¡®Todes¡¯ menos Montero
Pedirle sensatez a quien sigue sacando pecho por una ley que ha reducido la condena de violadores y pederastas es perder el tiempo
En 1999, a los hermanos Mu?oz se les apareci¨® en sue?os el de en medio de Los Chichos y le escribieron una rumbita. A m¨ª, que tengo peor suerte, no me visita El Jero sino Irene Montero, que lleva unas semanas apareci¨¦ndoseme. Aunque con variaciones, el sue?o siempre es el mismo: la ministra de Igualdad es una m¨¢s de las madres del parque, con la que pego la hebra y acabo desarrollando esa intimidad casi rid¨ªcula que se da mientras una empuja un columpio.
Montero me habla de sus cr¨ªos y de lo mal que se siente cuando llega a casa y ya est¨¢n para acostarse. Estoy tentada de responderle ¡°hermana, yo s¨ª te creo¡± pero me contengo, porque de pronto se me revela humana, muy humana, as¨ª que no le hago ning¨²n chascarrillo.
Tampoco le mento la rebaja de las penas, ni le digo que en qu¨¦ quedamos, si en que no hay juguetes de ni?o ni de ni?a o en que a nada que mi chaval quiera pintarse las u?as o disfrazarse de Frozen tengo que decirle que su pronombre sentido es ¡°she¡± y que, como le voceaban a Redondo en los noventa por llevar el pelo a taza, ¡°es una ni?a¡±. No la pongo en el brete de pedirle que me defina lo que es una mujer, ni le pregunto si de verdad no hab¨ªa otra menos bocachancla que Pam a la que darle el cargo, ni le reprocho que anda que no dieron la casta?a con que en pol¨ªtica sobraba testosterona y hab¨ªa que feminizar los puestos de poder. Total, para acabar representando esta sorora y decadente pugna mujeril.
Simplemente, la escucho y me escucha, y cuando nos despedimos pienso en que vaya papeleta ponerse a ba?ar cr¨ªos y a leer El Monstruo de colores mientras un pa¨ªs entero te pone a caer de un burro y, sobre todo, mientras los tuyos te apu?alan.
El caso es que no s¨¦ qu¨¦ hacer con mi sue?o, porque para rumbita no da. En 2015, un amigo de la familia, que es morm¨®n, vot¨® a Podemos porque Pablo Iglesias se le apareci¨® en sue?os despu¨¦s de una oraci¨®n que ten¨ªa por objetivo orientar su voto. No s¨¦ si con su visita Irene querr¨¢ guiar el m¨ªo, y en caso de que as¨ª fuera, no sabr¨ªa interpretar en qu¨¦ sentido.
Seguramente lo m¨¢s sensato por su parte habr¨ªa sido imitar a Garz¨®n y, consciente de que resta m¨¢s que suma, haberse vetado a s¨ª misma. Pero pedirle sensatez a quien sigue sacando pecho por una ley que ha reducido la condena de violadores y pederastas es perder el tiempo.
El Ministerio de Igualdad le ha hecho un flaco favor a la causa en la que cree, el feminismo, pero no es eso lo que le critican los suyos, que aplauden su ley trans y su solo s¨ª es s¨ª pero la repudian a ella. Y es verdad que su soberbia es m¨¢s grande que sus meteduras de pata, pero tambi¨¦n lo es que mejor soberbio que traidor. Es cierto que est¨¢ feo invertir dinero p¨²blico en campa?as est¨²pidas para normalizar a las gordas en las playas, como si Benidorm no estuviera lleno de se?oras orondas, pero tambi¨¦n lo est¨¢ hablar en p¨²blico como si una ¡°fuera a entregar un Goya y, sin micros, negocia como si te fuera a sacar los ojos¡±.
Result¨® que al final el cielo no se tomaba por asalto sino por consenso. Un consenso fraguado en un ¡°proceso de escucha¡± en el que, inexplicablemente, caben todes salvo los ministros del Gobierno m¨¢s progresista de la galaxia. Ese que ha sido excelso seg¨²n sus palmeros, ese que se aspira a revalidar.
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