨® en M¨¦xico¡ª entre 1920 y 1984, y que reflejan su ¡°b¨²squeda formal de la esencia, a partir del horror, hacia la naturaleza, lo que refuerza la idea de que el arte tiene un poder sanador para quien lo ve y para quien lo crea¡±, explica el curador de la exposici¨®n Eugenio Caballero, dise?ador de producci¨®n cinematogr¨¢fica y ganador de premios Oscar, BAFTA, Goya, Platino y Ariel.
La exposici¨®n, titulada La naturaleza ¨ªntima de la vida. Ernst Saemisch 1902-1984, estar¨¢ abierta del 15 de diciembre al 18 de mayo de 2025 y es un homenaje a un autor que estuvo muy influenciado en su etapa final por el afamado movimiento muralista mexicano, sobre todo por artistas como Jos¨¦ Clemente Orozco y Rufino Tamayo. La muestra est¨¢ dividida en cuatro partes, en las que se exploran las experiencias de Ernst despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial, sus reflexiones en torno al dolor y el sufrimiento; su pasi¨®n por la naturaleza como ¡°un refugio vital¡± ante la angustia y la consternaci¨®n; y sus trabajos durante su estancia en M¨¦xico, donde falleci¨® en 1984, que muestran su obra con cristales, ceometr¨ªas y rejas, con las que ¡°profundiza en experimentaciones formales en las que las l¨ªneas y los colores se convierten en protagonistas, llev¨¢ndolo finalmente a sumergirse por completo en la abstracci¨®n y liberarse de las convenciones est¨¦ticas establecidas¡±, explican desde San Ildefonso.
Saemisch naci¨® en Alemania en 1902, en G¨¹nterstal, un barrio en el sur de Friburgo, en las cercan¨ªas de la Selva Negra germana, por lo que siempre mantuvo una intensa pasi¨®n por la naturaleza. Su padre fue ministro de Hacienda durante la Rep¨²blica de Weimar, lo que le permiti¨® a Saemisch relacionarse con intelectuales de renombre de la ¨¦poca, como Haber, Nernst, Heisenberg y Einstein. Saemisch mantuvo posiciones cr¨ªticas y combativas, lo que llev¨® a que lo expulsaran de la prestigiosa Academia Estatal de Arte de Kassel. En 1921, recuerdan sus bi¨®grafos, ingres¨® a la escuela Bauhaus de Weimar, que m¨¢s tarde ser¨ªa arrasada por los nazis. ¡°A Saemisch le toc¨® vivir una efervescente ¨¦poca impregnada por grandes rupturas en el arte, la filosof¨ªa y la ciencia, as¨ª como por las grandes guerras y la oscuridad del nazismo. En 1964 emigr¨® a M¨¦xico, cuya cultura ancestral lo atrajo desde una edad temprana. Amando profundamente el pa¨ªs, Saemisch muri¨® aqu¨ª, en 1984, dejando un gran legado¡±, explican desde la organizaci¨®n que lleva el nombre del creador alem¨¢n.
Eugenio Caballero, ganador del Oscar a mejor direcci¨®n art¨ªstica por El laberinto del fauno, explica en entrevista telef¨®nica que a pesar de los horrores que Saemisch vio ¡°ten¨ªa una enorme alegr¨ªa de la vida, era un tipo muy positivo¡±. Hab¨ªa en este artista tal ansia por vivir que lo llev¨® a dejar la escuela Bauhaus y embarcarse como marinero para conocer el mundo, vivir experiencias intensas. Las dos grandes guerras, sin embargo, lo marcaron. ¡°Sobre todo una posguerra en una Alemania en una situaci¨®n muy dura, donde procurarse el alimento era dif¨ªcil. Fue testigo de esa ¨¦poca¡±, dice Caballero. ¡°Lo que me llam¨® mucho la atenci¨®n en su obra fue la profunda observaci¨®n que ten¨ªa de su entorno, c¨®mo reflej¨® el dolor de la muerte de su madre cuando era muy joven, c¨®mo capt¨® a las personas que se encuentra en un Berl¨ªn que resurge despu¨¦s de la Primera Guerra Mundial, con aires positivos. Y a la par nunca dej¨® de pintar las monta?as y la naturaleza, que acab¨® siendo su refugio¡±, agrega el curador.
La segunda sala abierta en la exposici¨®n explora lo que Caballero llama ¡°el periodo muy sombr¨ªo¡± de Saemisch, en el que toca temas relacionados con ese horror vivido. ¡°Hay retratos sobre militares nazis, reflejos del miedo. Est¨¢ El pr¨ªncipe de la vida y la muerte, que es una obra oscura. Todo esto lo pinta como reflejo de lo que vivi¨®, pero despu¨¦s deja de pintar personas, despu¨¦s de la guerra, despu¨¦s de ese periodo de vaciarse, y se refugia mucho en los paisajes y en la naturaleza¡±, comenta el curador. ¡°Lo que m¨¢s me llam¨® la atenci¨®n es esta b¨²squeda formal de lo figurativo a lo abstracto, influenciado por el contacto que tuvo con las vanguardias, pero hay una cosa que me parece mucho m¨¢s personal, que es c¨®mo a trav¨¦s del arte y la transformaci¨®n de lo que observa, se va curando. Hay un poder sanador en el arte. A m¨ª me gusta la idea de pensar no solo en el arte como tal, sino en el arte siempre en relaci¨®n con el artista. Me parece que son muy importantes las circunstancias del artista, porque le da una dimensi¨®n humana. Y eso es lo que encontr¨® de forma muy contundente en la obra de Saemisch¡±. Si el arte cura en tiempos de guerra, estos d¨ªas de espanto son una buena excusa para sanar de la mano de Saemisch, el artista que busc¨® la belleza en medio del horror.
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