Las palabras y las cosas
La alteraci¨®n por el PP del normal funcionamiento de uno de los poderes estatales a trav¨¦s del bloqueo del CGPJ puede calificarse con toda propiedad como una especie de golpe de Estado institucional
Concluidos en noviembre de 2018 los cinco a?os de mandato del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que establece la Constituci¨®n, el PP, tan pronto como pas¨® a la oposici¨®n, bloquea hasta hoy ¡ªdurante tres a?os y medio ya¡ª el nombramiento del nuevo CGPJ. Altera as¨ª el normal funcionamiento de las instituciones, logrando que el actual Consejo caducado haya continuado, hasta abril de 2021, haciendo los nombramientos para ¨®rganos judiciales que hubieran correspondido al futuro CGPJ.
Repite lo mismo que hizo, tras perder las elecciones de 2004, permitiendo al anterior Consejo ¡ªdesignado bajo la mayor¨ªa absoluta del PP¡ª continuar dos a?os haciendo nombramientos que no le tocaban.
Sin entrar aqu¨ª en las razones ¨²ltimas de esos incumplimientos por el PP de sus obligaciones constitucionales, lo cierto es que menoscaba la confianza que los ciudadanos puedan tener en la independencia de los ¨®rganos judiciales. La menoscaba al legitimar cualquier sospecha ciudadana sobre el porqu¨¦ de esa manipulaci¨®n en el nombramiento de integrantes de ¨®rganos judiciales de todos los niveles que parecer¨ªa pretenderse al dejar que los haga un CGPJ caducado.
Una de las explicaciones, formal que no real, del incumplidor es que quiere cambiar el sistema de nombramientos previsto en la Constituci¨®n y en la Ley Org¨¢nica del Poder Judicial, sistema que, precisamente, el propio PP hab¨ªa modificado cuando ten¨ªa mayor¨ªa para hacerlo y con arreglo al cual se nombr¨® el CGPJ ya caducado.
La inconsistencia de esas explicaciones la prueba que el PP no ten¨ªa objeci¨®n alguna a que el CGPJ caducado siguiera haciendo nombramientos judiciales con esa composici¨®n que ahora quiere cambiar. La objeci¨®n solo la suscita cuando toca que sea el nuevo CGPJ, designado con otras mayor¨ªas parlamentarias, quien haga tales nombramientos judiciales como ordena la Constituci¨®n.
En todo caso no puede dejar de se?alarse que en pa¨ªses como Alemania, Suecia, Dinamarca o Finlandia los nombramientos judiciales los hacen, a diferencia de Espa?a, sus gobiernos a instancias de los ministros de Justicia respectivos sobre la base de propuestas de ¨®rganos independientes de selecci¨®n. Se trata de pa¨ªses que, en los informes del Consejo de Europa y de la Comisi¨®n Europea, ocupan los primeros lugares de mayor confianza entre los ciudadanos sobre la independencia de sus tribunales. A ninguno de dichos pa¨ªses se les ha reprochado ni pedido nunca que cambien sus sistemas de nombramientos por comprometer la independencia judicial. Da ello idea de la inconsistencia sustancial de sus explicaciones al invocar la independencia judicial para incumplir la Constituci¨®n.
Del bloqueo del PP a la renovaci¨®n del CGPJ debe destacarse su gravedad en cuanto altera y suspende el normal funcionamiento de una de las instituciones del Estado (el CGPJ) ¨ªntimamente vinculada con uno de sus poderes: el poder judicial. Alteraci¨®n dirigida a impedir que el nuevo CGPJ con una nueva composici¨®n proceda a hacer los nombramientos de titulares de ¨®rganos judiciales o las dem¨¢s funciones que le corresponden. Esa nueva composici¨®n del CGPJ ser¨¢ siempre la que se adecue en cada momento ¡ªm¨¢s o menos, dada la exigencia de acuerdos de tres quintos del Congreso y Senado para el nombramiento de miembros del CGPJ¡ª a la composici¨®n de las Cortes Generales, representantes ¨²ltimas de la soberan¨ªa.
Esa alteraci¨®n del normal funcionamiento de uno de los poderes del Estado a trav¨¦s del bloqueo del CGPJ puede calificarse con toda propiedad como una especie de golpe de Estado. Un golpe de Estado institucional, al realizarse de forma consciente y deliberada con la concreta finalidad de impedir que el nuevo CGPJ con la nueva composici¨®n que corresponda realice los nombramientos y funciones que le competen; tambi¨¦n con la finalidad inicial de conseguir, tambi¨¦n deliberadamente, que el viejo CGPJ caducado ¡ªque correspond¨ªa a otra composici¨®n de las Cortes Generales¡ª continuase haciendo nombramientos de jueces y magistrados para todos los ¨®rganos judiciales. Se vulnera, as¨ª, la voluntad constitucional de que, justamente cada cinco a?os, se renueve el Consejo con nuevos miembros que se correspondan con la evoluci¨®n de las preferencias de los electores reflejadas en el Parlamento.
Un golpe de Estado no tiene que ver solo con el uso de la violencia o el armamento del Estado por parte del ej¨¦rcito o de las fuerzas de seguridad para fines distintos de los que motivaron que se les confiaran tales armas; ni tiene que estar tipificado con tal nombre como tal delito en el C¨®digo Penal. Un golpe de Estado se produce cuando, para alterar el normal funcionamiento de alguno de los tres poderes del Estado o cambiarlos, se emplean por alguien atribuciones y competencias reconocidas por el ordenamiento para dirigirlas (deliberada y fraudulentamente, por activa o por pasiva) a tal alteraci¨®n contrariando su finalidad original.
El ejemplo ilustrativo es Trump presionando a su vicepresidente para que emplease la potestad que la legislaci¨®n electoral le reconoce para certificar el resultado de las elecciones con la finalidad espuria de negar, con falsas alegaciones de fraude, la victoria de Biden. El intento de golpe de Estado de Trump no radica en que animara a asaltar con violencia el Capitolio ¡ªtal asalto solo fue el ¨²ltimo recurso ilegal para forzar a su vicepresidente a dar tal golpe¡ª, sino, exclusivamente, en que el vicepresidente se negase a certificar la victoria de Biden, abusando de su competencia. Lo que caracteriza el golpe de Estado es que emana del interior mismo del Estado al emplear, desviadamente, competencias, medios e instrumentos estatales, sean armas o atribuciones, para alterar cualquiera de los poderes.
Las palabras tienen la virtualidad de describir las cosas, pero tambi¨¦n la de ocultarlas, siendo precisa en ocasiones una labor arqueol¨®gica para desvelar su correspondencia con las cosas (Foucault, Les mots et les choses). Hablar as¨ª, como aqu¨ª hacemos, de una especie de ¡°golpe de Estado institucional¡± para calificar el bloqueo del CGPJ por el PP se hace necesario para acabar con el ocultamiento consciente o inconsciente en la descripci¨®n de lo que ocurre.
La urgencia de hacerlo la exige la comprobaci¨®n de que no solo muchos medios de comunicaci¨®n, sino el propio presidente del caducado CGPJ ha llegado a describir el bloqueo permanente de esa instituci¨®n por el PP como un problema de los partidos que no se ponen de acuerdo para los nombramientos del nuevo CGPJ instando ¡°a las fuerzas pol¨ªticas concernidas¡± a ¡°sacar la renovaci¨®n del CGPJ de la lucha partidista¡± y refiriendo, adem¨¢s, a las Cortes Generales el incumplimiento de su deber constitucional. Palabras pronunciadas en su ¨²ltimo discurso ante el Rey con ocasi¨®n de la apertura solemne del presente a?o judicial.
Es dif¨ªcil que esas palabras no puedan llegar a ser interpretadas, en t¨¦rminos estrictamente objetivos y sin prejuzgar que se pronunciaran con la mejor intenci¨®n, como una difuminaci¨®n de la exclusiva responsabilidad del ¨²nico culpable del bloqueo o como su justificaci¨®n. Interpretadas, objetivamente hablando, como blanqueando esa especie de golpe de Estado institucional permanente al omitir la responsabilidad exclusiva del principal partido de la oposici¨®n y referirla a las Cortes Generales y al permitir que algunos lleguen a entenderlas, aunque sea err¨®neamente, como que legitiman incumplir la obligaci¨®n constitucional de nombrar el nuevo CGPJ, pues basta con invocar que solo se cumplir¨¢ tal obligaci¨®n si previamente se cambia la ley que el mismo PP hizo (o se asume por los dem¨¢s el compromiso de cambiarla a su gusto) para traspasar a todos lo que es exclusiva responsabilidad del PP.
Urge acabar con la situaci¨®n creada y a tal efecto empezar por ser cuidadosos con las palabras que se emplean para describir las cosas, con objeto de que la dirigencia del principal partido de la oposici¨®n, al no sentirse confortada con eufemismos, vuelva a la senda constitucional en que, hasta ahora, siempre ha estado, atendiendo a su deber con la Constituci¨®n, con la inmensa mayor¨ªa de sus votantes y con todos los espa?oles.
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