Viejos y nuevos retos para grandes pol¨ªticas
El combate contra las desigualdades m¨²ltiples ¡ªde g¨¦nero, de clase, de trabajo¡ª tiene que figurar como prioridad pol¨ªtica del nuevo Gobierno a trav¨¦s del fortalecimiento del Estado y las instituciones
¡°Tenemos emociones del Paleol¨ªtico, instituciones medievales y tecnolog¨ªa propia de un Dios. Y eso es terriblemente peligroso¡±. (Edward O. Wilson)
Los cambios pol¨ªticos suelen venir acompa?ados de indignaci¨®n, odio, humillaci¨®n o esperanza, emociones que se ponen por delante de los resultados de la acci¨®n gubernamental y del contenido de las propuestas electorales. Una vez contados los votos, sin embargo, quien consiga la confianza del Parlamento tiene que gobernar y eso significa centrar la acci¨®n pol¨ªtica en mejorar la vida de la gente.
No ser¨¢ f¨¢cil en un entorno de tormenta perfecta con inundaciones y sequ¨ªas que agostan cosechas y empiezan a afectar al turismo. La atroz guerra de Ucrania que desestabiliza la paz y la econom¨ªa. Los avances de la inteligencia artificial generativa auguran cambios dr¨¢sticos que transforman los empleos. El envejecimiento de la poblaci¨®n, particularmente en Espa?a y en Europa. Estos son grandes retos globales, pero al mismo tiempo constituyen desaf¨ªos locales que se manifiestan en vulnerabilidades reales, percibidas con alarma por la poblaci¨®n.
En t¨¦rminos de pa¨ªs, junto a los anteriores, un reto principal de esta legislatura ser¨¢ evitar el retroceso en conquistas sociales que la ciudadan¨ªa espa?ola da por hechas, tanto en servicios p¨²blicos como en derechos, con los que cuenta para seguir desarrollando sus proyectos vitales. Para reducir las desigualdades y particularmente la exclusi¨®n social severa, el pa¨ªs deber¨¢ seguir alej¨¢ndose del vetusto e injusto modelo de bajos salarios e impuestos, servicios p¨²blicos insuficientes y tasas de crecimiento econ¨®mico modestas.
La igualdad de g¨¦nero tiene que seguir en el centro de la agenda pol¨ªtica, evitando la ideologizaci¨®n y la confrontaci¨®n que han favorecido al antifeminismo. Persisten desigualdades flagrantes en el acceso femenino a los recursos, los derechos y el poder, tambi¨¦n en los ¨¢mbitos de las tecnolog¨ªas digitales, y en particular cuando las mujeres son madres o tienen responsabilidades de cuidados. La organizaci¨®n de una oferta p¨²blica de cuidados de calidad y asequible es otro reto ineludible, acompa?ado de pol¨ªticas de familia dise?adas considerando que en la Espa?a de hoy las mujeres sostienen econ¨®micamente los hogares en paridad con los hombres, y que hay casi un mill¨®n de hogares monoparentales encabezados por una mujer.
La violencia de g¨¦nero por su parte afecta cada vez m¨¢s a chicas muy j¨®venes, con nuevas manifestaciones de violencia online, acoso sexual y violaciones en manada, y la desastrosa influencia de la pornograf¨ªa. Solo la educaci¨®n har¨¢ resilientes a nuestras ni?as y j¨®venes, tambi¨¦n a los chicos, ante estos riesgos. El Estado tiene que reforzar las libertades de las mujeres y asumir su protecci¨®n. Hay que recuperar la agenda juvenil y a la juventud para la pol¨ªtica. Nuestros j¨®venes, notablemente preparados, necesitan salarios dignos que les permitan desarrollar un proyecto de vida propio. Y pol¨ªticas de vivienda p¨²blica en alquiler que les eviten ser v¨ªctimas de la especulaci¨®n inmobiliaria.
La ONU calcula que en 2050 la UE tendr¨¢ un d¨¦ficit de 60,8 millones de trabajadores. No bastar¨¢ con aumentar la natalidad, alargar la edad de jubilaci¨®n o incorporar m¨¢s mujeres al mercado laboral. Con la actual pol¨ªtica migratoria s¨®lo se cubrir¨¢ el 23% de estas necesidades. El desaf¨ªo, por tanto, no puede reducirse a la gesti¨®n de fronteras sino al desarrollo de pol¨ªticas completas de cooperaci¨®n con los pa¨ªses terceros y que, en nuestro suelo, integren a las personas migrantes y mejoren la convivencia, reconociendo su car¨¢cter imprescindible para el funcionamiento de sectores clave de la econom¨ªa espa?ola. En este contexto, alentar la ola antiinmigraci¨®n que recorre Europa equivale a un tiro en el pie.
Pero la agenda no es solo el qu¨¦ sino, sobre todo, el qui¨¦n y el c¨®mo. Por ello, ninguno de los desaf¨ªos se?alados ¡ªni otros muchos igualmente pendientes como los desequilibrios entre el mundo urbano y rural¡ª podr¨¢n afrontarse sin un cambio radical de las reglas del juego. La tarea primordial es recuperar la dignidad de la pol¨ªtica y la confianza en la clase pol¨ªtica, superando la polarizaci¨®n y el regate corto para poner el foco, de verdad y no ret¨®ricamente, en el bien com¨²n. Cada vez conocemos mejor los resortes de la mente humana y el uso de ese conocimiento para manipular el comportamiento en beneficio propio, confirmar prejuicios y desechar evidencias es muy tentador. Pero tambi¨¦n puede servirnos para crecer en pensamiento cr¨ªtico y madurez, resignificando la pol¨ªtica como ejercicio de expansi¨®n de las capacidades humanas y de cultivo de nuestra mejor y m¨¢s generosa versi¨®n.
Reforzar el papel del Estado y las instituciones es crucial. Las recientes crisis han demostrado que el Estado puede ser muy eficiente y, sobre todo, indispensable. Pero hay una enorme tarea que hacer para recapitalizarlo estrat¨¦gica y t¨¦cnicamente, desburocratizar e innovar procedimientos, articular su rol con el de otros actores, reconocer su funci¨®n esencial en las cadenas que crean valor econ¨®mico y optimizar su capacidad para mantener un suelo social que no deje a nadie atr¨¢s.
Para ello urge retomar los pactos de Estado, porque no habr¨¢ ning¨²n tipo de soluci¨®n fuera de ellos. Pactos que no solo involucren a los partidos pol¨ªticos, sino a las Administraciones (estatales, auton¨®micas y locales), empresas y sociedad civil. La complejidad no es abordable con un modelo caudillista y una poblaci¨®n desinformada e infantilizada que se deja llevar por quien m¨¢s prometa y le diga lo que quiere escuchar. Necesitamos conjugar diversidades, tejer alianzas y una tupida red de soluciones compartidas a trav¨¦s de la acci¨®n colectiva en red, que es lo propio de sociedades maduras.
Pretender, por otra parte, primar una perspectiva localista sobre los problemas que nos afectan, empe?¨¢ndose en cultivar entornos aislados, endog¨¢micos y desconectados entre s¨ª es un canto de sirena que solo puede conducirnos al desastre. Evitar que las consecuencias de las pol¨ªticas orientadas a resolver los problemas globales recaigan exclusivamente sobre los afectados locales requiere tanto apoyos compensatorios para sobrellevar las transiciones, como tambi¨¦n desplegar esfuerzos pedag¨®gicos que muestren que las soluciones individuales a corto plazo pueden ser insostenibles a medio plazo. M¨¢s all¨¢ de ello, vivimos en una ¨¦poca en la cual necesitamos romper dicotom¨ªas inservibles que separan y nos separan; es la ¨¦poca de la polinizaci¨®n cruzada, la ruptura de silos y la interdisciplinariedad.
El desarrollo de la democracia en Espa?a est¨¢ ligado desde sus inicios a la Uni¨®n Europea, en una afortunada combinaci¨®n de aportaci¨®n de fondos y exigencias de modernizaci¨®n legislativa para adaptarnos a los est¨¢ndares democr¨¢ticos europeos. Espa?a corresponde en esta presidencia de turno liderando propuestas para aumentar la autonom¨ªa de la UE y contribuir a apuntalarla como potencia geopol¨ªtica global, estrechando lazos con Latinoam¨¦rica. Fortalecer Europa ¡ªy Espa?a en Europa¡ª es un reto inexcusable para nuestro pa¨ªs, m¨¢s en el convulso contexto actual.
Y puede que la mayor comuni¨®n entre lo global y lo local est¨¦ hoy representada por la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030. Esa agenda no es un ¡°invento¡± de Naciones Unidas sino un acuerdo sin precedentes firmado por 193 pa¨ªses, al que se sumaron empresas y tercer sector de cada uno de ellos, para definir un marco com¨²n de cooperaci¨®n a nivel mundial, junto al abordaje de los grandes problemas internos de cada pa¨ªs en cuestiones clave como la pobreza, la salud, las desigualdades sociales y de g¨¦nero, la vida urbana y rural o la emergencia clim¨¢tica.
Hoy m¨¢s que ayer, es momento de reivindicar agendas ¡ªglobales y locales¡ª que impulsen la sostenibilidad de la vida y apelen a la grandeza del coraz¨®n humano, renunciando a explotar sus miserias. Es una propuesta de generosidad, pero tambi¨¦n de ego¨ªsmo, porque su naufragio supondr¨ªa tambi¨¦n el nuestro.
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