Virus en coalici¨®n
La alianza de coronavirus, crisis econ¨®mica e independentismo unilateral adquiere enorme gravedad en Espa?a. No cabe resolverlo con consensos diminutos y es indispensable una cierta entente
Vivimos tiempos recios con malas noticias diarias. Ni el Gobierno independentista en Catalu?a, ni los votos de censura por sorpresa, ni el adelanto electoral en Madrid con la entrada en liza de Pablo Iglesias, ni las debilidades del centrismo de Ciudadanos: nada de esto es buen presagio; todo muestra una tendencia de peligrosa polarizaci¨®n y protagonismo de los extremos. No vamos por buen camino y olvidamos los problemas esenciales, que se resumen en estos tres virus que nos amenazan en coalici¨®n:
El primero, claro est¨¢, es el coronavirus. Nos invadi¨® desde principios de 2020 con efectos mort¨ªferos. Frente a ¨¦l se hizo cuanto se pod¨ªa o sab¨ªa. Se improvis¨® mucho y acert¨® poco, sin diferencias entre derechas o izquierdas. Nadie se puede colgar medallas, ni decir ¡°hemos vencido al virus¡±. El bicho nos maltrat¨®, mat¨® a mucha gente; ni siquiera sabemos a cu¨¢nta. Vinieron tres olas y nunca estuvimos bien preparados. En Espa?a sufrimos m¨¢s infectados y muertos que en otros pa¨ªses de nuestro entorno. Ahora estamos con las vacunas, pero tampoco se ve buena organizaci¨®n. Van despacio y se agotan o suspenden.
La covid, por su parte, produjo crisis econ¨®mica, explosi¨®n de pobreza, estancamiento econ¨®mico, enorme paro y disparada deuda p¨²blica. Frente a ello tampoco nuestros resultados fueron brillantes. ?C¨®mo es que el PIB cay¨® en Espa?a en 2020 un 10,8%, m¨¢s que en cualquier otro pa¨ªs del euro, salvo Grecia? ?C¨®mo se alcanz¨® a final de 2020 un 16,13% de paro sobre la poblaci¨®n activa, m¨¢s del doble que la media en la zona euro? Hemos sobrepasado ya los cuatro millones de parados, sin contar las personas en ERTE. El Ibex baj¨® desde diciembre de 2019 un 15,5%, frente a solo un 2,6% del Eurostoxx. ?Qu¨¦ nos pasa? ?Por qu¨¦ no hacemos m¨¢s caso al Banco de Espa?a, al FMI o a la OCDE? ?Por qu¨¦ se arruinan tantas empresas? ?Por qu¨¦, de las supervivientes, siete de cada diez padecen problemas angustiosos de liquidez?
El tercer virus es oportunista e insidioso: el independentismo unilateral ¡ªtipo Junts¡ª con sus pr¨®fugos y fementidos, o modelo CUP, de rebeldes antisistema. Pretenden descoyuntar Espa?a como sujeto pol¨ªtico, de espaldas al voto de todos los espa?oles, con el truco m¨¢gico y ventajista de una autodeterminaci¨®n imaginaria. Es un virus que hiberna durante a?os y se activa si Espa?a se debilita. Es mutaci¨®n del viejo carlismo (¡°todos juntos en uni¨®n¡± ?recuerdan?) recombinado por iusnaturalismo a?ejo y rom¨¢ntico, trufado de totalitarismo y salpimentado de anarquismo. Resulta muy contagioso en tiempos de crisis. Ha infectado con virulencia en Catalu?a y nos puede dar la puntilla a todos, sin que nadie gane.
Los tres virus se potencian entre s¨ª dentro de esa extra?a burbuja que nos rodea, contaminada de populismo simplificador, sea de derechas o de izquierdas, con el ¡°s¨ª se puede¡±, el ¡°a por ellos¡±, ¡°corruptos son los dem¨¢s¡±. En esta situaci¨®n los tres virus coaligados adquieren enorme gravedad.
Tama?a coalici¨®n viral postular¨ªa una gran coalici¨®n de gobierno para solventarlos con visi¨®n de futuro. Ante ellos no vale el corto plazo, ni las ocurrencias. Dividido el Parlamento en dos mitades enfrentadas estamos perdidos. El respaldo actual al Gobierno es insuficiente, azaroso y con fisuras. El poder no se puede jugar cada d¨ªa a la ruleta rusa. Se requiere un esfuerzo s¨®lido y continuado.
Con esto se abren muchos interrogantes: ?No cabr¨ªa establecer prioridades y planificar soluciones pactadas y sostenibles? En la pandemia ?no ser¨ªa f¨¢cil consensuar un refuerzo sin precedentes en nuestro sistema sanitario desde la atenci¨®n primaria hasta la hospitalaria, tanto p¨²blica como privada, sin olvidar la ense?anza de la medicina e impulsar investigaci¨®n cient¨ªfica en toda su amplitud? ?No habr¨ªa que incrementar la inversi¨®n en estas atenciones de forma sustancial? ?Basta con haber aplaudido a los sanitarios? ?No hay que incrementar ese personal de modo apreciable? ?No es deseable convenir una ley org¨¢nica nueva y consensuada para las alarmas sanitarias?
?No hay que potenciar nuestra acci¨®n en la Uni¨®n Europea, ya sin el Reino Unido, pues nos jugamos all¨ª decisivos intereses? ?No nos ir¨ªa mejor as¨ª, aunque solo fuera por conseguir antes m¨¢s vacunas, mejores condiciones en las ayudas o menos displicencia ante los requerimientos de nuestros tribunales? ?No se debe detener el retroceso econ¨®mico de Espa?a en la convergencia con Europa? ?No es penoso que hasta Chequia nos haya sobrepasado en renta per c¨¢pita?
Y ante el paro ?cu¨¢ndo aprenderemos que nuestras recetas habituales no valen? ?Qu¨¦ tara nos priva de alcanzar menos paro como otros? ?No depende en gran medida de falta de reformas adecuadas en Formaci¨®n Profesional? ?No es mejor una primera ley consensuada y bien dotada para la FP que una octava ley educativa a cara de perro? ?Cu¨¢ndo vamos a alcanzar una inversi¨®n educativa del 5% del PIB?
Y qu¨¦ decir del independentismo. ?Conoce alguien el objetivo real del Gobierno? ?Qu¨¦ pasar¨¢ cuando no haya m¨¢s terceros grados que dar, m¨¢s indultos que conceder, m¨¢s sediciones que despenalizar, m¨¢s relaci¨®n bilateral que consentir, m¨¢s genuflexiones que hacer, m¨¢s chucher¨ªas que sortear, m¨¢s desplantes y groser¨ªas que aguantar o m¨¢s suculentos regalos bancarios que ofrecer? ?Un refer¨¦ndum como en Escocia? Y si sale no, ?lo vamos a repetir? ?Hasta que salga s¨ª?
Ya s¨¦ que la gran coalici¨®n gusta poco en Espa?a y no me hago ilusi¨®n. Pero a grandes males, grandes remedios. Unos, como Alemania, apuestan por la gran coalici¨®n. Otros, como Italia, acuden a una personalidad de autoridad destacada como Mario Draghi. ?Qu¨¦ hacemos nosotros? Pues desviar la atenci¨®n p¨²blica hacia problemas distintos a los esenciales, con confesionalismo secular variado, piqueta a la Monarqu¨ªa, tarascadas a la Constituci¨®n y discurso pol¨ªtico de la culpa, con improperios, insultos y denigraciones impropias. Ni nos ponemos de acuerdo en renovar las instituciones constitucionales que as¨ª se debilitan o funcionan peor.
Lo cierto es que no cabe resolver problemas enormes con consensos diminutos. Aun sin gran coalici¨®n, seguro que se avanzar¨ªa si el Gobierno contara con m¨¢s amplio y consistente apoyo parlamentario. Es indispensable una cierta entente. Las recientes decisiones de Ayuso e Iglesias acent¨²an la sensaci¨®n de improvisaci¨®n, de incertidumbre y de que al presidente del Gobierno le han birlado por un rato la iniciativa pol¨ªtica. No veo retos m¨¢s graves y urgentes que los indicados. Para afrontarlos, la pol¨ªtica espa?ola requiere, al menos, templanza y contenci¨®n. Quiz¨¢ estemos a¨²n a tiempo.
Juan Antonio Ortega D¨ªaz-Ambrona fue ministro en la Transici¨®n con Adolfo Su¨¢rez y Calvo Sotelo. Su ¨²ltimo libro es Las transiciones de UCD. Triunfo y desbandada del centrismo (Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2020).
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