Chile, el golpe y la memoria

Todo comenz¨® con una conversaci¨®n acad¨¦mica en Radio Universidad de Chile. O quiz¨¢ no y la charla entre el soci¨®logo de izquierdas Manuel Antonio Garret¨®n y Patricio Fern¨¢ndez, asesor del presidente Gabriel Boric y coordinador de la conmemoraci¨®n de los 50 a?os del golpe de Estado de 1973, fue solo un pretexto. El caso es que unas palabras de Fern¨¢ndez, un extracto de apenas 90 segundos en una entrevista de casi 50 minutos que inund¨® Twitter y las redes sociales, abrieron la caja de Pandora. La historia termin¨® la semana pasada con la renuncia del afectado despu¨¦s de que un sector del Partido Comunista, parte del Gobierno, y organizaciones de derechos humanos le acusaran de relativizar el quiebre de la democracia a manos del dictador Augusto Pinochet.

Lo sucedido en Chile no es solo un episodio de gresca pol¨ªtica local, porque detr¨¢s hay un debate universal sobre la memoria, la convivencia y el lenguaje. Adem¨¢s, nos habla de la relaci¨®n entre las distintas sensibilidades de una coalici¨®n de izquierdas. Pero empecemos por la supuesta manzana de la discordia. Fern¨¢ndez, escritor y periodista, no rest¨® de ninguna manera importancia a la gravedad del golpe. Dijo que, en un pa¨ªs dividido, se puede ¡°intentar acordar que sucesos posteriores a ese golpe son inaceptables en cualquier pacto civilizatorio¡±, en referencia a la dictadura de Pinochet. El propio Garret¨®n lo corrobora en un v¨ªdeo aclaratorio: ¡°Concordamos en que el golpe militar no tiene ninguna justificaci¨®n, ni explicaci¨®n, ni contexto que permitan legitimarlo¡±.

No fue suficiente para apaciguar las aguas. El hecho de poner el foco en la barbarie posterior al golpe desat¨® una serie de ataques a Fern¨¢ndez, cuyo discurso iba en l¨ªnea con lo expresado por el propio Boric en un reciente programa de televisi¨®n. La diputada comunista Lorena Pizarro fue una de las m¨¢s beligerantes. ¡°Me parece inconcebible que se haya nominado a este se?or sin tener ning¨²n v¨ªnculo con la causa¡±, lanz¨®. El periodista fund¨® en 1998 el semanario The Clinic, un gui?o a la London Clinic en la que acababa de ser detenido Pinochet, y particip¨® en el ¨²ltimo y fallido proceso para reescribir la Constituci¨®n como independiente adscrito al Colectivo Socialista.

El agrio debate generado en Twitter, no exento de cr¨ªticas de los sectores m¨¢s duros de la coalici¨®n dirigidas al propio Boric, volvi¨® a avivarse a ra¨ªz de dos opiniones encontradas sobre la pol¨¦mica, ambas publicadas por EL PA?S. La primera es una columna del escritor Rafael Gumucio, que critica cierta concepci¨®n patrimonial de los derechos humanos y el ¡°instinto de exclusi¨®n que suele ejercer el Partido Comunista y sus sat¨¦lites¡±. En ella se?ala abiertamente a la diputada de esa organizaci¨®n Carmen Hertz, quien respondi¨® con otro art¨ªculo que no escatima acusaciones a Fern¨¢ndez y llega a hilar un paralelismo, al igual que hizo en redes, entre la derecha y ¡°los progresistas¡±.

La comparaci¨®n es un viejo caballo de batalla, a los dos lados del Atl¨¢ntico, de los sectores de la izquierda que m¨¢s suelen reivindicar su pureza. Tambi¨¦n por esta raz¨®n, el caso de Patricio Fern¨¢ndez es especialmente emblem¨¢tico. El periodista dio un paso al costado el pasado mi¨¦rcoles. ¡°Presidente, mi persona se ha vuelto un escollo para el buen desarrollo de esta conmemoraci¨®n¡±, escribi¨® en su carta de renuncia, en la que recuerda el reto de convivencia de los chilenos. ¡°El desaf¨ªo es grande, hay deudas por saldar, dolores que comprender, rencores e intolerancias que vencer¡±. Boric lo defendi¨®. Lo calific¨® de ¡°tremendamente respetuoso con los derechos humanos¡± y rechaz¨® las acusaciones en su contra: ¡°Jam¨¢s justificar¨ªa el quiebre de la democracia en un golpe de Estado¡±. Al mismo tiempo, acept¨® su dimisi¨®n al comprender sus razones. Fern¨¢ndez no ser¨¢ reemplazado y su plaza quedar¨¢ vacante.