Airbnb o el derecho a la vivienda: lecciones de Barcelona a Ciudad de M¨¦xico
La cuadratura del c¨ªrculo no es posible y hay que tomar partido: entre la ciudadan¨ªa que da vida a la ciudad y los especuladores que s¨®lo piensan en sacar su m¨¢ximo beneficio
Leo con preocupaci¨®n que en estas fechas la plataforma Airbnb (plataforma digital de alquileres de apartamentos por d¨ªas a turistas) ha incrementado su presi¨®n a las autoridades de Ciudad de M¨¦xico para expandir su actividad. Por supuesto que yo no soy nadie para decirle a Ciudad de M¨¦xico lo que debe hacer, pero por la mucha estima que le tengo a M¨¦xico, sus gentes y su capital, s¨ª quisiera humildemente compartirles la experiencia de relaciones con Airbnb en los ocho a?os que tuve el honor de estar al frente de la alcald¨ªa de Barcelona, entre 2015 y 2023.
Llegamos a la alcald¨ªa de la ciudad con el mandato popular de hacer todo lo que estuviera en nuestras manos para defender el derecho a la vivienda, uno de los derechos m¨¢s pisoteados en la mayor¨ªa de grandes ciudades de todo el mundo. El motivo de que sea un derecho sistem¨¢ticamente vulnerado tiene mucho que ver con que la econom¨ªa global de grandes capitales encuentra una inversi¨®n segura cuando compra y alquila viviendas en las ciudades. El suelo urbano es uno de los pocos bienes que siempre suben de precio, que generan plusval¨ªa de forma certera. Si adem¨¢s esa inversi¨®n es en el alquiler por d¨ªas a turistas, el beneficio a corto plazo se multiplica.
En Barcelona, cuando llegamos al gobierno de la ciudad en junio de 2015, tuvimos que enfrentar una situaci¨®n de descontrol: durante los a?os anteriores, el gobierno de derechas hab¨ªa liberalizado completamente la actividad tur¨ªstica, dejando como resultado miles de apartamentos tur¨ªsticos ilegales en la ciudad y un descontento social creciente con la actividad tur¨ªstica que, cada vez m¨¢s, era percibida como una amenaza a la vida cotidiana. El aumento descontrolado del turismo de masas no s¨®lo hab¨ªa acelerado la especulaci¨®n inmobiliaria en las zonas c¨¦ntricas de la ciudad, sino que provocaba graves problemas de convivencia, por ejemplo, el aumento de la inseguridad, o de apartamentos tur¨ªsticos que alteraban la normal convivencia de fincas donde viv¨ªan personas que necesitaban descansar porque madrugaban para ir a trabajar.
Escuchando el malestar ciudadano, decidimos actuar con decisi¨®n. No contra los turistas ¡ªBarcelona es una ciudad abierta y estamos orgullosos de recibir a muchos visitantes¡ª, sino contra los abusos y la falta de regulaci¨®n del negocio del turismo de masas. Lo primero que hicimos fue una regulaci¨®n urban¨ªstica a trav¨¦s del Plan Especial Urban¨ªstico de Alojamientos Tur¨ªsticos (PEUAT), donde se fijaron las zonas de la ciudad donde ya no se pod¨ªa crecer m¨¢s en alojamientos tur¨ªsticos porque lo que se necesitaba era crecer en viviendas accesibles para la poblaci¨®n. Una vez fijadas las zonas, se puso en marcha un cuerpo de inspectores que vigilaban el cumplimiento de la norma. Fue as¨ª c¨®mo detectamos miles de pisos tur¨ªsticos ilegales y que plataformas como Airbnb anunciaban miles de esos pisos ilegales. Requerimos formalmente a la plataforma para que cumpliera con la normativa y retirara esos anuncios, y al no responder a nuestro requerimiento, procedimos a interponer una contundente sanci¨®n de 600.000 euros. Finalmente, fruto de todos estos esfuerzos, logramos cerrar la actividad de m¨¢s de 6.000 apartamentos ilegales, que Airbnb retirara m¨¢s de 4.000 anuncios y facilitamos que al menos 2.000 de esas viviendas volvieran al mercado del alquiler para residentes habituales.
Por supuesto, a ra¨ªz de estas y otras pol¨ªticas que impulsamos para enfrentar la especulaci¨®n con la vivienda, recibimos duros ataques de los lobbies implicados, ya sea con campa?as comunicativas de desprestigio, con fake news incluidas, como con guerra sucia en los tribunales a trav¨¦s de querellas sin ninguna base pero que pretend¨ªan amedrentarnos y generar ruido a nuestro alrededor (lo que se conoce como lawfare).
Sin caer en sus provocaciones ni responder a sus ataques, atendamos a sus argumentos. En el caso de Airbnb sus responsables argumentan que all¨ª donde se ha limitado su actividad, como New York o Barcelona, no se ha resuelto el problema del acceso a la vivienda. Y tienen raz¨®n: resolver el problema de los precios de la vivienda necesita de m¨¢s medidas. Lo que ellos no reconocen, y en cambio es tambi¨¦n un hecho probado, es que all¨ª donde no se limita su actividad, el problema de la vivienda empeora r¨¢pidamente, porque se trata de una actividad depredadora y extractivista. Que no sea el ¨²nico factor de especulaci¨®n no significa que su impacto sea positivo. Por nuestra experiencia y la de otras ciudades, hay al menos dos hechos probados: primero, la expectativa de mayor beneficio inmediato por el alquiler a turistas respecto al alquiler residencial hace que haya un desplazamiento masivo de la oferta hacia el alquiler tur¨ªstico en detrimento del residencial. Segundo, si la normativa que se aprueba es laxa y deja m¨¢rgenes de interpretaci¨®n, plataformas como Airbnb tienen un ej¨¦rcito de abogados, profesionales del m¨¢rquetin y mucho dinero para hacer ¡°estudios¡± por encargo que les salgan favorables, hacer presi¨®n a las instituciones, as¨ª como para invertir en publicidad en grandes medios y redes sociales.
En relaci¨®n con esto es importante recordar que Airbnb no es una asociaci¨®n de peque?os propietarios, como a veces pudiera parecer por la ret¨®rica que utilizan para defender su actividad. Estamos hablando de una plataforma digital que cotiza en bolsa y que s¨®lo en 2023 declar¨® unos beneficios netos de 4.792 millones de d¨®lares.
El espacio urbano es limitado y, por lo tanto, muy disputado. En concreto, las viviendas son un recurso muy solicitado, tanto por las personas que viven y desean seguir viviendo en la ciudad, como por grandes inversores locales e internacionales que pretenden especular con un bien de primera necesidad. Quienes asumen el liderazgo de la gesti¨®n p¨²blica deben responder esta sencilla pregunta: ?Para qui¨¦n deben ser las ciudades? Ante un recurso escaso, hay que fijar prioridades. Personalmente, soy de las que cree que las ciudades deben ser en primer lugar espacios para la vida cotidiana de sus habitantes. Si estamos de acuerdo con esta afirmaci¨®n, entonces es imperativo limitar la actividad de los agentes que pretenden especular con un bien de primera necesidad como es la vivienda, entre ellos plataformas digitales como Airbnb. La cuadratura del c¨ªrculo no es posible y hay que tomar partido: entre la ciudadan¨ªa que da vida a la ciudad y los especuladores que s¨®lo piensan en sacar su m¨¢ximo beneficio, creo que quienes luchamos por la ciudad democr¨¢tica como un espacio para la vida, debemos elegir defender el derecho a la vivienda de los y las habitantes.
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