Vigencia de la doctrina de Colin Powell
Quien rompe la vajilla debe pagarla: no se puede invadir un pa¨ªs y desentenderse luego, despu¨¦s de haberlo destruido
La guerra como mal menor. El uso de la fuerza como ¨²ltimo recurso. No cabe un tal dispendio de energ¨ªas y recursos, vidas humanas incluso, sin objetivos pol¨ªticos claros. Nada de gesticulaciones. Menos todav¨ªa si los motivos no pueden ser explicados ni se pueden compartir con la mayor¨ªa. Quien rompe la vajilla debe pagarla: no se puede entrar en un pa¨ªs extranjero y desentenderse luego, despu¨¦s de haberlo destruido.
Cosas sabidas, obvias, parte de la vieja sabidur¨ªa militar, como la que condujo a la victoria en la II Guerra Mundial, de la mano de generales como George Marshall o Dwight Eisenhower, tan olvidada en los ¨²ltimos 20 a?os. O en la primera guerra de Irak, donde el general Colin Powell forj¨® su doctrina, la Doctrina Powell.
Una superpotencia debe pens¨¢rselo dos veces antes de lanzarse a una aventura, pero cuando lo hace, como hizo Bush padre, no debe escatimar recursos para asegurarse la victoria, saber qu¨¦ har¨¢ con ella y c¨®mo terminar¨¢ la guerra una vez obtenida. Lo contrario de lo que Bush hijo, malaconsejado por Donald Rumsfeld, emprendi¨® en 2003 para la segunda guerra de Irak: un ej¨¦rcito lo m¨¢s peque?o posible, con la contrataci¨®n de servicios privados y la idea perversa de proporcionar beneficios a las empresas estadounidenses.
Sentido com¨²n y pragmatismo. Humildad y respeto por la vida. El ej¨¦rcito al servicio de la democracia y a las ¨®rdenes del poder civil. Con una idea exacta y moderada de la proporci¨®n de diplomacia y de fuerza que hay que emplear en las relaciones internacionales. M¨¢xima atenci¨®n al Estado de derecho y a la legalidad internacional. Multilateralista y hostil por tanto a la infame guerra preventiva.
Primero en todo, tipos as¨ª se dan en pocos pa¨ªses. Primer ciudadano negro en tres relevantes cargos: jefe del Estado Mayor, consejero de seguridad de la Casa Blanca y secretario de Estado. Pudo ser el primer presidente y antes el primer candidato republicano negro en 1996 si se hubiera decidido a bregar por la Casa Blanca. Se le recuerda por su defensa de la existencia de las armas de destrucci¨®n masiva en Irak, con la que se justific¨® la guerra ante el Consejo de Seguridad de la ONU en 2003. Bush, Cheney y Rumsfeld conspiraron para cargar tal tarea sobre sus espaldas, el m¨¢s prestigioso y decente de todos ellos y el ¨²nico en quien todos pod¨ªan confiar. Enga?¨® a la opini¨®n p¨²blica porque antes lo enga?aron a ¨¦l. Pero actu¨® disciplinadamente, como corresponde a un militar, fue leal al presidente y no traicion¨® a su pa¨ªs.
Cuando las cosas fueron de mal en peor, hizo lo que estaba en sus manos para evitarlo. Hasta abandonar el republicanismo y pedir el voto primero para Obama y luego para Biden. Ahora que se ha ido, a los 84 a?os, su doctrina, la Doctrina Powell entera, tanto en su vertiente militar como en la civil y moral, sigue vigente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.