La industria debe remontar
Es un momento decisivo para articular pol¨ªticas de apoyo y recuperar el nivel
La industria, salvo en contadas excepciones como la alemana, ha ido perdiendo peso en la econom¨ªa europea en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Esta tendencia es incluso m¨¢s acusada en el caso de Espa?a. Con un modelo econ¨®mico basado en los servicios, particularmente en el turismo, el sector secundario se ha desdibujado. Si en el a?o 2000 representaba el 18,7% del PIB espa?ol, ahora apenas aporta el 14,6%. La ca¨ªda es m¨¢s pronunciada si se analiza solo el impacto de la actividad manufacturera, que ha pasado en los ¨²ltimos 20 a?os de suponer el 16,2% de la econom¨ªa nacional al 11,15%.
Es un momento decisivo para articular pol¨ªticas de apoyo a la industria espa?ola. Si antes de la covid-19 esta necesidad era ya evidente debido a los cambios surgidos tras la gran recesi¨®n ¡ªdesarrollo tecnol¨®gico sin parang¨®n, globalizaci¨®n y crecimiento industrial de nuevos competidores emergentes¡ª, ahora el impulso de las f¨¢bricas es todav¨ªa m¨¢s necesario. La pandemia ha dejado varias lecciones. La primera es que el impacto econ¨®mico de la crisis ha sido menor en aquellas econom¨ªas con un sector industrial fuerte. Adem¨¢s, el cerrojazo econ¨®mico que hubo en todo el mundo evidenci¨® lo peligroso que resulta depender de terceros para aprovisionarse de los productos m¨¢s b¨¢sicos. Las cadenas de suministro se han vuelto cada vez m¨¢s complejas, y en los ¨²ltimos meses hay graves cuellos de botella para la llegada de materiales clave como los semiconductores.
A finales del siglo XX, la industria fue languideciendo y se aceleraron las reconversiones. En esa ¨¦poca se le atribuye al exministro socialista de Econom¨ªa Carlos Solchaga la frase de que ¡°la mejor pol¨ªtica industrial es la que no existe¡±. Sin embargo, la experiencia ha demostrado que dejarlo todo en manos del mercado no es la panacea. El sector servicios es clave en la econom¨ªa espa?ola, no se trata de darle la espalda. Pero fiarlo todo al monocultivo tur¨ªstico tampoco parece soluci¨®n. Urge reequilibrar las fuentes de crecimiento. La transformaci¨®n radical de algunas econom¨ªas como China, Corea del Sur y Taiwan se ha basado en una apuesta clara por la industrializaci¨®n con altas dosis de intervenci¨®n p¨²blica. Sin olvidar la necesaria colaboraci¨®n p¨²blico-privada, conviene estudiar con atenci¨®n el modelo de ¨¦xito de los pa¨ªses asi¨¢ticos.
La industria genera empleos mejor remunerados. Adem¨¢s, se trata de una actividad con un claro efecto multiplicador en las zonas donde hay mayor implantaci¨®n fabril. La dinamizaci¨®n de las manufacturas exige buscar soluciones para diferentes retos. Entre ellos, aumentar el tama?o medio de las empresas. Tambi¨¦n se hace necesaria una pol¨ªtica energ¨¦tica sostenible en precios, la formaci¨®n de los trabajadores y reducir la fragmentaci¨®n del mercado interno. Existe una gran desigualdad en el peso que tiene la industria entre las comunidades aut¨®nomas. Hay algunas donde este sector aporta m¨¢s del 20% del PIB regional (objetivo recomendado por la UE), mientras que en otras su presencia es m¨ªnima. La activaci¨®n de los recursos financieros europeos (Next Generation UE) supone una oportunidad ¨²nica que Espa?a no puede dejar pasar. Es clave que la asignaci¨®n de este dinero se haga con transparencia y buscando la mayor eficiencia posible. De momento, la mayor¨ªa de los Proyectos Estrat¨¦gicos para la Recuperaci¨®n y la Transformaci¨®n Econ¨®mica (PERTE) identificados por el Gobierno giran en torno al sector industrial. Es un buen punto de partida.
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