La justicia que nunca lleg¨® a Pasta de Conchos

El hallazgo de restos humanos en la mina de carb¨®n Pasta de Conchos en Coahuila, donde hace 18 a?os 65 trabajadores murieron atrapados, le dieron al presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador la oportunidad de pintar las estampas que le gustan: presentarse como cercano al pueblo, emp¨¢tico con quienes viven una tragedia, corrigiendo injusticias del pasado.

El hecho tambi¨¦n dio pie a la primera gira con la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, pues ambos viajaron a la regi¨®n carbon¨ªfera de Coahuila para reunirse con familiares de los mineros muertos y detallar las labores de recuperaci¨®n de restos ordenadas por el presidente en 2020.

Sheinbaum, por su parte, comparti¨® las luminarias de un triunfo de la Cuarta Transformaci¨®n: la justicia a v¨ªctimas de una tragedia provocada por gobiernos del viejo r¨¦gimen.

Pero a la presidenta electa le conviene asomarse a los otros datos. Lo ocurrido en Coahuila es un montaje para ocultar que las injusticias de la miner¨ªa de carb¨®n siguen y este Gobierno, al igual que los anteriores, las facilitan.

La recuperaci¨®n de los restos es una de las pocas exigencias que L¨®pez Obrador pudo cumplirle a los deudos de Pasta de Conchos, donde s¨®lo los cuerpos de dos de los 65 mineros pudieron ser rescatados en los d¨ªas posteriores al derrumbe del 19 de febrero de 2006. Los otros 63 cuerpos han permanecido decenas de metros bajo tierra durante m¨¢s de 18 a?os. El primer hallazgo podr¨ªa ser de hasta 13 cuerpos. Es una esperanza, pero apenas una fracci¨®n del trabajo que queda.

Pero la realidad es que este gobierno no ha hecho nada para llevar mejorar las condiciones de la miner¨ªa de carb¨®n en Coahuila. Una de las principales demandas de los mineros es que tragedias como la de Pasta de Conchos no ocurran de nuevo. Para ello, exigen que autoridades sean m¨¢s estrictas en garantizar la seguridad en las minas y que se castigue a los que las tienen en condiciones inseguras. Y aunque no ha ocurrido un accidente de la magnitud de Pasta de Conchos, eso no significa que no haya muerte.

Despu¨¦s de Pasta de Conchos han muerto 116 trabajadores en minas de carb¨®n, ya sea en derrumbes, inundaciones, explosiones o accidentes de maquinaria. Casi el doble de los fallecidos en ese solo hecho de 2006, que es el que ha acaparado la atenci¨®n.

De esos 116, 25 han ocurrido en el actual sexenio. Eso lo debe saber muy bien la secretaria de Gobernaci¨®n, Luisa Mar¨ªa Alcalde, que hoy se ufana de coordinar la recuperaci¨®n de restos en Pasta de Conchos. Pero ella fue secretaria del Trabajo cuando ocurrieron 22 de esas 25 muertes, a causa de pobres condiciones de seguridad. Algunas de ellas en minas que estaban en situaci¨®n irregular.

A Alcalde nunca le interes¨® la seguridad en minas pues los accidentes en la regi¨®n carbon¨ªfera de Coahuila no cesan. En su trato con mineros y familiares de v¨ªctimas, foment¨® la divisi¨®n, cerrada a hablar con quienes criticaban las nulas medidas de seguridad y alineada con quienes no le daban problema. Mientras tanto, las 25 muertes en el actual sexenio superan las de todo el sexenio de Enrique Pe?a Nieto, que fueron 18.

A Manuel Bartlett, el director de la Comisi¨®n Federal de Electricidad (CFE), tampoco le interesa. Hoy se cuelga la medalla porque la CFE es la encargada de las excavaciones en Pasta de Conchos, pero durante cinco a?os y medio ha permitido que la empresa compre carb¨®n a minas sin condiciones de seguridad, en muchos casos los llamados ¡°pocitos¡± donde apenas cabe una persona sin equipo protector.

La CFE es el principal comprador de carb¨®n y por lo mismo estar¨ªa en condiciones de fijar las reglas que incentiven las medidas de seguridad. Podr¨ªa vetar a los empresarios que no se preocupan por la protecci¨®n de sus empleados, pero no lo hace. Prefiere hacer negocios que beneficien a benefactores de Morena.

El Gobierno de L¨®pez Obrador tampoco ha cumplido la exigencia de justicia. Al igual que Vicente Fox, Felipe Calder¨®n y Enrique Pe?a Nieto, el actual presidente nunca procedi¨® contra Grupo M¨¦xico, el gigante minero propiedad de Germ¨¢n Larrea, uno de los hombres m¨¢s ricos del pa¨ªs, que era propietario de la mina. Tras la tragedia, Larrea cerr¨® sus operaciones de carb¨®n en Coahuila sin ninguna sanci¨®n y se fue a explotar otras ¨¢reas del pa¨ªs, causando otros esc¨¢ndalos de los que sale impune.

Esto es lo que hay detr¨¢s del montaje de Pasta de Conchos el fin de semana pasado en Coahuila. No es s¨®lo la tragedia de hace 18 a?os, sino la que se vive todav¨ªa en la regi¨®n carbon¨ªfera cuando las autoridades voltean a otro lado. L¨®pez Obrador no rectific¨® las injusticias de d¨¦cadas, por m¨¢s que crea que s¨ª lo hizo. Sheinbaum tiene ahora la oportunidad.

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