Victoria categ¨®rica; escenario incierto

Claudia Sheinbaum llegar¨¢ a la presidencia luego de ganar de manera categ¨®rica las elecciones presidenciales del pasado 2 de junio. Lo har¨¢ con un congreso a modo, en el que contar¨¢ o estar¨¢ muy cerca de contar con una mayor¨ªa calificada favorable, y con el respaldo, tambi¨¦n, de buena parte de los gobernadores del pa¨ªs. Por si fuera poco, resulta probable que la derrota casi total de sus opositores acelere la descomposici¨®n de su alianza, atraiga a algunos de ellos al oficialismo y orille a otros a salir de la vida p¨²blica. Sheinbaum, pues, tiene un escenario pol¨ªtico favorable de cara a su toma de posesi¨®n y los primeros meses de su presidencia. ?Cu¨¢les ser¨¢n, entonces, los nubarrones que podr¨ªan aparecer en el cielo?

Los primeros, cuyos s¨ªntomas ya han comenzado a esbozarse, tienen que ver con ejercicio del poder. El actual mandatario, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, ha sido el jefe pol¨ªtico indiscutido del movimiento desde su fundaci¨®n y habla y se comporta como lo que, de hecho, es: el due?o de Morena y el oficialismo en su conjunto. Sheinbaum siempre ha destacado por su ortodoxia y disciplina, s¨ª, pero resulta dif¨ªcil apostar a que no surgir¨¢n discrepancias y desacuerdos una vez que se consume la entrega de la banda presidencial. Claro: L¨®pez Obrador ha sostenido que se retirar¨¢ y dejar¨¢ en manos de su sucesora todas las responsabilidades. ?Pero c¨®mo funcionar¨¢ eso en la pr¨¢ctica? ?Es cre¨ªble que ocurra?

Sheinbaum, de entrada, ha dado muestras de preferir un estilo m¨¢s institucional y menos b¨¦lico y tribunero que L¨®pez Obrador, pero eso es lo de menos. Lo principal es a qui¨¦n seguir¨¢ y obedecer¨¢ el aparato del gobierno, el partido y sus aliados en las c¨¢maras, qu¨¦ criterios seguir¨¢n, y qui¨¦n enviar¨¢ las se?ales y dar¨¢ los telefonazos. No son un secreto las tensiones entre el equipo de la virtual presidenta y destacados integrantes de otras corrientes del oficialismo. L¨®pez Obrador se asegur¨® de que en Morena todos fueran leales a ¨¦l, ?pero el traspaso de poder tambi¨¦n ser¨¢ una cesi¨®n de lealtades o ¨¦l seguir¨¢ ejerciendo como ¨¢rbitro y gran elector, por decir lo menos?

Los otros nubarrones son mayores, est¨¢n m¨¢s all¨¢ del mundo de las elecciones y el campo institucional y tendr¨ªa que lidiar con ellos cualquiera que hubiera sido elegido para la presidencia. Uno, el principal, es la violencia salvaje que impera en toda la geograf¨ªa del pa¨ªs. Van m¨¢s de 189 mil homicidios en el sexenio y la cifra final estar¨¢ muy cerca de los 200 mil. Son cifras de guerra, aunque el presidente se haya defendido al asegurar, asombrosamente, que ¡°no hay m¨¢s violencia [que antes], solo m¨¢s homicidios¡±. Y eso por no hablar del aumento de control territorial por parte del crimen organizado y el crecimiento de delitos conectados a la p¨¦rdida de poder del Estado, como son la extorsi¨®n o el secuestro. Pero no acaba ah¨ª.

La econom¨ªa ha crecido apenas 1.1 por ciento en este sexenio, lo que representa el peor desempe?o en los ¨²ltimos seis periodos presidenciales, y la inflaci¨®n lleva 77 quincenas por encima del rango objetivo del Banxico. La deuda ampliada aument¨® 10 por ciento en estos seis a?os. No son cifras alegres, en especial para un modelo que necesita una enorme recaudaci¨®n que sostenga sus multimillonarias entregas de ¡°apoyos directos¡± a la poblaci¨®n y los megaproyectos de la agenda oficial.

?Podr¨¢ Sheinbaum ganar el suficiente control interno que le permita enfrentarse a los escenarios de descontrol externo? ?O ser¨¢ la suya una mera presidencia ¡°de continuidad¡±, con recursos pol¨ªticos y econ¨®micos limitados, y centrada en la retenci¨®n del poder para el movimiento? Empezaremos a verlo muy pronto.

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