¡°Je suis Irene Montero¡±
Hay que abordar las tareas pendientes y dejarnos de sectarismos entre nosotras en este pa¨ªs en el que la ministra de Igualdad es v¨ªctima de acoso y violencia pol¨ªtica sistem¨¢tica por raz¨®n de su g¨¦nero y de la materia que aborda
Oui, digo¡?s¨ª! ¡°Yo soy Irene Montero¡±. A pesar de todo. A pesar de que no tenemos buen google, que se dice ahora, ni compartimos el mismo proyecto pol¨ªtico. Y lo digo orgullosa porque estoy cansada de esta sensaci¨®n de que nos est¨¦n dando a las mujeres y al feminismo con una sarta de ataques constantes a la ministra de Igualdad.
Lo de la pol¨¦mica de la educaci¨®n sexual ha sido lo ¨²ltimo. Una tergiversaci¨®n evidente para tratar de trasladar la idea de que la depravada ministra est¨¢ pens¨¢ndose eliminar las restricciones para que los menores tengan relaciones sexuales con mayores. No dijo eso. Estaba defendiendo que una ley en Espa?a, de una santa vez, introduzca la educaci¨®n afectivo-sexual como un derecho de la infancia en nuestro pa¨ªs. Un debate de hace d¨¦cadas que hoy ?escandaliza? ?En serio? Hay quien plantea que a las criaturas no hay que hablarles de sexo. Muy bien. Estudios recientes nos hablan de que los ni?os y las ni?as empiezan a ver porno desde que hacen la comuni¨®n. No por el sacramento, no me descontextualicen tambi¨¦n a m¨ª, sino porque muchas veces ese rito de paso, se comulgue por primera vez o no, suele venir acompa?ado de su primer m¨®vil con internet. Es imposible capar el porno en internet. Imposible hasta el momento. Por tanto, una de dos: o hacemos la vista gorda y dejamos que la pornograf¨ªa hegem¨®nica les proporcione una informaci¨®n que empiezan a querer recibir o se la damos adultos, conscientes de la importancia de aprender que la sexualidad es una funci¨®n y un impulso natural y que las relaciones afectivas que la rodean deben estar basadas en la libertad, el respeto, el consentimiento y la igualdad. Y el porno hegem¨®nico est¨¢ cargado de violencia y sumisi¨®n para las mujeres. No hay m¨¢s. Bueno, eso o intentamos que los ni?os y ni?as se repriman el deseo y la curiosidad sexual hasta los 18, suerte con eso¡ Pero dir¨¦ m¨¢s: acu¨¦rdate de ti a los 15 a?os. No hab¨ªa m¨®viles, pero hab¨ªa revistas y pel¨ªculas en VHS que alguien consegu¨ªa robarle a su hermano mayor para poner el material a disposici¨®n de la pandilla; que, ?no? Recuerdo perfectamente compa?eros de clase, porque de eso siempre hablaban solo los chicos, que afirmaban ver perfectamente las pel¨ªculas porno de Canal + achinando los ojos; eso es imaginaci¨®n y lo dem¨¢s son tonter¨ªas. Y luego esa cosa s¨®rdida que eran las pel¨ªculas para adultos de lo que llam¨¢bamos el ¡°v¨ªdeo comunitario¡±. Pues eso; que no s¨¦ a qu¨¦ viene tanta carcundia a estas alturas del siglo XXI.
Dicho esto, auguro poco ¨¦xito a cualquier medida que no aporte personal especializado en una asignatura reglada en el sistema educativo. Los programitas puntuales, la sobrecarga del personal educativo con nuevos contenidos sin tiempo y recursos para formarse y prepararlos o incluso la propia anomal¨ªa espa?ola de la educaci¨®n concertada, mayoritariamente religiosa, van a ser obst¨¢culos en esta tarea de conseguir relaciones afectivo-sexuales m¨¢s libres, equilibradas y respetuosas y, por tanto, sociedades m¨¢s sanas y m¨¢s felices. Tarea nada f¨¢cil cuando toda nuestra producci¨®n y reproducci¨®n cultural y material sigue impregnada de machismo. Y no se?ores; la educaci¨®n afectivo-sexual no debe abandonarse al ¨¢mbito de lo privado, de la familia. Despu¨¦s de un verano donde han sido noticia los famosos pinchazos y la sumisi¨®n qu¨ªmica, miren ustedes: tengo dos hijas que tienen derecho a que los ni?os de su generaci¨®n reciban consignas claras sobre la importancia de la libertad, el consentimiento y el respeto a las mujeres en las relaciones afectivo-sexuales, que manda narices ver la campa?a de la Comunidad de Madrid que pide a las chicas que est¨¦n atentas a sus bebidas para evitar ser intoxicadas.
Ense?emos m¨¢s bien a los ni?os a respetar, a no violentar, a no violar. ?Que es pronto a los nueve a?os para hacer educaci¨®n afectivo-sexual? Yo no lo creo, no es mi experiencia, pero la escuela est¨¢ para anticipar conocimientos sobre el mundo, a esa edad ya les ense?an a los ni?os los climas del mundo o les inculcan el ¡°esp¨ªritu emprendedor¡±, y el elefante en la habitaci¨®n de las relaciones entre ellos, que empiezan a ser verdaderamente relevantes a esa edad que es un salto de independencia de los y las peques, resulta que es prematuro hablar de ello. ?Que cada familia en cada casa ya ver¨¢ cu¨¢ndo y si trata el tema? Creo que la mayor¨ªa de la gente normal se siente m¨¢s segura si un especialista les ayuda a abordar estas cuestiones tan complejas y relevantes. Y si alguna gente quiere, por su ideolog¨ªa, privar a sus hijos e hijas de aprender a conocer y cuidar su cuerpo al tiempo que aprenden a respetar el de los dem¨¢s, mis hijas no tienen la culpa. Para conducir hace falta un carnet; no se deja a cada uno aprender en casa a su ritmo. Para relacionarnos hay que aprender respeto. Simplemente eso, respeto.
Dicho todo esto, estoy segura de que Vox manipula y, sobre todo, sobreact¨²a sobre este tema de las declaraciones de la ministra porque quiere ocultar la herida abierta de Macarena Olona, la paracaidista cuya ¨²nica enfermedad demostrada ha sido la alergia que le tiene a Andaluc¨ªa. Pero es que esto de acosar sistem¨¢ticamente y con especial virulencia a Irene Montero viene de lejos. Y tengo la impresi¨®n de que desde el movimiento feminista se dice poco por las posiciones enfrentadas sobre la ley trans y la prostituci¨®n que nos ha partido en dos en el momento en que m¨¢s falta nos hac¨ªamos juntas. Hemos dejado solas a las chicas j¨®venes en el momento en el que m¨¢s necesitaban al feminismo ante la ola reaccionaria y neomachista que impregna ciertos ambientes juveniles.
Pero a Irene Montero se la ha atacado por casi todo, hasta literalmente por respirar. Con mentiras por la ley del solo s¨ª es s¨ª, que lo que viene a plantear es la importancia del consentimiento en las relaciones sexuales para evitar que nunca m¨¢s un juez pueda eximir del delito de agresi¨®n sexual a agresores de v¨ªctimas en estado de choque o intoxicadas, as¨ª de sencillo. Y lo hemos visto en este pa¨ªs muchas veces. ?Llevaba falda o pantal¨®n? ?Dijo expresamente que no? ?Se resisti¨®? ?Es una violaci¨®n en grupo o es ¡°jolgorio¡±? Con mentiras sobre los 20.000 millones de euros de un plan del Gobierno que simplemente unificaba en un documento todo lo que puede considerarse pol¨ªticas de igualdad, desde los permisos de maternidad y paternidad, que es un pico, hasta formaci¨®n espec¨ªfica, y se vendi¨® como que Irene Montero se gastaba 20.000 millones en ¡°chochocharlas¡± (una aliteraci¨®n prodigiosa, he de reconocerlo) Con mentiras sobre si llevaba un bolso de Vuitton o un r¨®lex de 7.000 euros entre otras cosas m¨¢s locas.
Hay que abordar las tareas pendientes y dejarnos de sectarismos entre nosotras en este pa¨ªs en el que la ministra de Igualdad es v¨ªctima de acoso y violencia pol¨ªtica sistem¨¢tica por raz¨®n de su g¨¦nero y de la materia que aborda. Pas¨® con Bibiana A¨ªdo, la anterior titular de un as¨ª llamado Ministerio de Igualdad de los que hemos tenido solo dos experiencias. Esas agresiones son agresiones machistas; no acosan igual a los ministros de cualquier ramo ni a las ministras de otras materias. No de la misma manera, no con la misma violencia.
Irene Montero no es amiga m¨ªa, pero los golpes que le est¨¢n dando son los que al patriarcado le gustar¨ªa darnos a cada una de nosotras. Por eso, hoy ¡°je suis Irene Montero¡±. Ma?ana, ya veremos.
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