Un feminismo generoso
Creer que la causa de las mujeres es ajena a la voluntad de mejora de un mundo cada d¨ªa m¨¢s amenazado por la codicia y el nihilismo de quienes no piensan ni en el futuro de sus nietos es empobrecerla
No paro de leer y escuchar en los ¨²ltimos tiempos algo que me deja perpleja, algo as¨ª como que a las mujeres feministas se nos carga, por si la lucha de la mujer fuera poca, con el peso del resto de activismos, el medioambiental, el antirracista (que incluir¨ªa la defensa de la inmigraci¨®n), el bienestar animal o, sin ir m¨¢s lejos, la causa trans en lo que algunas consideran ¡°nuestras filas¡±. Y no deja de extra?arme esa reivindicaci¨®n del feminismo como algo puro y desconectado de los otros llamados de la realidad. En primer lugar, no entiendo el feminismo como una carga, sino como una liberaci¨®n, igual que no entiendo el ser mujer como una penuria constante y victimizada, sino como el convencimiento de que est¨¢s en tu derecho a tomar la palabra. En este sentido, todas las mujeres que han dejado su huella en el pedregoso camino feminista respondieron a las causas de su ¨¦poca, fuera la rebeld¨ªa contra la moral asfixiante, como as¨ª retrata la novelista George Elliot la sociedad inglesa del XIX, la lucha obrera de la que dej¨® cuenta Emma Goldman en sus memorias, el pacifismo defendido por mujeres como Grace Paley en su lucha contra la guerra del Vietnam, el antirracismo de Carson McCullers, el activismo incansable de Nadine Gordimer contra el apartheid, la defensa de la ciudad habitable de Jane Jacobs, el de Nina Simone contra la violencia racista o el de tantas sindicalistas espa?olas que al tiempo que luchaban contra la dictadura ten¨ªan que enfrentarse a la doble discriminaci¨®n de la mujer en el universo laboral. Ejemplos hay tantos que casi sonroja nombrar a unas pocas. No creo que ninguna de ellas se planteara una cirug¨ªa que extrajera la causa de la mujer del mundo en el que se desarrollaron sus vidas. As¨ª, Astrid Lindgren transform¨® su triste experiencia de maternidad desprotegida en una entrega sin tregua a los derechos de la infancia.
Pienso en esto de la segregaci¨®n de las causas cuando escucho a la flamante nueva presidenta de la comunidad extreme?a, la se?ora Guardiola. La por un d¨ªa d¨ªscola mujer, elimina, como Vox quer¨ªa, la consejer¨ªa de Igualdad, pero se la adjudica ella misma para que no se diga que descuida la causa; al mismo tiempo, concede la consejer¨ªa de Gesti¨®n Forestal y Mundo Rural a ese socio abiertamente negacionista de la amenaza clim¨¢tica y se relame con un bomb¨®n que ambos partidos saborean: el medio ambiente no puede ser un lastre para el desarrollo extreme?o. Qu¨¦ decir, me siento afectada por las dos cuestiones, la que desde?a la violencia de g¨¦nero y la que amenaza con destruir el tesoro irremplazable de esa comunidad que son sus terrenos forestales; ya se sabe que en Espa?a no se ha inventado otro modelo de desarrollo que el que acaba con la biodiversidad para convertir nuestra tierra en desierto.
En una sociedad tendente al individualismo como esta en la que vivimos, creer que la causa de las mujeres es ajena a la voluntad de mejora de un mundo cada d¨ªa m¨¢s amenazado por la codicia y el nihilismo de quienes no piensan ni en el futuro de sus nietos es empobrecerla. Se trata de actuar con generosidad, de asumir la defensa de la libertad de expresi¨®n, el medio ambiente, la lucha contra la violencia de g¨¦nero, la igualdad salarial, la inmigraci¨®n, la educaci¨®n, la sanidad¡ ?Son demasiadas causas? No, es la vida misma. Son las mismas causas de siempre, afectadas en el presente por la urgencia clim¨¢tica. Y s¨ª, se?or Rajoy, tambi¨¦n nos importan las personas trans. Es m¨¢s, dir¨ªa que quien sabe incluir, en ese tratado ideol¨®gico que escribe entre medias la cabeza y el coraz¨®n, el bienestar de todos los seres humanos tiene sin duda la capacidad para entender mejor la complejidad del mundo. No pesan las causas porque todas ellas est¨¢n fuertemente tejidas entre s¨ª. Ojal¨¢ sepamos transmitir a las mujeres j¨®venes esta idea inclusiva de una causa tan transformadora como es la nuestra.
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