La deshumanizaci¨®n de los animales
Para hacer frente a los genocidios, quiz¨¢ haya que vestir otros pensamientos
¡°Estamos luchando contra animales humanos y actuamos en consecuencia¡±, declar¨® el ministro de Defensa israel¨ª, Yoav Gallant, en un intento de justificar lo injustificable: el corte de agua, electricidad, gas y alimentos a la poblaci¨®n de la franja de Gaza tras la masacre de civiles israel¨ªes a manos del grupo terrorista Ham¨¢s. La frase ejemplifica lo que varios articulistas de todo el mundo han definido como la ¡°deshumanizaci¨®n¡± de aquellos que son ¨¦tnica o racialmente diferentes, ra¨ªz de los genocidios ocurridos a lo largo de la historia. Como el de los tutsis en Ruanda, a quienes los hutus llamaban ¡°cucarachas¡±. ¡°Matad a las cucarachas¡±, se exhortaba por la radio y los peri¨®dicos. Y 800.000 tutsis fueron asesinados en 100 d¨ªas en 1994.
Al tratar al otro como un ¡°animal¡±, el exterminio estar¨ªa justificado. Bastar¨ªa con promover la deshumanizaci¨®n para autorizar la matanza. Esta deshumanizaci¨®n mutua es quiz¨¢ el ¨²nico consenso expl¨ªcito entre la extrema derecha israel¨ª liderada por Benjamin Netanyahu y los dirigentes de Ham¨¢s. Para ambos lados, la ¨²nica salida es barrer al otro no solo de su territorio, sino de la vida. Y, para ello, toda la violencia contra la poblaci¨®n civil ser¨ªa leg¨ªtima. Pero, ?se trata de deshumanizaci¨®n?
Desde una perspectiva euroc¨¦ntrica, sin duda. Sin embargo, merece la pena arriesgarse a pensar desde otras tradiciones filos¨®ficas, que desaf¨ªan el antropocentrismo ¡ªla especie humana en el centro¡ª. Para muchos de los pueblos originarios de las Am¨¦ricas, por ejemplo, ¡°los animales son personas¡±. La humanidad reside en el punto de vista de quien mira. Lo que significa que, para s¨ª mismos, los animales son humanos. No es posible explicar algo tan complejo en tan poco espacio. Para profundizar en esta idea, sugiero sumergirse en el fascinante concepto de ¡°perspectivismo amerindio¡±, elaborado por los antrop¨®logos brasile?os Eduardo Viveiros de Castro y T?nia Stolze a partir del conocimiento de distintos pueblos originarios.
As¨ª pues, lo que todos comparten no es la ¡°animalidad¡±, sino la ¡°humanidad¡±. Esta visi¨®n es evidente en los mitos, que evocan una ¨¦poca en la que los diferentes seres se comunicaban y se reconoc¨ªan mutuamente como humanos. No se trata de una mera inversi¨®n, sino de un desplazamiento radical del pensamiento colonizador. Si lo traigo en este momento de horror desencadenado por los acontecimientos de Oriente Pr¨®ximo es porque sospecho que la denuncia de la ¡°deshumanizaci¨®n¡± del otro, al ser denominado ¡°animal¡±, aunque sea ¡°animal humano¡± ¡ªya sea jud¨ªo o palestino¡ª, sigue remitiendo a la misma l¨®gica que mueve la guerra, todas las guerras. La denuncia opera, por lo tanto, con la misma l¨®gica que denuncia.
Este pensamiento y esta l¨®gica son los mismos que provocan la sexta extinci¨®n masiva de especies y el calentamiento global, una concepci¨®n del mundo que ha perdido la posibilidad de entender que todas las vidas tienen cabida y todos comparten el mismo destino, y esta es quiz¨¢ otra traducci¨®n de las humanidades, en plural. Creo que hay que romper el enclaustramiento de la comprensi¨®n de los mundos para poder crear una salida. Si hay alguna posibilidad de que salgamos del horror, es mediante la descolonizaci¨®n radical del pensamiento.
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