O Trump, o ley
El ataque antidemocr¨¢tico del expresidente a la justicia por su imputaci¨®n encuentra un alarmante grado de apoyo en el Partido Republicano
El escrito de acusaci¨®n del Departamento de Justicia de Estados Unidos contra el expresidente Donald Trump contiene un importante nivel de detalle sobre las pruebas para imputarle hasta 37 delitos relacionados con el manejo de documentos clasificados del Gobierno que se llev¨® de la Casa Blanca. La parte interpretable de cualquier acusaci¨®n y la capacidad t¨¦cnica de la Fiscal¨ªa para lograr una condena se ver¨¢n en el resto del proceso, pero en ese medio centenar de folios se afirma sin margen de duda que Trump sab¨ªa que ten¨ªa que devolver esos documentos, se resisti¨® a entregarlos cuando se los pidieron y minti¨® a sus propios abogados y al FBI sobre ello. Cientos de esos papeles son secretos y contienen informaci¨®n sobre el programa nuclear de EE UU, as¨ª como planes de ataque o de defensa espec¨ªficos de otros pa¨ªses. El relato y las pruebas iniciales de la Fiscal¨ªa son demoledores.
Trump se present¨® el pasado martes en un juzgado federal de Miami, escuch¨® los cargos de boca de un juez, se declar¨® no culpable por medio de sus abogados y despu¨¦s mont¨® su habitual show de subversi¨®n democr¨¢tica que tanto estimula a sus seguidores. Denunci¨® lo que considera una persecuci¨®n pol¨ªtica ¡°escandalosa y salvaje¡±, llam¨® ¡°demente¡± al fiscal especial del caso, exigi¨® a los republicanos ¡°ponerse duros¡± y prometi¨® venganza contra sus enemigos si vuelve a ser presidente.
Es aqu¨ª donde EE UU, y el mundo, se gira para mirar qu¨¦ hace el Partido Republicano, cuyas bases m¨¢s comprometidas est¨¢n dispuestas a aupar a Trump de nuevo como candidato a la presidencia. La din¨¢mica es la misma desde hace ocho a?os y, salvo excepciones, ni una sola vez se ha visto una condena a la altura del desaf¨ªo. Primero tuvieron que elegir entre Trump y la decencia. Despu¨¦s, entre Trump y la verdad. Finalmente, desde que perdi¨® las elecciones, la disyuntiva es entre Trump y la ley, y, por tanto, la democracia misma. El expresidente se enfrenta a 71 cargos criminales en dos jurisdicciones distintas (la federal y la de Manhattan), con varios m¨¢s en camino. La situaci¨®n procesal del expresidente solo puede ir a peor, y con ella su virulencia contra el Estado de derecho.
El inicio de las primarias complica a¨²n m¨¢s la situaci¨®n. Es descorazonador ver c¨®mo estos d¨ªas han sido minor¨ªa las voces republicanas en defensa de la justicia frente a Trump. Ni siquiera los candidatos que lo han criticado abiertamente, como Mike Pence o Chris Christie, parecen dispuestos a combatirlo si llega a ser nominado. Ya no caben razones de pragmatismo pol¨ªtico para sostener una tibieza que siempre fue inaceptable y vergonzante. Si finalmente el Partido Republicano se rinde a su destrucci¨®n y vuelve a elegir a Trump como candidato, la votaci¨®n de 2024 ya no ser¨¢ un refer¨¦ndum sobre sus pol¨ªticas o sobre su persona. Ser¨¢ un refer¨¦ndum sobre el Estado de derecho en un pa¨ªs al borde del abismo.
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