Atender a la covid persistente
El sistema sanitario debe adaptarse para tratar al significativo n¨²mero de pacientes con secuelas
En el a?o que llevamos de pandemia la atenci¨®n a los enfermos de covid-19 ha sido la principal prioridad del sistema sanitario, que ha vivido momentos complicados pr¨®ximos al colapso. La pandemia parece haber entrado por fin en una fase de mayor control y conforme la vacunaci¨®n vaya avanzando es de esperar que las hospitalizaciones y los ingresos en unidades de cuidados intensivos desciendan significativamente. Los m¨¢s de 10 millones de vacunas administradas hasta ahora han permitido que el 22% de la poblaci¨®n haya recibido al menos una dosis y el 8%, la pauta completa. Pero conforme transcurre el tiempo y aumenta el n¨²mero de pacientes que han recibido el alta, aflora un nuevo problema: la necesidad de atender las secuelas que deja la enfermedad. Afectan sobre todo a las personas que han sufrido una forma grave de la misma, pero tambi¨¦n puede aparecer tiempo despu¨¦s en las que han tenido manifestaciones leves.
La llamada covid persistente est¨¢ poniendo a prueba tanto la capacidad de seguimiento del sistema sanitario como las estructuras de protecci¨®n social. Un reciente estudio indica que la mitad de los pacientes que han sobrevivido al coronavirus presentan secuelas. La mayor parte desaparecen al poco tiempo, pero una parte significativa perduran y en algunos casos derivan en patolog¨ªa cr¨®nica. La OMS estima que alrededor del 10% de las personas infectadas presentan s¨ªntomas 12 semanas despu¨¦s del contagio, pero ya hay muchos casos que se prolongan un a?o despu¨¦s de la infecci¨®n.
Se han identificado m¨¢s de un centenar de afectaciones diferentes. A las secuelas respiratorias y cardiovasculares hay que a?adir un abanico de da?os neurol¨®gicos. La Sociedad Espa?ola de Neurolog¨ªa estima que el 60% de los hospitalizados presentan afectaciones neurol¨®gicas y en el 12% de los casos son de car¨¢cter persistente. Entre ellas destacan por su frecuencia las cefaleas y problemas cognitivos como la llamada niebla mental, adem¨¢s de fatiga, dolor muscular y trastornos del sue?o.
Es pues urgente habilitar unidades funcionales de covid persistente que cubran todo el territorio y que, en colaboraci¨®n con la atenci¨®n primaria, puedan hacer el seguimiento de estos pacientes y evitar que esas secuelas se cronifiquen. Lo es tambi¨¦n la gesti¨®n administrativa. Hasta marzo se hab¨ªan registrado 1,2 millones de bajas laborales por la covid-19. Seg¨²n datos de la Seguridad Social, el 8% de los infectados, unas 100.000 personas, han tardado tres meses o m¨¢s en poder reincorporarse al trabajo. La naturaleza insidiosa de algunas de las secuelas dificulta el diagn¨®stico y el tratamiento, lo que a?ade dificultades administrativas al trastorno. Los pacientes que las sufren no deber¨ªan sentirse bajo sospecha por la presi¨®n de las mutuas que gestionan las bajas laborales.
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