M¨¦xico, m¨¢s all¨¢ de las urnas
Hay grupos civiles que impulsan sus propias agendas y acciones sin importar la posici¨®n que tomen ante ellos L¨®pez Obrador o sus adversarios. Hay que votar, s¨ª, pero hay que hacer m¨¢s
En un par de semanas, los mexicanos votaremos para renovar la C¨¢mara de Diputados, varias gubernaturas y las alcald¨ªas del pa¨ªs. No han sido, las que est¨¢n por acabar, unas campa?as comunes. La polarizaci¨®n reinante, azuzada cada ma?ana desde Palacio Nacional, es tal que las elecciones parecen haberse visto reducidas (no solo por los roces entre funcionarios, candidatos y militantes, sino en la discusi¨®n cotidiana de los ciudadanos en las calles y las redes) a un refer¨¦ndum en torno a la popularidad de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador.
Si Morena y sus partidos sat¨¦lite retienen el control de la c¨¢mara y avanzan en una mayor¨ªa de los Estados y ciudades que no dominaban, quedar¨¢ confirmado lo que el mandatario remacha cada d¨ªa: que la gente est¨¢ feliz con ¨¦l y que su respaldo es inmenso. Si los votos no les alcanzan para tanto, en cambio, la imagen blindada que el Gobierno trata de vender se ver¨¢ muy abollada... Y los forcejeos por la sucesi¨®n presidencial se desatar¨¢n de forma inmediata.
El problema de que las votaciones de medio sexenio se conviertan en esta suerte de opci¨®n binaria al estilo ¡°conmigo o contra m¨ª¡± que ha lanzado el presidente, es que es una estrategia de corto plazo que solo le funciona a ¨¦l¡ Y tambi¨¦n, hay que decirlo, a la alianza PRI-PAN-PRD. Porque convertirse en los enemigos p¨²blicos n¨²mero uno del poder les atraer¨¢ los votos mayoritarios de quienes est¨¢n furiosos, hartos o decepcionados con L¨®pez Obrador y sus ac¨®litos. Y las encuestas parecen indicar que esos n¨²meros van en alza.
A los peque?os partidos estatales o a los no alineados (como tal se presenta, por ejemplo, Movimiento Ciudadano), sin embargo, el juego de blancos y negros les pone el camino cuesta arriba. Nuestras elecciones no suelen ser un ejemplo de sufragios diferenciados en las esferas de lo local y lo nacional ni entre los diversos niveles de Gobierno. Solemos votar en bloque en uno u otro sentido. Y, con la polarizaci¨®n a todo volumen, a los matices probablemente se los lleven los ventarrones. Porque tan claro parecen tener su voto los que apoyan a L¨®pez Obrador como aquellos que ejercer¨¢n el llamado ¡°voto ¨²til¡± para frenar la embestida presidencial contra las instituciones y los contrapesos a su poder.
Pero la cosa no puede acabar en eso. Hay vida m¨¢s all¨¢ de las casillas y la tenebra que se ha desatado ante la cercan¨ªa de los comicios. Suceda lo que suceda en ellos, ser¨ªa un error enorme reducir la paleta pol¨ªtica del pa¨ªs al duelo entre el mandatario y la alianza opositora. Queda claro que hay enormes vac¨ªos con respecto a las necesidades reales de millones de ciudadanos, necesidades y aspiraciones que las agendas del Gobierno y sus adversarios sencillamente no tocan (o se limitan a saltar por encimita). La pol¨ªtica tendr¨ªa que ser algo m¨¢s que rayar una papeleta y meterla en la urna. Y all¨ª es donde se abre un panorama que algunas fuerzas han comenzado a explorar.
No es casualidad que muchas de las posturas cr¨ªticas que m¨¢s han calado e irritado al Gobierno y quienes lo apoyan no provengan de la oposici¨®n partidista, sino de esos grupos civiles cuya existencia tanto le escuece al mandatario. Las colectivas feministas, las organizaciones de pueblos originarios, los grupos ambientales comunitarios, las cooperativas de familiares de personas desaparecidas son algunos sectores que impulsan sus propias agendas y acciones sin importar la posici¨®n que tomen ante ellos L¨®pez Obrador o sus adversarios. Cualquier pa¨ªs requiere grupos as¨ª. Y no solo ellos, sino muchos m¨¢s. Grupos capaces de plantarse ante el poder, oc¨²pelo quien lo ocupe, y dejar claro que la pol¨ªtica no solo de trata de darles nuestros votos a uno y otros. Los ciudadanos no somos pollos que pasan del corral de uno al de los de enfrente. Hay que votar, s¨ª, pero hay que hacer m¨¢s.
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