Leonardo DiCaprio y la tarifa ¡®premium¡¯ del ¡®Titanic¡¯
Nuestro voyerismo es selectivo. Y nuestros clics en las pantallas, los chispazos que atraen nuestra atenci¨®n antes de que saltemos al siguiente n¨²mero del circo, nos delatan
No sabemos si Leonardo DiCaprio se habr¨ªa dejado llevar a las profundidades oce¨¢nicas para salvar a una afgana en harapos que nos pudiera contar su historia de amor varias d¨¦cadas despu¨¦s, como Kate Winslet en Titanic. Pero lo dudamos. Incluso dudamos de que esa afgana hubiera capturado nunca nuestro inter¨¦s.
Pero ya sabemos una cosa: si los dos paqu¨ªstan¨ªes que han muerto esta semana por el capricho de ver el Titanic no hubieran pagado 500.000 d¨®lares por ello, sino 5.000 por subirse a una barcaza cutre en el Mediterr¨¢neo, habr¨ªamos apagado la tele. Nuestro voyerismo es selectivo. Y nuestros clics en las pantallas, los chispazos que atraen nuestra atenci¨®n antes de que saltemos al siguiente n¨²mero del circo, nos delatan. Somos penosos.
Shahzada Dawood, de 48 a?os, y su hijo, Suleman, de 19 a?os, eran de Pakist¨¢n, como miles de compatriotas suyos que intentan llegar a Europa desde su mismo pa¨ªs. Pero, perdonen, a¨²n hay clases: estos eran millonarios y ten¨ªan pasaporte brit¨¢nico. Por eso nos interesan.
Y es que, como la tarifa el¨¦ctrica, valemos seg¨²n la p¨®liza suscrita. Si usted quiere ir a ver los restos del Titanic por pura aventura en lugar de viajar para buscar trabajo, tendr¨¢ derecho a amplia cobertura medi¨¢tica, despliegue de batiscafos, buques de guerra, implicaci¨®n de Gobiernos, naves de apoyo, retransmisi¨®n en directo y ruedas de prensa en uniforme. Hay m¨¢s.
Navegar en submarino tambi¨¦n forma parte de la tarifa premium. Le dar¨¢ derecho a reportajes sobre su identidad, sus finanzas, su edad y lo que deje atr¨¢s en caso de fallecimiento. Si adem¨¢s viaja de cinco en cinco en vez de hacinado entre 800 pasajeros, sus fotos personalizadas dar¨¢n vueltas y vueltas por todas las pantallas del globo. Merece la pena.
Porque si elige una tarifa b¨¢sica sin submarino, sin Titanic y sin Leonardo DiCaprio, dese por contento con salir un d¨ªa o dos en los peri¨®dicos. Sin su nombre. Para pens¨¢rselo.
Nos gusta contemplar a los millonarios, averiguar o imaginar en qu¨¦ minuto exacto y a qu¨¦ latitud y profundidad se desgarraron, implosionaron o dejaron de respirar, mientras ignoramos a la gente com¨²n. ?Para qu¨¦ nos iba a preocupar un paquistan¨ª sin papeles ni pedigr¨ª pudiendo entretenernos con uno al que envidiamos?
Casi me alegro de que, en nuestro mundo, el regalo a un hijo sea un m¨®vil en el mejor de los casos. Sin riesgos de implosionar en submarino. Y brindo por las v¨ªctimas del Mediterr¨¢neo. @bernagharbour
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