Nostalgia de un feminismo fuerte y unido
Las luchas por los derechos de las mujeres tienen verdaderos efectos cuando se centran en transformar la realidad y no se pierden en debates te¨®ricos que ni la pol¨ªtica ni el derecho pueden solucionar
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No es una victoria simb¨®lica: el aborto es la diana del cuestionamiento de los derechos adquiridos con mucha dificultad por las mujeres, amenazados hoy por una agenda global reaccionaria. Y lo que es peor, se est¨¢ haciendo con apoyo institucional. En Espa?a, 12 a?os despu¨¦s de su aprobaci¨®n, el Tribunal Constitucional ha avalado la Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupci¨®n Voluntaria del Embarazo que el Partido Popular recurri¨® en 2010. Blindarlo constitucionalmente env¨ªa un poderoso mensaje internacional, pero tambi¨¦n en clave interna. Los derechos de las mujeres forman parte de una lucha planetaria que solo avanza a trav¨¦s de un feminismo fuerte, unido e institucionalizado. Y esas luchas tienen verdaderos efectos cuando se centran en transformar la realidad y no se pierden en debates te¨®ricos que, aunque importantes, ni la pol¨ªtica ni el derecho pueden solucionar.
Hoy, el movimiento feminista en Espa?a tiene un punto com¨²n de celebraci¨®n y otro motivo para la reflexi¨®n: estas conquistas solo se consiguen cuando el feminismo est¨¢ unido. La arquitectura legal de nuestros avances es fr¨¢gil, y est¨¢ en un proceso global de desmoronamiento. Lo vemos en acciones de l¨ªderes pol¨ªticos autoritarios mezcladas con posiciones morales y religiosas que se han opuesto hist¨®ricamente a estos avances, porque reconocer los derechos de las mujeres supone, en definitiva, perder el control sobre sus cuerpos. Pero tambi¨¦n lo hemos visto en Estados Unidos con la decisi¨®n de su Tribunal Supremo de anular el derecho al aborto el pasado 24 de junio, mientras instituciones como la Organizaci¨®n Mundial de la Salud y Naciones Unidas recomiendan que el aborto sea un procedimiento seguro. Los abortos clandestinos implican un gran sufrimiento para las mujeres y ponen en peligro sus vidas. Y est¨¢ sucediendo actualmente: 47.000 mujeres mueren cada a?o en el mundo tras someterse a abortos inseguros.
La decisi¨®n del Tribunal Constitucional de avalar la ley del aborto vigente desde 2010 nos recuerda que su conquista fue posible gracias a un movimiento feminista fuerte que sac¨® ese derecho de la legislaci¨®n penal. Porque en la actualidad el aborto est¨¢ penalizado en casi todos los pa¨ªses del mundo, salvo en Canad¨¢, regulado principalmente fuera de las leyes penales que aumentan el estigma de una elecci¨®n libre que debe centrarse en la protecci¨®n de nuestra salud sexual. Esa protecci¨®n no gira en torno a un C¨®digo Penal, sino en prestar servicios de atenci¨®n a nuestra salud sexual, en formar a j¨®venes y m¨¦dicos en ese cuidado y en sensibilizar socialmente sobre los derechos que tienen que ver con el cuerpo de las mujeres. Est¨¢ bien que el feminismo espa?ol piense sobre esto hoy.
En 2013, el Gobierno de Rajoy quiso reducir el derecho al aborto volviendo a la antigua ley de supuestos y a una mirada penalista que nada ten¨ªa que ver con proteger el valor de la vida. Recordemos que el impulsor de esta contrarreforma fue el entonces ministro de Justicia, Alberto Ru¨ªz-Gallard¨®n. La propuesta no la hac¨ªan Igualdad o Sanidad, sino Justicia, y se promovi¨® con una defensa tan personalista que la retirada de la ley finalmente supuso la retirada autom¨¢tica de quien la defendi¨®. ?Lo recuerdan? La respuesta de las mujeres fue tan contundente y tan masiva que Rajoy se vio obligado a guardar su reforma en el caj¨®n. Hoy, las se?ales para los retrocesos en las luchas feministas est¨¢n ah¨ª. Por eso ser¨ªa bueno que la decisi¨®n del Tribunal Constitucional nos devolviera a los b¨¢sicos: los avances son dif¨ªciles de conquistar, los retrocesos pueden producirse con el efecto devastador de un vendaval. El reconocimiento de la constitucionalidad del aborto es un triunfo de los valores democr¨¢ticos. ?Seremos capaces de celebrarlo?
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