Zapato vac¨ªo
La tradici¨®n de dejarle zapatos a los magos del Oriente para que los rellenen con dulces, dinero y juguetes deber¨ªa tambi¨¦n incluir la posibilidad de una epifan¨ªa m¨¢s simple: la de los miles de ni?as sin zapatos o los ni?os capaces de convertirlos en un coche para jugar carreteritas
La mexicana tradici¨®n de dejarle zapatos a las puertas de la madrugada para que los sabios magos del Oriente los rellenen con dulces, dinero y juguetes debe tambi¨¦n incluir la posibilidad de una epifan¨ªa m¨¢s simple: la de los miles de ni?as sin zapatos o los ni?os capaces de convertir un zapato vac¨ªo en un coche para jugar carreteritas. Ni?os y ni?as que rellenan los zapatos adultos dando tumbos al amanecer para improvisar un desayuno de sobras; trenzas al vuelo en toboganes improvisados y el g¨¹erito que se quita las gafas para simular que pilotea sobre el empeine.
Risa interminable y distracci¨®n gratuita en torno a un zapato vac¨ªo, m¨¢s que placebo o consuelo, es remedio para millones de mexicanos ni?os que cumplen sus d¨ªas lejos de la imbecilidad oficial, la podredumbre de los pol¨ªticos y el reino de la mentira. Alejados de ministros del plagio y del parloteo, millones de ni?as que juegan en el zapato consuetudinario de procurar sustento y tranquilidad con millones de ni?os encorbatados o en overoles grasientos que sudan por su salario y sobrevivencia en el inmenso zapato vac¨ªo que parece pa¨ªs sobre el mapa.
Qu¨¦ iguales se ven las botas ahora tan privilegiadas marchando al un¨ªsono de tambores, relucientes charolazos de potencial represi¨®n que nada tienen en com¨²n con los zapatitos que bailan brincando, psicodelia enloquecida y evocaci¨®n de una amanecer de sangre en la plaza de Tlatelolco y qu¨¦ asco con los zapatones impostados de los simuladores y saqueadores que nada tienen que ver con las botitas que se lanzan a flotar en los charcos y en la rayuela diaria de cada esperanza.
Zapatito vac¨ªo que parece relleno de rosca, personaje de pesebre y animalito prehisp¨¢nico; zapatilla de princesa que se conforma con jugar al tecito con una sola tacita y el nene que inventa que las botas de vaquero tienen alas abiertas; huarache heredado, chancla voladora, pantufla en equilibrio, mocasines en volandas y bostonianos trasnochados¡ zapatillas de ballet y el ¨²ltimo n¨²mero de calzado para infantes, al filo de inaugurar un pie de adolescente que ha de crecer muy pronto para salir volando y colgarse entre tantos cables que cruzan las calles en M¨¦xico como m¨ªnimo homenaje a la Nada.
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