El legado de la herida del terrorismo en Espa?a
En un pa¨ªs castigado por 60 a?os de violencia pol¨ªtica de todo signo, el Centro Memorial sirve para elaborar y difundir un relato veraz acerca de las p¨¢ginas m¨¢s oscuras de nuestra historia
El 13 de septiembre de 1974, ETA coloc¨® una bomba en la cafeter¨ªa Rolando de la madrile?a calle Correo, cercana a la Direcci¨®n General de Seguridad (DGS). Fueron asesinadas 12 personas y otras 73 sufrieron heridas. El objetivo era la polic¨ªa, pero solo pertenec¨ªa a dicho cuerpo la decimotercera v¨ªctima mortal, el inspector F¨¦lix Ayuso Pinel, que falleci¨® en enero de 1977 a consecuencia de las secuelas de la explosi¨®n. En vez de asumir la autor¨ªa, ETA culp¨® a ¡°n¨²cleos ultrafascistas¡±.
El 26 de mayo de 1979, un atentado de los GRAPO en la cafeter¨ªa California 47 (Madrid) acab¨® con la vida de 9 camareros y clientes y caus¨® lesiones a otros 56. El comando lo hab¨ªa tomado por un local frecuentado por militantes de la formaci¨®n neofranquista Fuerza Nueva, pero no era verdad: simplemente sol¨ªan poner un puesto fuera de California 47. Los ¨²nicos damnificados fueron quienes trabajaban o merendaban en el establecimiento. Asustados por la dimensi¨®n de la masacre, los GRAPO negaron su responsabilidad.
El 23 de noviembre de 1980, dos terroristas ametrallaron el bar Hendayais (Hendaya). Aquel ataque parapolicial dej¨® nueve heridos y dos fallecidos: el obrero Jos¨¦ Camio, natural de Urnieta aunque nacionalizado franc¨¦s, y el jubilado Jean Pierre Haramendi, de Hendaya. Los pistoleros sospechaban que en aquel momento el local estaba concurrido por etarras, pero se equivocaban. Ninguno de los damnificados ten¨ªa vinculaci¨®n con ETA.
El 12 de abril de 1985, una bomba explot¨® en el restaurante El Descanso (Madrid). Hubo 18 v¨ªctimas mortales y 84 supervivientes con lesiones. El blanco de aquel atentado eran los soldados estadounidenses de la Base A¨¦rea de Torrej¨®n de Ardoz, pero no hubo ni uno entre los fallecidos, ya que cenaban a una hora m¨¢s temprana. La matanza fue reivindicada por la palestina Waad y la libanesa Yihad Isl¨¢mica, siendo esta ¨²ltima la opci¨®n m¨¢s probable.
Aunque se escuden en justificaciones distintas, los terroristas, sus acciones y las consecuencias de las mismas se parecen mucho. El aire de familia es inconfundible. Al fin y al cabo, los perpetradores est¨¢n guiados por el mismo principio inmoral: el fin justifica los medios sangrientos. Desde su perspectiva, las v¨ªctimas no importan. Son meros instrumentos para atemorizar a la poblaci¨®n y presionar al Gobierno con el fin de conseguir sus objetivos, sean estos los que sean.
Espa?a ha sido uno de los Estados europeos m¨¢s golpeados por la violencia pol¨ªtica. Desde la bomba del Directorio Revolucionario Ib¨¦rico de Liberaci¨®n (DRIL) que mat¨® a la peque?a Bego?a Urroz en 1960, fecha de inicio que marca la Ley de Reconocimiento y Protecci¨®n Integral a las V¨ªctimas del Terrorismo, 1.453 personas han sido asesinadas en atentados y 4.983 heridas. Habr¨ªa que sumarles un n¨²mero indeterminado de secuestrados, transterrados, extorsionados, damnificados econ¨®micamente, amenazados, etc.
Hoy estamos en condiciones de cuantificar los cr¨ªmenes de las organizaciones terroristas que han operado en nuestro pa¨ªs. Para facilitar la comprensi¨®n del fen¨®meno las agruparemos en cuatro grandes conjuntos: nacionalista radical, extrema izquierda, ultraderechista/parapolicial e internacional/yihadista.
Euskadi Ta Askatasuna (1959-2018) ha sido la banda m¨¢s longeva y letal, adem¨¢s de la ¨²nica que ha contado con un entorno civil s¨®lido. El balance de su actividad arroja un saldo de m¨¢s de 3.500 atentados, 853 asesinatos, 2.632 heridos y 86 secuestrados. Como es manifiesto, ETA condicion¨® negativamente nuestro pasado reciente, especialmente la Transici¨®n democr¨¢tica. Por a?adidura, sus imitadores en Catalu?a, Galicia y las Islas Canarias ocasionaron otras nueve v¨ªctimas mortales.
Las organizaciones terroristas de extrema izquierda mataron a 110 personas. La mayor¨ªa de sus acciones llevaban la firma de los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO), responsables de 92 asesinatos, el ¨²ltimo en 2006. Muy lejos en este macabro ranking quedaban el Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP) y grup¨²sculos como los GAA, el Colectivo Hoz y Martillo, el FRAVA o Iraultza.
Los terroristas de ¨ªndole neofascista o parapolicial causaron 91 v¨ªctimas mortales. Aunque durante la Transici¨®n se camuflaron con siglas como las de ATE, Triple A o Batall¨®n Vasco Espa?ol, etc., una simple pantalla, las m¨¢s conocidas fueron las de los Grupos Antiterroristas de Liberaci¨®n (GAL), autores de 27 asesinatos entre 1983 y 1987.
El terrorismo transfronterizo de car¨¢cter nacionalista y laico, preyihadista, seg¨® 13 vidas entre 1973 y 1985. Desde la masacre de El Descanso a los dos periodistas asesinados en Burkina Faso recientemente, el de corte yihadista ha dejado 290 v¨ªctimas mortales y 2.036 heridos. 192 de los fallecidos corresponden a los atentados del 11 de marzo de 2004, los m¨¢s brutales de nuestra historia.
El terrorismo no solo provoc¨® un inmenso da?o, sino que desemboc¨® en un fracaso sangriento. Los atentados no consiguieron dibujar nuevas fronteras en la pen¨ªnsula para crear Estados etnoling¨¹isticamente homog¨¦neos, ni imponer una dictadura estalinista, ni resucitar la dictadura franquista ni implantar la shar¨ªa en un neocalifato de Al ?ndalus. La cada vez m¨¢s evidente certeza de que sus ataques eran in¨²tiles fue desmoralizando al terrorismo dom¨¦stico. La eficaz actuaci¨®n de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y el CNI lo neutraliz¨® definitivamente.
Por desgracia, eso no significa que este tipo de violencia sea cosa del pasado. De acuerdo con la Global Terrorism Database, entre los a?os 2000 y 2018 los perpetradores asesinaron a 231.870 personas en todo el planeta. Aun reduciendo el foco, las cifras siguen siendo escalofriantes. El Libro blanco y negro del terrorismo en Europa, cuyos datos han sido actualizados por el Centro Memorial de V¨ªctimas del Terrorismo, indica que desde 2000 a 2020 los atentados han costado la vida de 1.944 ciudadanos de la UE.
En su mayor¨ªa tales cr¨ªmenes fueron cometidos por grupos o individuos yihadistas y, en menor medida, ultraderechistas. Son las principales amenazas terroristas a las que nos enfrentamos en la actualidad. Mas no debemos ignorar otras, tal vez menos visibles, pero peligrosas a largo plazo. En ciertos ¨¢mbitos se han perpetuado el blanqueamiento del terrorismo, el fanatismo y los discursos del odio. Precisamente ese fue el caldo de cultivo del que surgieron ETA, los GRAPO y las siglas neofranquistas, por lo que nadie nos garantiza que la violencia de uno u otro signo no pueda reactivarse en el futuro.
Mejor prevenir que curar. Por eso es ¨²til la labor de instituciones como el Centro Memorial de las V¨ªctimas del Terrorismo, que dirige Florencio Dom¨ªnguez y ha sido inaugurado esta semana. Por un lado, sirve para homenajear y recordar a todos los damnificados. Por otro, elabora y difunde un relato veraz acerca de las p¨¢ginas m¨¢s oscuras de nuestra historia. Por ¨²ltimo, impulsa proyectos que buscan concienciar a los m¨¢s j¨®venes e impedir los procesos de radicalizaci¨®n. El centro es una fundaci¨®n p¨²blica al servicio de la sociedad, pero la tarea de prevenci¨®n nos incumbe a todos. Como escribi¨® el superviviente del Holocausto Primo Levi, ¡°lo sucedido puede volver a suceder, las consciencias pueden ser seducidas y obnubiladas de nuevo: las nuestras tambi¨¦n. Por ello, meditar sobre lo que pas¨® es deber de todos¡±.
Gaizka Fern¨¢ndez Soldevilla es historiador y responsable de Archivo, Investigaci¨®n y Documentaci¨®n del Centro Memorial de las V¨ªctimas del Terrorismo. Acaba de publicar El terrorismo en Espa?a. De ETA al D¨¢esh (C¨¢tedra).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.