Justicia restaurativa: Todos ganan
El caso de la L¨ªnea 12 del Metro ha puesto la reparaci¨®n de los da?os causados a las v¨ªctimas por encima de la idea de meter a la c¨¢rcel por a?os a quienes intervinieron en su construcci¨®n
Como el juego de la pirinola, en el antiguo sistema de justicia penal mexicano todos perd¨ªan. Cualquier delito cometido ten¨ªa que castigarse necesariamente con prisi¨®n. As¨ª, el Ministerio P¨²blico perd¨ªa tiempo integrando miles de averiguaciones previas por delitos menores en lugar de concentrarse en la investigaci¨®n de casos graves. Los jueces perd¨ªan autoridad porque nunca llegaban a conocer a la persona que juzgaban, de carne y hueso, y muchas veces se ve¨ªan obligados a imponer prisi¨®n en contra de su convicci¨®n, porque as¨ª se desprend¨ªa de un grueso expediente de papel integrado sin m¨¢s y previamente, que ten¨ªa valor probatorio pleno. Los inculpados perd¨ªan porque, como estaban las cosas, muy poco pod¨ªan hacer por defenderse (la presunci¨®n de inocencia no exist¨ªa en la realidad), sus ¨²nicas opciones eran todo o nada, es decir, o salir absueltos, o terminar condenados, y por lo tanto pon¨ªan todos sus recursos en buscar la absoluci¨®n, al costo que fuera, incluso por corrupci¨®n. Lo peor: las v¨ªctimas perd¨ªan porque casi nunca se les reparaba el da?o y, cuando lo lograban, era despu¨¦s de costosos y tardados procedimientos legales. As¨ª, la sociedad en su conjunto perd¨ªa la justicia que reclamaba. Todos, pues, perd¨ªan.
El sistema de justicia acusatorio que adopt¨® M¨¦xico a partir de 2008 apost¨® por lo contrario: porque todos ganen. Por lo tanto, se edific¨® sobre la base de que no todos los delitos tienen que castigarse necesariamente con prisi¨®n, sino atenderse a partir de la mejor soluci¨®n para cada caso en particular, en donde la tarea principal es la protecci¨®n de las v¨ªctimas, reconoci¨¦ndoles sus derechos procesales y facilit¨¢ndoles la reparaci¨®n de los da?os. Se adopt¨® as¨ª la llamada justicia restaurativa para que todos ganen: el Ministerio P¨²blico al descongestionarse de miles de casos que pueden resolverse tempranamente por acuerdos reparatorios y entonces concentrarse en la investigaci¨®n de casos complejos. Los jueces, al recuperar la autoridad de decidir cu¨¢l es la mejor soluci¨®n de cada caso, vigilando un equilibrio entre lo que se pide y lo que se entrega en los acuerdos reparatorios, as¨ª como en las condiciones para la suspensi¨®n de los procesos y la libertad de los imputados. Los acusados, que ser¨¢n sometidos a procesos legales transparentes y no siempre acabar¨¢n en prisi¨®n, con lo que de paso tambi¨¦n gana el sistema penitenciario al descongestionarse de internos que no deben estar encerrados. Lo m¨¢s importante: ganan las v¨ªctimas pues en la inmensa mayor¨ªa de los casos pueden lograr la reparaci¨®n de sus da?os en forma suficiente y r¨¢pida, sin que por ello se genere impunidad. La sociedad, entonces, gana un sistema de justicia penal transparente, r¨¢pido, respetuoso de los derechos humanos y, sobre todo, eficiente. Todos, pues, ganamos.
La justicia restaurativa no quiere decir que haya impunidad. Todo lo contrario. En la inmensa mayor¨ªa de los delitos m¨¢s comunes, como robos, lesiones, homicidios imprudenciales y en los delitos menores, en verdad lo que m¨¢s quieren las v¨ªctimas es que se les repare el da?o suficiente y r¨¢pidamente, independientemente de que el imputado vaya o no a la c¨¢rcel. Por su parte, los acusados est¨¢n m¨¢s interesados en dedicar sus recursos a reparar el da?o y conseguir as¨ª una sanci¨®n menor a la prisi¨®n, que en destinarlos a defenderse en procedimientos largos, complejos y costosos. As¨ª, la justicia restaurativa logra que los delitos graves sean castigados con c¨¢rcel, sin duda, pero sobre todo que, en los dem¨¢s delitos, los da?os causados sean reparados y que los imputados sufran una consecuencia racional y equilibrada por sus actos u omisiones, contribuyendo as¨ª a la reconstrucci¨®n del tejido social mediante la soluci¨®n de casos en la mejor forma posible para todos los involucrados.
Desde luego, la justicia restaurativa es una idea disruptiva. Cuesta trabajo hacer a un lado el deseo de venganza, de ver tras las rejas a todo aquel que ha cometido un delito, y aceptar que muchas veces la prisi¨®n es la peor alternativa pues destruye familias, genera problemas sin fin y evita la reparaci¨®n de da?os. Pero hay que hacer camino al andar comprendiendo que los delitos graves siempre ser¨¢n castigados con prisi¨®n y que en los dem¨¢s casos bien vale la pena aplicar una soluci¨®n distinta al juicio oral, como son el criterio de oportunidad, la suspensi¨®n condicional del proceso, y, la m¨¢s importante, el acuerdo reparatorio entre v¨ªctima y victimario, desde luego con intervenci¨®n ministerial temprana y vigilancia judicial.
El caso de la l¨ªnea 12 del Metro es un buen ejemplo de justicia restaurativa: se ha puesto a la reparaci¨®n suficiente y r¨¢pida de los da?os causados a las v¨ªctimas, por encima de la idea de meter a la c¨¢rcel por a?os a quienes intervinieron en su construcci¨®n. Desde luego, se han hecho imputaciones para que servidores p¨²blicos sean castigados penalmente, pero hoy vemos que el tramo accidentado se est¨¢ reconstruyendo para beneficio de los usuarios, que las familias de quienes lamentablemente murieron han recibido compensaciones razonables y que las personas lesionadas han sido atendidas desde el inicio y lo siguen siendo para su total recuperaci¨®n. Si no hubiera sido as¨ª, hoy ver¨ªamos a muchas personas en la c¨¢rcel, s¨ª, pero tambi¨¦n al tramo da?ado sin ninguna reparaci¨®n y a las familias y v¨ªctimas directas enredadas en un viacrucis eterno y costoso para hacer valer sus derechos. Con sus mejoras, es una f¨®rmula que debe seguir implement¨¢ndose en donde sea procedente.
Sin lugar a dudas, una justicia restaurativa sin impunidad en verdad pone la pirinola en el esperado ¡°todos ganan¡±.
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