Por un pacto de rentas
La b¨²squeda de un acuerdo que sea percibido como justo por las partes es la mejor garant¨ªa de su ¨¦xito
De forma intermitente reaparece en el debate p¨²blico la necesidad de un pacto de rentas como garant¨ªa de estabilidad social del futuro. Los indicadores m¨¢s fiables y transparentes se?alan la inflaci¨®n y el coste de la vida como la mayor preocupaci¨®n ciudadana. Una forma de ser consecuente con esa inquietud es la convocatoria urgente por parte del Gobierno a partidos pol¨ªticos y agentes sociales para acordar un pacto de rentas que se ha demorado ya en exceso. El acuerdo es necesario porque las fuentes de inestabilidad son m¨²ltiples y la volatilidad de los precios va a ser incluso superior a la actual por los cortes del suministro energ¨¦tico ruso.
Ante ese mapa incierto, cada vez m¨¢s empresas anuncian subidas de precios de acuerdo con el IPC. Los sindicatos, por su parte, defienden subidas salariales para paliar la p¨¦rdida de poder adquisitivo de los sueldos. Las familias afrontan la vuelta al colegio con la desaz¨®n de ver sus presupuestos desbaratados por el alza del coste del material escolar y de algunos de sus servicios. Una actuaci¨®n descoordinada ser¨ªa la receta para el desastre cuando el BCE acaba de acordar una subida hist¨®rica del 0,75% para los tipos de referencia.
La iniciativa est¨¢ en manos del Gobierno para sentar a todos los agentes sociales a una mesa de negociaci¨®n cuyo resultado debe ser una previsi¨®n de evoluci¨®n de precios y salarios para los pr¨®ximos dos a?os. Es esencial que el Gobierno dise?e un plan de actuaci¨®n y que lo comunique con celeridad, claridad, y sin discordancia de voces. Existen ya varias propuestas para establecer una evoluci¨®n salarial controlada para los pr¨®ximos a?os. Tambi¨¦n hay sugerencias detalladas para controlar la evoluci¨®n de los m¨¢rgenes empresariales. Los expertos tienen herramientas para evaluar la mejor manera de repartir la carga del alza de costes entre todos los agentes econ¨®micos. Y es b¨¢sico para lograr esa moderaci¨®n la vigilancia de la evoluci¨®n del mercado el¨¦ctrico y el tope del precio del gas.
Este pacto de rentas deber¨ªa incluir ayudas a las empresas con dificultades para afrontar su factura energ¨¦tica mientras el Banco de Espa?a y la Comisi¨®n Nacional de los Mercados y la Competencia vigilan el buen cumplimiento de las empresas. Los ingresos que se obtengan de los impuestos extraordinarios al sector energ¨¦tico y la banca deber¨ªan usarse para este fin. Al fin y al cabo, se trata de ayudar a nuestro tejido productivo a capear el temporal y sostener el empleo, especialmente a la industria, mucho m¨¢s sensible al alza de costes energ¨¦ticos que el resto de la econom¨ªa. De los sindicatos cabe esperar que ayuden a mantener la calma y, junto con la patronal, vigilar la evoluci¨®n de los precios y los salarios. Por el momento, los sueldos pactados por convenio, que afectan a m¨¢s de siete millones de trabajadores, suben el 2,6% en lo que va de a?o, lo que garantiza cierta contenci¨®n por el lado salarial. A esta tarea no puede sustraerse el sector p¨²blico, y sus salarios podr¨ªan estar incluidos en este pacto de rentas. Es el Gobierno el que puede garantizar que la necesaria ayuda a sectores afectados no est¨¦ re?ida con la disciplina fiscal. Las tentaciones electoralistas estar¨ªan de m¨¢s en este contexto, porque un buen pacto de rentas respaldar¨ªa la credibilidad misma del Gobierno.
El reto es complejo pero es tambi¨¦n ineludible, y su mejor garant¨ªa ser¨ªa proponer un acuerdo que las partes perciban como justo. Solo as¨ª todas ellas estar¨¢n dispuestas a asumir sacrificios pensando en el bien com¨²n y en cumplir el objetivo de minimizar la crisis econ¨®mica que se nos viene encima. El pesimismo prematuro tampoco es la mejor receta. Estamos en una posici¨®n m¨¢s ventajosa que muchos de nuestros socios europeos para afrontar esta crisis si somos capaces de controlar la evoluci¨®n de la inflaci¨®n. El crecimiento de nuestro tejido productivo, el empleo y nuestra posici¨®n relativa en la UE nos va en ello.
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